La practicante de metafísica vive en dos mundos. Uno es Olimpia, Washington, en una zona boscosa de la costa noroeste de estados unidos, un lugar idílico, donde ha vivido con su esposo desde 1974. El otro es San Petersburgo, en Rusia, donde, desde 1993, ha pasado seis meses de cada año en una ciudad con catedrales de cúpulas con forma de cebolla, monumentos arquitectónicos y temperaturas bajo cero, haciendo frente a la nieve y a los vientos que soplan del Golfo de Finlandia.
La Sra. Arnesen comenzó a recibir pacientes como practicista de la Christian Science en 1977, poco tiempo después de haber obtenido su doctorado en idiomas y literatura rusa de la Universidad de Washington. Un libro, Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras, por Mary Baker Eddy, había cambiado su vida dos décadas antes, y ella decidió que era mucho más importante el trabajo pionero de sanar por medios espirituales que ensenar ruso. No obstante, los años que pasó aprendiendo ese idioma, no fueron en vano. Resultaron ser la preparación para una gran aventura y una vida de servicio de mayor alcance. A principios de la década del noventa, visitó nuevamente San Petersburgo, y fue invitada a unirse a un grupo de Científicos Cristianos y a establecer su práctica de la Christian Science allí. Así comenzó su vida en dos mundos.
Las invitaciones recibidas para hablar en público sobre la Christian Science, culminaron con su nombramiento como miembro del Cuerpo de Conferenciantes de la Christian Science en 1994. Desde entonces, ha dado muchas conferencias en el mundo de habla rusa que incluye las ex–repúblicas soviéticas de Letonia, Ucrania y Kazajstán. Arnesen es también maestra de la Christian Science desde 1994 y enseñó su primera clase en San Petersburgo en 1995, donde continúa dando clases en septiembre de cada año.
habló recientemente con ella en Boston.Usted ha sanado personas durante muchos años. Sin duda, ha tenido numerosas vislumbres espirituales o experiencias reveladoras que la han ayudado a lo largo del camino. ¿Recuerda alguna en particular?
Un gran momento para mí fue cuando comencé a estudiar la Christian Science y obtuve una percepción espiritual a raíz de la cual se produjo mi primera curación. Lo que me llamó la atención fue el siguiente párrafo de Ciencia y Salud: "La hipotética lucha entre la verdad y el error es sólo el conflicto mental entre la evidencia de los sentidos espirituales y el testimonio de los sentidos materiales, y esa lucha entre el Espíritu y la carne resolverá toda cuestión por medio de la fe en el Amor divino y la compresión de ese Amor". Ciencia y Salud, pág. 288. Eso me impresionó mucho, y me dije: "De manera que todo tiene lugar en la conciencia. Se trata de un conflicto mental".
Yo había estado sufriendo de fuertes y frecuentes resfriados por muchos años. En ese entonces vivía en Austria, donde nací y me crié. A menudo faltaba al trabajo, usualmente por toda una semana, debido a esos resfriados. Así que cuando los primeros síntomas aparecieron por primera vez, luego de haber adquirido esa nueva comprensión, me dije: "Muy bien, tengo que sanar esto". Traté de meditar profundamente sobre las verdades espirituales que había comprendido en ese momento, siendo la principal y más importante de ellas que yo soy una idea de Dios espiritual y perfecta. Un resfriado y sus síntomas no tenían una causa real. Eran engendrados por teorías humanas. Mentalmente afirmé por medio de la oración mi derecho a la salud, y rechacé la noción de que era un ser material sujeto a un sufrimiento periódico.
Me di cuenta de que ni bien alcanzaba una mayor percepción de la verdad, tenía que interrumpir para sonarme la nariz. Así que decidí no prestarle más atención a las aparentes necesidades físicas. Y realmente me entregué a esa lucha, a afirmar que soy una hija perfecta de Dios y a rechazar completamente el pensamiento de que era un ser humano que estaba sufriendo. Y, la verdad es que no pasó mucho tiempo antes de que me sanara. Fue una experiencia inolvidable porque yo había entendido algo de lo que se necesitaba hacer, y lo hice, y dio resultado. Así que fue una maravillosa y reveladora vivencia, eliminar la enfermedad del contexto de la condición física y ubicarla en la conciencia, donde yo tenía la capacidad de hacer algo al respecto.
¿Terminó eso con los resfriados de una vez por todas?
