Los alumnos de tercer grado no estaban NADA contentos. La Srta. Inés, su maestra, les dijo que estaría ausente por dos semanas, y que tendrían de maestra sustituta a la Sra. Vilma.
"¡Ay, qué bueno!", dijo Olivia, con un gesto que demostraba que no lo estaba diciendo en serio.
El lunes siguiente, Olivia trajo una grabadora a clase, y todos se reían y hablaban mientras la música sonaba bien fuerte. Cuando la Sra. Vilma trató de que los niños se sentaran, Olivia se puso de pie. Cuando la Sra. Vilma le pidió a la clase que se callara, Olivia habló más alto. Finalmente, cuando la Sra. Vilma le pidió a Olivia que apagara la grabadora, Olivia muy tranquila sacó sus auriculares, se los colocó y continuó escuchando música y cantando. Muy pronto Olivia estaba en el pasillo de camino a la oficina del director de la escuela. No parecía ser un buen día para Olivia ni para la Sra. Vilma.
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