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Me sentía solo

Del número de junio de 2002 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


trabaja en la Ciudad de Nueva York, Estados Unidos; él es peluquero y diseñador. Habló con nosotros sobre su viaje espiritual y cómo comenzó a poner en práctica las ideas sanadoras de Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras por Mary Baker Eddy.

¿Podrías describir brevemente cómo ha sido tu viaje a lo largo de los años, en lo que a las cosas del Espíritu concierne?

Desde temprana edad comencé a pensar en lo espiritual, y recuerdo muy bien la primera vez que me di cuenta de que mi verdadera vida era espiritual. Aquellos eran momentos determinantes. A partir de entonces, siempre sentí la realidad profunda e inevitable de Dios. Mi madre siempre me decía que me apoyara en Cristo, y cuando ella me lo decía y me miraba a los ojos yo tenía la certeza de que lo que me decía era la pura verdad. Así fue como pude absorber ese amor. Mi madre me demostró una fe que no se basaba simplemente en la información teológica sino en un sentido espiritual. Hablaba a quien yo era esencial y espiritualmente.

He descubierto que cuando la gente trata de comprender mejor la espiritualidad pone mucho énfasis en el “sentimiento” En Ciencia y Salud, Mary Baker Eddy ayuda a explicar la diferencia entre el sentido espiritual puro de algo y los sentimientos humanos o emoción. En la Christian Science encontré exactamente lo que mi madre me había dicho.

Mi familia enfrentaba serios desafíos.

Brian, ¿puedes contarnos algún momento de tu viaje en que hayas tenido que superar el temor o la oscuridad mental? ¿De qué modo esos desafíos te ayudaron a fortalecer tu deseo de sanar?

Viví momentos muy difíciles. Pienso que cada una de nuestras historias es importante, porque indican cuál es nuestro propósito y por qué estamos aquí. Cuando tenía nueve o diez años empecé a beber alcohol porque me sentía desesperado. Mi familia estaba enfrentando desafíos muy grandes, y yo me sentía solo. Un día estaba en la calle tomando una cerveza y me sentí diferente. Esa sensación me hacía sentir muy cómodo. Cualquier cosa diferente al dolor de las circunstancias que vivía me parecía bueno.

Entre los veinte y treinta años, fui un poco alocado en mi comportamiento; tomaba drogas y bebía alcohol. No obstante, durante todo ese tiempo sentía que todavía seguía conectado profundamente a Dios. Siempre oraba, creyendo y sabiendo que Dios estaba presente a pesar de todo ese caos.

Tenía el profundo deseo de aprender más acerca de la naturaleza espiritual del hombre, que era mi verdadera naturaleza. Y mi creencia hoy no es diferente de la que tenía cuando mi madre me dijo por primera vez que escuchara a Dios. Esa creencia estaba dentro de mí. En algún momento durante aquella época, una noche estaba orando y le pedí a Dios que me quitara la vida o la cambiara. No podía continuar en las condiciones en que estaba; algo tenía que cambiar.

Al día siguiente, conocí a alguien que estaba en camino de recuperarse y que había tenido esencialmente la misma experiencia que yo. Cuando esa persona se transformó en mi mentor, supe intuitivamente que lo que me estaba ofreciendo era un regalo de Dios. Comencé el camino de la recuperación que incluía participar en un programa de doce pasos. Eso ocurrió hace veinte años. El programa incluía mejorar nuestro consciente contacto con Dios a diario.

Todavía no he salido de ese camino de exploración.

¿Cómo conociste Ciencia y Salud?

Un amigo me dio Ciencia y Salud hace seis años. Cuando empecé a leerlo me encontré con un lenguaje con el que me podía identificar. Ciencia y Salud puso en palabras y definiciones cosas que yo siempre había sabido y en las que creía en mi corazón. Una de las ideas que me resultaron muy útiles fue el concepto de que Dios es Todo-en-todo. Cuando era joven y durante mi recuperación, yo usaba con frecuencia este concepto de “Todo-en-todo” para describir a los demás lo que pensaba de Dios.

Para mí, Ciencia y Salud es una experiencia. El simple hecho de pasar el tiempo poniendo en práctica las ideas del libro crea un ambiente propicio para que se produzca el cambio o transición que sea necesario en la vida. Creo que la realidad del Cristo está fuera de todo contexto humano de tiempo. De modo que, esencialmente, las verdades de Ciencia y Salud están siempre al alcance de todos.

A veces recuerdo alguna pregunta que me he hecho por meses o años. Y, cuando abro el libro, la primera oración que veo trata y responde a mi pregunta. Es sentir esa conexión con Dios que es tan valiosa.

Brian, ¿podrías darnos un ejemplo de cómo te han ayudado esos conceptos espirituales a los que te refieres?

En una ocasión estaba manejando de camino a New Hampshire, en un viaje de negocios, y en aquel entonces yo no me llevaba bien con el fabricante con el que estaba trabajando. Yo estaba furioso, y me resultaba muy difícil superar ese sentimiento. Me detuve en un motel y comencé a orar. Oré sin cesar toda la noche. Le pedí a Dios que me enviara un ángel para proteger al fabricante y a mí de la ira que yo sentía.

Por la mañana, continué mi camino en el coche para llegar a mi cita. Entonces vi que un joven me hacía señas para que lo llevara, y me sentí impulsado a detenerme. Cuando empezamos a charlar me di cuenta de que estaba enfrentando las mismas luchas que yo había enfrentado cuando era adolescente. Su historia era muy parecida a la mía. Comencé a contarle de mi viaje espiritual y la manera en que mi vida había cambiado al haber mejorado mi conexión con Dios.

Al hacerle estos comentarios me di cuenta de que la ira y el profundo enojo que sentía habían desaparecido, y me embargaba un profundo sentido de amor. Comprendí que mi encuentro con este joven era mi mensaje angelical, y al tratar de ayudarlo a él, mi pensamiento se había transformado por completo.

Cuando lo dejé, antes de continuar mi viaje me dijo que se llamaba Gabriel. Esto fue algo muy especial para mí porque Ciencia y Salud en la definición de Gabriel dice que es el ángel que imparte el “Amor ministrante”.Ciencia y Salud, pág. 567. Esa experiencia me demostró una vez más que las ideas de Ciencia y Salud son experimentales.

¿Llevas las ideas de Ciencia y Salud contigo al trabajo?

Sí, Las llevo a dondequiera que voy. Cuando escucho a mis clientes del salón hablar sobre sus problemas y enfermedades, me recuerdo a mí mismo la realidad espiritual de esa situación. Pienso cómo debe de haber visto Jesús a quienes lo rodeaban. Estoy seguro de que debe de haber escuchado todo tipo de historias. También trato de tener cierto sentido de humildad. Me doy cuenta de que en mi propia vida no hago todo lo que es humanamente perfecto, pero siempre mantengo para mí mismo mi relación con la realidad espiritual. También pienso en Pablo y lo que hizo para impartir el ministerio del amor a la humanidad.

Considero que es importante aprender de los viajes espirituales de los demás. Deberían unirnos en lugar de separarnos. Uno no puede traer luz cuando se está fuera de una situación. Uno debe de tratar de ver desde adentro, respetando realmente donde se encuentra la gente. Debemos valorar el trayecto de cada persona porque es una historia, y todos somos una historia con un propósito. Pienso que lo que la gente busca a lo largo de esos caminos espirituales tan diversos, es amor. Buscan esa conexión, el amor que conocieron de niños. Ciencia y Salud pone en palabras estas verdades universales.

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