es el funcionario encargado de La Biblioteca Mary Baker Eddy para el Adelanto de la Humanidad, y Redactor Ejecutivo de la revista de la Biblioteca. Ha colaborado en el desarrollo de la misma en todos los niveles desde que se estableció. A continuación, responde algunas de las preguntas que los miembros de la iglesia y otras personas han estado haciendo.
¿Podría decirnos con qué propósito se estableció la Biblioteca Mary Baker Eddy?
El propósito fundamental es el de promover la búsqueda universal de espiritualidad y de la Ciencia del ser, y de su efecto en la salud y el progreso humanos. No está “consagrada” exclusivamente a Mary Baker Eddy, sino que es una institución dedicada a dar a conocer sus escritos y a través de ellos, las ideas y el legado de cuanto ella descubrió y fundó. Es también una institución que, como The Christian Science Monitor, tiene el profundo compromiso de elevar espiritualmente a la humanidad.
El trabajo de la Biblioteca, como la obra de la persona que le da su nombre, está consagrado a promover el peregrinaje hacia el Espíritu de toda la humanidad. El nombre de la Sra. Eddy encima de la puerta de entrada no es un símbolo de adoración personal, sino un constante recordatorio del compromiso que tiene la Biblioteca con la devoción que ella tenía por la humanidad, y que se reflejará en todos los programas, exhibiciones y publicaciones de la Biblioteca.
¿Cómo son la nueva biblioteca y sus instalaciones?
Una vez alguien me contó que en el lugar donde se reúne la Comisión Directiva de una pequeña iglesia del centro de los Estados Unidos, hay un boceto del edificio que hizo un arquitecto mucho antes de que hubieran podido recolectar el dinero para su construcción. Debajo del dibujo dice: “Delante de la visión está lo tangible”.
Al colaborar con los arquitectos de la Biblioteca (la firma Ann Beha Associates) trabajamos para mantener siempre en el pensamiento la finalidad de la Biblioteca. Ese enfoque — por definición — incluye luz, amplitud, facilidad de acceso y la eliminación de muros que habían mantenido escondidas del mundo, por tanto tiempo, la vida y las ideas de la Sra. Eddy. Si bien la humanidad ha sentido el efecto de la levadura espiritual de esa vida y de esas ideas, ya era tiempo de que se conocieran y entendieran.
De modo que demolimos los muros de concreto y granito, hicimos un jardín, y una entrada de vidrio diseñada para persuadir al sol de la tarde a que derrame su luz en la entrada y anime a los que pasan a mirar el interior sin secretos ni misterios.
Al mismo tiempo, la colección de escritos y objetos que registran esa vida y esas ideas también necesitaban ver la luz del día, y estar disponibles y accesibles. El mantener ese material confinado en el depósito privado de una Iglesia no le transmite al mundo la idea de que el legado de la Sra. Eddy es tan relevante hoy en día.
En realidad, si los guardamos la gente va a pensar que estos materiales son de interés sólo para un pequeño grupo de estudiosos o para los miembros de una denominación religiosa, con el riesgo de que se aísle o se subestime el trabajo de toda una vida y un legado que pertenece a todos.
La Biblioteca no ocupa un espacio nuevo, sino un lugar desocupado en el edificio de La Sociedad Editora de la Christian Science. La inversión principal ha sido para la preparación y las reformas del espacio que se usa como biblioteca. Esa conversión incluirá la renovación del Salón de las Banderas (antiguo vestíbulo del edificio de la Sociedad Editora), la renovación y mejoras de lo que era la sala de ventas, y la renovación del Mapparium, importante punto turístico de Boston.
La Biblioteca será una importante adición a las 5,7 hectáreas de la plaza de la Christian Science, abierta y accesible al público, incluso en días feriados. Está diseñada para ser un lugar acogedor y fácil de usar, no recargado y nada imponente o apabullante. No tiene el propósito de impresionar, sino de inspirar.
Pero la Biblioteca no se limita a un lugar, ¿no es así?