Nunca más tuve que faltar a la escuela o al trabajo por culpa de un resfriado. Si me venía algún síntoma, los trataba y desaparecían.
En esa época, también sufría de asma. Me mudé a Mannheim, en Alemania, en 1955, y un día, tuve que ir a los tribunales por trabajo. El término equivalente en alemán, sería "edificio de justicia", o "palacio de justicia". Mientras subía las escaleras de mármol, justo en medio de ellas, de pronto experimenté un grave ataque de asma. Casi me desmayo porque no podía respirar.
Al recurrir a Dios me vino el siguiente pensamiento: "Esto no es justo, esto es muy injusto". Luego, me sorprendió la ironía: "Bueno, aquí estoy en el palacio de justicia". Allí mismo, afirmé que era justo y equitativo que yo estuviera bien y fuera libre. Fue una inspiración muy poderosa, que eliminó el asma para siempre.
Era justo y equitativo que yo estuviera bien y fuera libre.
¿Cuándo leyó por primera vez Ciencia y Salud?
Yo fui testigo de una curación increíble a principios de los años cincuenta, en Austria. Un amigo mío recibió un disparo. Los doctores dijeron que no sobreviviría. Una semana más tarde, ¡lo vi en la calle! Le pregunté qué había pasado, esperando que me contara toda la historia, pero no lo hizo. Lo único que me dijo fue: "Ve a la Iglesia de la Christian Science". Y se alejó. Lo cierto es que yo nunca había oído hablar de esa iglesia y no sabía que existía tal cosa en mi pueblo natal. Pero estaba tan intrigada al ver sano a mi amigo cuando se suponía que iba a morir, que deseaba investigar todo sobre el caso. Encontré en la guía telefónica la dirección de una Sociedad de la Christian Science en Salzburgo.
Así que fui hasta allá un domingo de enero de 1954. El tema de la Lección–Sermón era Dios. Yo había crecido sin ningún tipo de educación religiosa, pero escuché algo sobre Dios en ese servicio que me resultó absolutamente maravilloso. Sentí esa presencia — una inteligencia amorosa y plena de poder — que me transformó. Me dejó con una cálida sensación de paz y alegría, y pensé: "Yo podría amar a un Dios así".
Me invitaron al servicio de testimonios de los miércoles. Fui, y había personas contando acerca de sus curaciones espirituales. ¡Nunca había oído tal cosa! Me ofrecieron un ejemplar de Ciencia y Salud y comencé a estudiarlo. Volví a aquellos servicios todos los miércoles y todos los domingos.
Su primer interrogante fue cómo había sanado su amigo tras el disparo. ¿Recuerda la respuesta que encontró?
Yo no sabía que él era estudiante de la Christian Science ya que nunca me lo dijo. Después de encontrarlo en la calle y de que me invitara a la Iglesia, fue transferido otra vez a los Estados Unidos y ya no volví a verlo. Me enteré más tarde de que un Capellán de la Christian Science del ejército de los Estados Unidos estuvo junto a su cama orando por él durante toda la semana que estuvo internado en el hospital, y lo sanó. Luego que comencé a estudiar la Christian Science, comprendí que el Capellán del ejército debe haber ayudado a mi amigo a que se aferrara a su identidad espiritual. La cita que asocio con esa curación es aquélla donde Mary Baker Eddy expresa: "Cuando la ilusión de enfermedad o de pecado os tiente, aferraos firmemente a Dios y Su idea. No permitáis que nada sino Su semejanza more en vuestro pensamiento. No consintáis que ni el temor ni la duda oscurezcan vuestro claro sentido y serena confianza, que el reconocimiento de la vida armoniosa — como lo es la Vida eternamente — puede destruir cualquier concepto doloroso o creencia acerca de lo que la Vida no es". ibíd, pág. 495. Ese aferrarse firmemente" es lo que mi amigo debe haber hecho.
¿En qué voy a creer?, me pregunté.
Pareciera como si esos conceptos de Ciencia y Salud le hubieran dado una base, no sólo para ayudarse a usted misma, sino también a los demás.
Verdaderamente. Me impulsaron a preguntarme: "¿En qué voy a creer? Lo que estoy viendo, o voy a utilizar mi capacidad espiritual para mirar la persona o la situación a través de la lente de la Ciencia divina, la lente del Espíritu?"
