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Enfrentemos el terror con la oración

Del número de febrero de 2003 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


ERA OBVIO que el conductor estaba muy nervioso. Nos hizo entrar apresuradamente en su camioneta, y enfiló rumbo a las montañas. ¡Cuánto habíamos disfrutado de deambular por el colorido mercado, oler el incienso que encienden en la iglesia los feligreses mayas, así como comer frijoles negros y plátanos en un restaurante típico! Chichicastenango está situado en las tierras altas de Guatemala y es un lugar placentero para los turistas. De pronto, mientras maniobraba por el serpenteante camino que lleva a la ciudad de Guatemala, el conductor se volvió a mí y me preguntó: "¿Podría usted rezar?"

Hacía varios días que viajábamos juntos. Ésta era la primera vez que lo veía tan asustado, y la primera vez que me pedía que orara. Después averigüé la razón. Tan solo una semana antes, un grupo de bandidos armados había salido sorpresivamente del bosque que está al costado de la carretera, tratando de detener su camioneta. Rápidamente la puso en reversa y se escapó a gran velocidad a lo largo de la sinuosa carretera que va a Chichi. Un amigo lo pasó en dirección a la ciudad de Guatemala. Nuestro conductor le hizo señas frenéticamente para avisarle, pero su amigo no comprendió lo que quería decirle. Una lluvia de balas detuvo la camioneta del amigo y los pasajeros fueron robados a punta de pistola. Nadie fue seriamente lastimado, aunque la camioneta quedó con varios agujeros de bala.

Ahora los conductores no querían llevar sus vehículos a Chichi y nuestro conductor tenía miedo de que lo detuvieran. Era un ejemplo más del terror que se vive en Guatemala. Si bien en los años 80 declararon la paz, las actividades terroristas continuaron esporádicamente.

Mientras bajábamos por la montaña, oré para calmar el temor y establecer un sentido de seguridad universal en mi pensamiento. La oración puede comenzar como un pedido de ayuda a Dios. Y ese pedido es escuchado. No obstante, la oración es más que una petición. Es un razonamiento espiritual, es escuchar para recibir la inspiración de Dios, e incluso es adorar a Dios por Su bondad y poder.

A medida que oraba para calmar el temor, el mío y el del conductor, empecé por declarar la presencia de Dios en las tierras altas de Guatemala y en todas partes. Dios es el Espíritu divino que llena todo el espacio y ayuda a reemplazar el temor que se tiene al mal, por la fe en el bien.

Esta presencia divina es un poder que va más allá de la percepción humana. El Espíritu Santo inspira las acciones sabias y nos protege con la intuición. Cuando se está rodeado por los brazos mentales del Amor divino, se está más seguro que con las armas militares. Como dice la Biblia: "Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón". Hebreos 4:12. Éste es el poder que nos advierte del peligro y nos guía a lugar seguro. El Ser Supremo es la divinidad en acción sobre la tierra. Nos puede proteger y dar la sabiduría necesaria para corregir el mal y la envidia.

Al orar podemos afirmar en el pensamiento que Dios conoce los "pensamientos e intenciones del corazón". El Ser Supremo es la Mente divina que conoce los móviles, planes y acciones antes de que sean puestos en práctica. Pero la Mente divina no observa pasivamente los malos pensamientos, sino que corrige y anula los planes malévolos transmitiendo buenos pensamientos directamente a la mente y al corazón del que hace mal. Cuando se tiene la certeza de que la justicia es suprema, todos podemos comprender nuestra habilidad para obedecer a Dios y actuar con sabiduría. No hay buena idea que no tenga poder en la Mente divina. En ella no hay persona indefensa ni situación desesperada. Dios conoce el camino hacia la seguridad y guiará a Sus hijos para que lleguen allí.

Recordé una historia verídica que me contó una amiga de México. Cuando ella era jovencita, un hombre trató de violarla. En medio del campo, lejos de la seguridad de su pueblo, ella oró en silencio pidiendo ayuda. De pronto el hombre se puso de pie y salió corriendo. Varios años después ella se enteró de que el hombre había visto un grupo de soldados del gobierno que venían por la polvorosa carretera hacia ellos. Temeroso de ser sorprendido por fuerzas superiores, huyó. La verdad es que no venía ninguna tropa a caballo. La niña había sido salvada por el poder de Dios presente en la conciencia humana. No fue la imaginación del hombre, sino la acción de la inspiración divina manifestada de una forma en que él pudiera comprender.

Oro para que nadie sienta que le falta algo.

A medida que avanzábamos por la carretera en medio del campo, declaré que Dios era omnipresente, todopoderoso y omnisapiente. Dios estaba presente y le daba las ideas correctas a cada persona. Dios era poderoso e impedía que se pensara o hiciera el mal. Dios conocía a cada individuo como Su amada creación, capaz de valorar a los demás y de apreciar su importancia. Este razonamiento espiritual me tranquilizó y supe que estaba envolviendo a todos en la zona como con un rebozo nativo.

Regresamos a la Ciudad de Guatemala a salvo, no obstante, yo he seguido orando específicamente para que desaparezca el terror. Oro para que nadie sienta que le falta algo, ya sea dinero, poder, inteligencia, propósito, oportunidad. Mi oración incluye a los terroristas así como a aquellos que se sienten indefensos. Cuando aquellos que utilizan el temor como un arma para sentirse superiores, comiencen a valorar a otras personas como se valoran a sí mismos, el terror desaparecerá. Oro para que el temor y el prejuicio y el sentido de escasez desaparezcan del pensamiento de todas las personas. Jesús instó a orar de ese modo. Dijo: "...Amad a vuestros enemigos; bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen". Mateo 5:44.

Mary Baker Eddy, fundadora de esta revista, oraba a diario por la gente de todo el mundo. He memorizado una de sus oraciones y la uso para orar por los terroristas y por aquellos que son aterrorizados. Quizás usted decida unirse a mí y a muchos otros y orar para contrarrestar el terrorismo. La oración dice así: "Cada día oro: Dios mío bendice a mis enemigos; hazlos Tus amigos; dales a conocer la alegría y la paz del amor".The First Church of Christ, Scientist, and Miscellany, pág. 220. Y agrega: "También tengo fe en que mi oración es eficaz".

Es a través del poder de Dios que el mundo puede oponerse y derrocar con el tiempo todo reino de terror.

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