Así es. Por ejemplo, en la próxima Asamblea Anual vendrán miles de personas a celebrar la presentación de la Biblioteca y, por medio del sitio de la misma en la Web, tendrán acceso a sus recursos por Internet las 24 horas del día, tanto aquí en Boston como cuando regresen a sus hogares en distintos países del mundo. Eso es lo grandioso de la tecnología actual. Esas ideas le pertenecen al mundo y por lo tanto deben estar disponibles de tantas maneras como la tecnología lo permita.
¿En cuanto a los derechos de autor se refiere, cuáles son los aspectos a considerar al crear una biblioteca pública?
En su testamento Mary Baker Eddy dejó todas sus propiedades, incluyendo los derechos de propiedad intelectual (derechos de autor, marcas registradas, etc.) a La Iglesia Madre. La Junta Directiva de la Christian Science, en su calidad de Administración Fideicomisaria según lo dispone el testamento de Mary Baker Eddy, tiene la responsabilidad y la obligación de preservar cuidadosamente y administrar debidamente los recursos que están bajo su cuidado. Eso incluye los cientos de miles de páginas de las obras inéditas de la Sra. Eddy.
En 1976 el Congreso de los Estados Unidos promulgó una ley eliminando la protección indefinida del derecho de autor para las obras inéditas, y estableció un plazo para dicha protección. Para las obras inéditas como las que estaban en los archivos de la Iglesia, el Congreso extendió todos los derechos de autor ya existentes de obras inéditas, hasta el 31 de diciembre del 2002, especificando que si el poseedor de tales derechos publicaba esas obras antes de que terminara el año 2002, los derechos de autor se extenderían hasta el 2047.
La divulgación de esas obras se puede efectuar mediante la impresión y distribución de libros, o poniendo el material inédito a disposición de todos y sin restricciones, a través de una biblioteca abierta al público. Sólo una pequeña parte de este material ha sido publicada en biografías de la Sra. Eddy, autorizadas por la Junta Directiva.
La Biblioteca Mary Baker Eddy estará abierta en un horario conveniente, proveerá lugar adecuado y utilizará un sistema de indexación de uso corriente. De acuerdo con las normas de las bibliotecas públicas, la Biblioteca Mary Baker Eddy será de modestas proporciones y bajo costo de mantenimiento. Albergará aproximadamente 10.000 libros, a diferencia de la Biblioteca pública de Boston, que tiene una colección de 1.040.000 libros, o de uno de sus anexos, que posee alrededor de 57.000 ejemplares.
¿Por qué crear la Biblioteca por el mero hecho de asegurar la protección del derecho de autor? ¿Por qué no mantener el material en depósito?
Si se mantuviera el material en depósito se mantendría su confidencialidad, pero se perdería el derecho de autor.
La confidencialidad es relativa ya que buena parte del material está compuesto de cartas que la Sra. Eddy escribió a otras personas. Durante sus últimos años, y en forma más intensa después de su muerte, esas cartas fueron adquiridas por La Iglesia Madre o donadas por los destinatarios o sus herederos. Originalmente, cuando se donaban las cartas a la Iglesia, se hacían copias que se entregaban a los donantes. Así que existen copias de este material fuera de los archivos que serán del dominio público, a menos que se tomen acciones para garantizar tiempo adicional para publicarlo en exclusividad. Si no se toman las debidas precauciones, cualquiera podría publicar las copias de esas cartas sin la debida correspondencia, antecedentes y contexto que la Biblioteca Mary Baker Eddy puede ofrecer.
¿Existe algún peligro de que los documentos se pierdan, sean robados o dañados cuando el público tenga amplio acceso a esos materiales tan preciados?
No. Para cuando la Biblioteca sea abierta al público se habrán hecho copias, tanto electrónicas como en papel, de todos los escritos de la Sra. Eddy y algunos otros documentos históricos de la colección. También estamos transcribiendo esos documentos para facilitar su lectura e investigación. El público tendrá acceso a esas copias (tanto electrónicas como en papel) y podrán verlas en libros y computadoras localizadas en el tercer y cuarto piso. Las copias serán acompañadas de una transcripción para facilitar la lectura.
