El 5 de mayo de 1862, el General Ignacio Zaragoza, nacido en Texas, guió a los milicianos locales para impedir que el ejército francés invadiera México. El Coronel Porfirio Díaz, quien años más tarde se convertiría en presidente y dictador de México, actuó de señuelo desviando a las tropas francesas de la batalla principal. Su excelente caballería fue de de crucial importancia para derrotar a los franceses en la Batalla de Puebla. Fue una victoria valiente en una guerra que se caracterizó por sus muchas derrotas hasta la liberación final de México de la intervención francesa en 1867.
Para los mexicanos que viven en Estados Unidos de América, el 5 de Mayo es la celebración anual más grande de esa liberación y de la cultura mexicana. El año pasado, más de 200.000 personas participaron en el Festival del 5 de Mayo celebrado en San Diego, California. Dondequiera que vivan los mexicanos en este país, el 5 de Mayo es una buena oportunidad para comer menudo, Guiso que se prepara con estómago de res cocido en un caldo condimentado con especias y chile. bailar música mariachi, ver fútbol y ondear la bandera de México. Quizás sea el entusiasmo de haber vencido situaciones que parecían insuperables lo que impulsa a la gente a hacer una celebración que sólo se puede igualar con la de la Independencia de los Estados Unidos el 4 de julio.
La posibilidad de celebrar victorias puede mantener a una persona conectada con su herencia cultural, y traer el sabor-cito, el aroma, del hogar a dondequiera que nos encontremos hoy. Necesitamos victorias que festejar. Mucha gente enfrenta al enemigo de la soledad o se siente aislada, porque extraña a sus amigos y familiares cuando viene a los Estados Unidos. Ciertamente, celebrar nuestra herencia cultural nos puede ayudar a vencer el enemigo del aislamiento. No obstante, hay algo más que una persona puede hacer para ganar permanentemente la guerra contra ese sentimiento de soledad; me estoy refiriendo a la oración.
En mi experiencia, la oración es el arma más eficaz, ya que abre una línea de comunicación con Dios. A través de la oración una persona comprende que el Creador sabe de sus necesidades y responde a ellas; y también la ayuda a acercarse más a Él. Este punto de vista acerca de la oración se encuentra en la Biblia. En Santiago 4:8 dice: “Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros”.
El Dios que responde a la oración es un Amigo de la humanidad. La Biblia dice que Él era amigo de Abraham. Véase Santiago 2:23. Y expresa además “Y hablaba Jehová a Moisés cara a cara, como habla cualquiera a su compañero”. Éxodo 33:11. Qué grato es pensar que Dios es nuestro “compadre”, nuestro amigo más querido, y no un dictador ni un juez que castiga.
Jesús, el Maestro cristiano, enseñó a sus discípulos esta afable y bondadosa visión de Dios. Jesús le mostró a la gente que Dios es bueno, que perdona las equivocaciones y sana la enfermedad. Él curaba a las personas a través del poder de Dios. Salvó a pecadores de que repitieran sus errores mostrándoles la manera más elevada y divina de hacer las cosas. Dios es Amor y hoy responde a las oraciones de las personas mediante esa misma gracia y bondad.
Hace unos años, me fui a estudiar a México, y al cabo de unas semanas empecé a extrañar terriblemente a mi marido. Nunca antes habíamos estado separados por más de unos pocos días cuando alguno de los dos tuvo que irse en un corto viaje de negocios. Aunque me sentía muy feliz en México y me encantaban las clases que estaba tomando, además de querer mucho a la familia con que vivía, anhelaba estar cerca de mi esposo. Él es mi mejor amigo y extrañaba su dulce presencia.
No había razonamiento alguno que me hiciera sentirme mejor. Después de todo, lo vería nuevamente en sólo unas pocas semanas y estaba lo suficientemente ocupada como para no tener que pensar en él. Pero no. Ni siquiera esos argumentos podían resolver el problema.
Al sentir el amor de Dios yo podía sentir el amor de mi marido.
De manera que empecé a orar declarando lo que comprendía acerca de la naturaleza de Dios. Él es el bien y da el bien a Sus hijos. Dios es Amor y los ayuda a sentirse amados. Hay un pasaje de la Biblia que lo sabía de memoria: “Tu marido es tu Hacedor”. Esto quiere decir que si acepto que Dios es mi esposo, voy a poder depender de Él para lograr tener un sentido de paz y amor. No obstante, la parte verdaderamente útil estaba en otro versículo: “Por un breve momento te abandoné, pero te recogeré con grandes misericordias”. Isaías 54:5, 7.
Hoy en día, esa promesa es muy reconfortante. Para mí significa que en nuestra vida puede que en algún momento tengamos que separarnos, como cuando yo estaba en un país y mi esposo en otro. Sin embargo, la preciada promesa es que Dios nos une y nos mantiene juntos aunque parezca que estamos separados. A medida que pensaba más en esta idea, comencé a sentir el consuelo del Amor divino. Y lo que se me ocurrió fue que este amor de Dios era el mismo que mi esposo expresaba. De modo que en cierto sentido, al sentir el amor de Dios yo podía sentir el amor de mi marido dondequiera que yo o él estuviéramos. Esto realmente me ayudó.
Me sentí muy feliz de reunirme con mi esposo cuando me vino a visitar a México. Pero en los años que han transcurrido desde entonces, he podido acercarme más al amor de Dios, y nunca más me sentí sola cuando tuve que estar separada de mi marido.
Mary Baker Eddy, escribió: “Dios es nuestro Padre y nuestra Madre, nuestro Ministro y el gran Médico. Él es el único pariente verdadero del hombre en la tierra y en el cielo”. Escritos Misceláneos, pág. 151. Puesto que Dios es el Espíritu divino, Dios está siempre presente con cada uno de nosotros sin importar dónde vivimos en ese momento. ¡Qué bendición es sentir que Dios es nuestro amigo, nuestro confidente más íntimo y esposo (o esposa)!
Celebremos este 5 de Mayo una victoria permanente sobre la soledad y el aislamiento. Cada uno de nosotros estamos rodeados por la bondad y la gracia de Dios. A través de la oración, todos podemos acercarnos a un sentido duradero de paz espiritual y sentir así el amor de Dios y de la familia también.