"Actualmente en Argentina, hay 2.5 millones de aborígenes, que viven en condiciones muy precarias", dice Graciela Sacriste, abogada, alma matter del proyecto "Casa del Educando Indígena", que tiene como fin, brindar el apoyo necesario para que los pequeños y adolescentes que viven en comunidades, puedan terminar sus estudios primarios y secundarios, y luego ingresar a la universidad.
"La idea surgió porque una amiga trabaja para una fundación en el norte argentino, que brinda ayuda a las familias más necesitadas del lugar. Ella me pidió que les enviara materia prima para que pudieran trabajar. Fui a una fábrica, pedí que me cedieran los restos de telas que ya no necesitaban y se los envié. A la semana siguiente llegó a mi casa una caja que contenía artesanías que habían hecho con esos restos de tela. Entonces pensé, ¡o miro para un costado o me comprometo a ayudarlos! Así fue que comencé a visitarlos". En una de las visitas que la Dra. Sacriste hacía, junto a un grupo de colaboradores, decidieron expandirse y visitar otras localidades del norte argentino. Allí descubrieron una comunidad de Wichis (indígenas) y les impactó la forma en la que vivían, por tanto comenzaron a ayudarlos. En esos viajes los niños y adolescentes indígenas le pedían que los trajera a Buenos Aires a estudiar. Ella dice: "Nadie puede imaginar la forma en la que viven. Son pueblos fantasmas, que no tienen luz, ni gas, y, en ocasiones, ni agua. A las personas mayores les cuesta aceptar el contacto con el blanco, pero no a los pequeños. Ellos están deseosos de aprender el idioma, ya que muchos sólo hablan quechua. La forma de poder ayudarlos es a través de la educación, así surgió el proyecto "Casa del Educando Indígena". Reflexiona esta docente universitaria que obtuvo una casa, en el lindo barrio de Castelar, en Buenos Aires, para que vivieran ocho estudiantes, de los cuales este año, cuatro ingresarán a la universidad. "Una vez que finalicen sus estudios deberán volver a su comunidad para enseñar lo aprendido a otros. De esta forma ya no necesitarán que otros los represente, sino que ellos mismos se representarán". Se entusiasma Sacriste al recordar el progreso que espera obtener.
El proyecto apunta a insertarse en la legislatura de la comunidad. Han escrito proyectos para que el Consejo lo promulgue en forma de ley. "Actualmente, sólo contamos con la ayuda de algunos comerciantes de la zona en que vivimos, pero en ocasiones se dificulta hacer frente a todas las necesidades de los chicos". Por el momento apelan a los vecinos, a industrias y a todos aquellos que deseen ayudar.
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