Los documentos originales serán cuidadosamente preservados en bóvedas seguras y de clima controlado. Se proveerá de estos materiales a los investigadores solamente cuando puedan dar buena fe de la necesidad de ver o examinar el documento verdadero. Se aplicará la misma política para los objetos.
De esta manera, los manuscritos originales estarán disponibles sólo a pedido y por una buena causa. Un miembro del personal de la Biblioteca permanecerá en el lugar mientras los investigadores encuentran lo que están buscando, y por supuesto deberán antes depositar sus bolsos, portafolios, abrigos y lapiceras en casilleros especiales fuera del área de investigación.
Ya que mucho de este material inédito comprende cartas de la Sra. Eddy, ¿considera usted que ella las habría querido publicar?
Hay muchas referencias que indican que un buen entendimiento de su vida contribuiría a un mejor entendimiento y al éxito de la Christian Science.
Sin embargo, ella previó sabiamente el peligro de centrar la atención en su historia personal, cuando muchos de sus seguidores podrían fácilmente haber incurrido en la adulación personal de su Guía, y cuando los críticos intentaban desacreditarla.
En 1891 ella escribió a Augusta Stetson: “Oh, la maravilla de mi vida. ¿Qué se pensaría de ella si se conociera una millonésima parte de sus detalles? Pero esto no puede ser ahora. Tomará siglos el hacerlo”. H00013, carta a Augusta Stetson, 28 de abril de 1891.
Las memorias de Adam Dickey son reveladoras en este sentido. Él escribió en una oportunidad: “Yo sabía que la Sra. Eddy tenía aversión a que el público conociera su vida privada. También sabía que en varias ocasiones le propusieron que escribiera la historia de su vida y sus experiencias, a lo que ella firmemente se negó. Su respuesta a esta clase de proposiciones era: ‘No ha llegado aún el tiempo de que mi historia sea escrita’ ”. Reminiscencias de Adam Dickey, 1927, pág x.
Tal vez las últimas palabras de la Sra. Eddy en esta aparente paradoja fueron escritas por Adam Dickey en 1909: “En cuanto a escribir mi historia, eso no se hará mientras yo esté aquí en la tierra”. De ahí en más, en su testamento, la Sra. Eddy dejó todas sus cartas, manuscritos, correspondencia, correcciones, borradores y cuadernos bajo el cuidado de su Iglesia.
¿Existe en el Manual de la Iglesia alguna referencia a la publicación de los documentos privados de la Sra. Eddy?
En el Manual de La Iglesia Madre, Artículo I, Sección 6, se establece claramente que es La Junta Directiva de la Christian Science la que debe manejar los negocios de La Iglesia Madre. En este caso en particular, son ellos los que deben tomar las decisiones concernientes a la administración de la propiedad intelectual de la Sra. Eddy, o sea, sus escritos. Y la Junta Directiva se refiere al Manual para manejar la presente situación.
Los miembros de la Iglesia han preguntado si la publicación de cualesquiera de las cartas privadas de la Sra. Eddy no contradice el Artículo XXII, Sección 8, titulado “Comunicaciones privadas”. Es necesario aclarar ciertos puntos sobre esta estipulación. Primero, cae bajo la categoría de estipulaciones de los estatutos conocidas como “cláusulas de consentimiento”. Es un principio legal bien fundamentado que, cuando a la persona nombrada (en este caso la Pastora Emérita), le es físicamente imposible llevar a cabo condiciones específicas, la autoridad más cercana — en este caso, La Junta Directiva de la Christian Science — asume la responsabilidad.
Durante más de siete décadas la Junta Directiva de la Christian Science ha publicado cartas inéditas de la Sra. Eddy que podría decirse están bajo la categoría de la “comunicación estrictamente confidencial”, de la que habla el Artículo XXII, Sección 8. Muchas de esas cartas están en los tres libros de Robert Peel sobre la vida de la Sra. Eddy, así como en otras biografías.
La misma Sra. Eddy autorizó la publicación de tales cartas. En 1907 suspendió esa provisión del Manual para permitir que sus cartas privadas fueran presentadas como evidencia en el juicio de los llamados “Amigos Cercanos”.
