Hace algunos años, yo era miembro de una delegación sindical en el banco donde trabajaba. En aquella época, había escasez de moneda en nuestro país (Zaire), y los pagos de sueldo no se producían de acuerdo con los términos de nuestros contratos.
Un día, cuando el banco recibió una gran suma de dinero destinada al pago de sueldos, se realizó una reunión entre la gerencia y la delegación sindical a fin de determinar juntos, qué porcentaje asignar a cada categoría de empleados, puesto que la cantidad recibida no era suficiente para pagar toda la nómina.
Acordamos favorecer a las categorías más bajas porque su paga era muy pequeña. A la mañana siguiente, unilateralmente la gerencia decidió pagar a los ejecutivos más altos y con sueldos más elevados, en detrimento de las categorías más bajas. Como miembros del sindicato no estuvimos de acuerdo con esta injusticia. El grupo nuestro le ordenó a la oficina de pagos que no cumpliera con las órdenes de la gerencia a menos que llegáramos a un nuevo acuerdo. Esto no le gustó a la gerencia, quien decidió despedir a la gente de la oficina de pagos y, días después, a todos los miembros de la delegación del sindicato.
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