Hay otra cita donde Mary Baker Eddy describe lo que sucede cuando se produce una curación. Ella expresa: "La sustancia, la Vida, la inteligencia, la Verdad y el Amor que constituyen la Deidad son reflejados por Su creación; y cuando subordinemos el falso testimonio de los sentidos corporales a las realidades de la Ciencia, veremos esa semejanza y reflejo verdaderos en todas partes". ibíd, pág. 516. Esto fue realmente algo que me obligó a razonar. Dado que todo giraba alrededor de la palabra subordinar ¿cómo iba a lograrlo? Sabía que tenía algo que ver con la inspiración, la oración, el razonamiento, la racionalidad espiritual — poner todo mentalmente, una vez más, bajo la supremacía de Dios — "En el principio creó Dios...", Génesis 1:1. como dice la Biblia. Podía lograrlo aferrándome a la idea de que este principio es todo lo que existe; construyendo sobre eso y profundizando mi sentido de la totalidad de Dios, porque ése es el quid de la cuestión. Si tengo un sentido de la totalidad y bondad de Dios, entonces tengo un cimiento sobre el cual construir y reclamar que esa totalidad está operando en la vida de todos los que me llaman pidiendo ayuda.
¿Cuál diría usted que es el aspecto más importante de cualquier tratamiento metafísico?
Echar fuera el temor. Jesús le decía a la gente que no tuviera miedo. Él sabía que Dios, el bien divino, estaba presente. Cuando tengo un paciente temeroso, le aseguro lo siguiente: "Dios te ama y en Su amor — el amor de tu Madre — estás a salvo. El amor de Dios te rodea y controla todo". Ciencia y Salud declara: "El Amor es el libertador". Ciencia y Salud, pág. 225. Ésta es una de las más poderosas y prácticas declaraciones de la verdad que existen. El Amor — Dios — nos libera del temor.
Algunas veces, esa sola idea borra el temor; en otras, el temor aparece una y otra vez. Entonces, empleo la táctica del argumento. Mary Baker Eddy dice que, al igual que Jesús: "...el sanador debiera hablar a la enfermedad como quien tiene autoridad sobre ella..." ibíd, pág. 395. Pienso que eso incluye hablarle al temor como teniendo autoridad sobre él — en el espíritu de las palabras de la Sra. Eddy: "La Ciencia dice al temor: 'Tú eres la causa de toda enfermedad; pero eres una falsedad autoconstituida — eres oscuridad, nada. Estás sin 'esperanza y sin Dios en el mundo'. No existes y no tienes derecho de existir, porque 'el perfecto amor echa fuera el temor'". Retrospección e Introspección, pág. 61. De modo que le digo al paciente que vamos a argumentar hasta eliminar el temor con el apoyo de todo el poder de Dios, el Amor divino, hasta que deje de ser un problema. Es un método muy eficaz.
¿Qué más piensa usted que es importante?
El bautismo. La Sra. Eddy parte del significado literal y luego lo establece sobre una base espiritual. Jesús no utilizaba agua, él bautizaba por medio del Espíritu Santo. Mary Baker Eddy lo define de la siguiente manera: "Bautismo: Purificación por el Espíritu; sumersión en el Espíritu". Ciencia y Salud, pág. 581.
Para lograr la curación es muy importante sumergirse en el Espíritu; especialmente en el mundo actual donde somos bombardeados constantemente por el estímulo material. Así que, si bien el argumento metafísico es un método eficaz, puede que no siempre sea suficiente. Para sanar o ser sanado, es necesario sumergirse en el Espíritu. Por lo tanto, tomo la Biblia, Ciencia y Salud, los escritos de M. B. Eddy o la Lección Sermón semanal del Cuaderno Trimestral de la Christian Science, y los estudio en profundidad. La Sra. Eddy insistía en que: "Una lectura esmerada de las obras de la autora sana las enfermedades". ibíd, pág. 446.
Creo que es vital que mis pacientes también estudien. Les pido que estudien Ciencia y Salud de principio a fin. Quiero que sepan qué es lo que estoy haciendo, cómo estoy orando, y de qué se trata la curación. Es imperioso que haya un aprendizaje. La curación debe conducir a alguien hacia algún lugar, hacia una espiritualidad más pura, hacia un conocimiento más elevado de Dios. Una curación, o el camino a ella, debería ayudarnos a crecer espiritualmente, a percibir una nueva dimensión de la vida.