Originalmente, la Sra. Eddy había establecido esta regla como una severa advertencia a los miembros para que resistieran la tentación de dar a conocer insensatamente sus conversaciones privadas o la correspondencia que mantenían con ella, y usar sus cartas y consejos para promover sus propias opiniones y motivos personales. Sin embargo, no hay ninguna evidencia registrada que indique que tenía la intención de que este estatuto rigiera la publicación de este material una vez que ella no estuviera, y existen al menos algunos indicios de que su intención respecto a este estatuto, fuera de aplicación inmediata y no histórica.
No obstante, la Junta Directiva, en un proceso que comenzó hace una década, ha revisado y a menudo vuelto a revisar, cada una de esas cartas y escritos de Mary Baker Eddy. Ha aplicado los estatutos y el espíritu de los mismos a esa revisión mientras se ocupaba de esta importante actividad de la Iglesia.
En su carta de presentación del Manual de la Iglesia, la Sra. Eddy aclara que los estatutos fueron escritos “según lo exigían las circunstancias. Surgieron de la necesidad, la lógica de los acontecimientos, de la urgencia apremiante que de ellos había como una ayuda necesaria para mantener la dignidad y defensa de nuestra Causa...”
¿Estaba este estatuto destinado a ser aplicado sólo a los documentos que la Sra. Eddy clasificó como “estrictamente confidencial”?
En realidad, hay menos de una docena de tales documentos en la colección de más de 26.000 cartas. Así que probablemente es más amplio que eso. ¿Las cartas confidenciales o estrictamente privadas permanecen así para siempre? ¿Altera el paso del tiempo su categoría de tales? Por ejemplo, hay varias cartas en la colección marcadas como “estrictamente confidencial”, que se relacionan con entrevistas o clases de la Sra. Eddy. Una vez que se ha cumplido con ese compromiso, ¿se considera la carta aún estrictamente confidencial o privada?
Los hechos del 11 de septiembre han tenido un profundo impacto en la humanidad. ¿Será capaz la Biblioteca de responder a las necesidades que hechos como éstos crean en la sociedad actual?
Sin duda. La Sra. Eddy tiene mucho que decir, tanto en sus escritos publicados como en los inéditos, sobre la naturaleza del bien y el mal, la guerra y la paz, la vida y la muerte, el dolor y el consuelo, y por supuesto, sobre Dios como el Principio gobernante de nuestra vida. Ella personalmente enfrentó hechos y circunstancias que alcanzaron la magnitud y el significado de lo que el mundo debió enfrentar en septiembre. A lo largo de su vida, Estados Unidos estuvo dolorosamente dividido por una guerra civil; tres Presidentes fueron asesinados; hubo guerras y amenazas de guerra. Hay que recordar que la vida de la Sra. Eddy (1821-1910) abarcó las presidencias de James Monroe hasta la de William Howard Taft, e incluyó figuras históricas como Abraham Lincoln, Andrew Jackson, Theodore Roosevelt y William McKinley. En el caso de estos dos últimos, su correspondencia demuestra hacia ellos una especie de compromiso personal de su parte.
La respuesta de la Sra. Eddy a los desafíos y oportunidades de la condición humana no se halla restringida a la historia victoriana del siglo XIX, ni se puede encerrar en un archivo. Es evidente que ella estaba resolviendo el problema del ser y aplicando la Ciencia que había descubierto, a cada aspecto de la vida.
Los documentos de la Sra. Eddy no sólo responderán a los acontecimientos actuales, sino que también lo hará la Biblioteca. La Biblioteca Mary Baker Eddy será la anfitriona y auspiciará programas y acontecimientos de la comunidad de acuerdo con su propósito audaz de “promover la búsqueda universal de la espiritualidad y de la Ciencia del ser y sus efectos sobre la salud y el progreso humanos”. Éste es un recurso maravilloso y conveniente que el mundo va a tener a su disposición. Y qué mejor momento que el principio del nuevo siglo — y milenio — para compartir estos valiosos recursos con la humanidad.