Corría el año 1924 y atletas de todas partes del mundo se preparaban para los Juegos Olímpicos a realizarse en París.
Entre ellos estaban Harold Abrahams, de la Universidad de Cambridge, y Eric Liddell, quien había nacido en China, de padres misioneros escoceses, y educado en Inglaterra.
Los logros de estos atletas fueron el tema central de la película "Carros de Fuego", estrenada en 1981. En la misma se destaca su esfuerzo y, en especial, los móviles que los impulsaba a participar en la competición. Mientras que Abrahams lo hacía para demostrar su habilidad atlética, Liddell corría para glorificar a Dios. No obstante, ambos eran impulsados por un ansia interior, y sentían mucho respeto y admiración el uno por el otro.
Para Liddell, llamado por muchos el "escocés volador" por la increíble velocidad con la que corría, competir era una manera de agradar a Dios. Pensaba que el Padre lo había dotado de un gran don al darle habilidades atléticas, y estaba decidido a hacer buen uso de ellas.The Sabbath and the Christian, by Andrew J. Webb. En una ocasión, cuando su hermana le recriminó por correr en las Olimpiadas en lugar de ir de misionero a China, él respondió: "Dios me ha llamado para ser misionero, pero también me dio la habilidad de correr rápido, y cuando corro percibo que a Él le da mucho placer que lo haga".
Eric se preparó para la carrera de los 100 metros llanos, pero cuando llegó a París y descubrió que se realizaría un domingo, se negó a correr porque para él ese día estaba consagrado al Señor. Muchas personas, el Príncipe de Gales incluido, le pidieron que hiciera una excepción, pero él se mantuvo firme y no corrió. Aquellos que tanto lo habían aclamado, entonces, lo condenaron por tomar esa decisión.
Días después, un participante tuvo que retirarse de la carrera de 400 metros llanos y Eric, aunque no estaba preparado para dicha distancia, se ofreció para participar.
Competía glorificando a Dios.
Justo antes de la competición, un corredor estadounidense le entregó un papel donde estaba escrita esta cita de la Biblia: "Yo honraré a los que me honran" (1o Samuel 2:30). Liddell ganó la medalla de oro con un nuevo tiempo récord de 47,6 segundos, con dicho papel aferrado en su mano.1 Al decir de su capitán, "corrió con inspirada y apasionada intensidad". Eltham College website.
Confiamos en que durante estos Juegos Olímpicos del 2004 en Atenas los atletas también se entregarán de lleno y darán lo mejor de sí, en un acto simbólico de oración en pro de la paz entre las naciones.
En este número del Heraldo una atleta olímpica nos cuenta acerca de la persistencia, sinceridad y cristianismo que se necesitan para triunfar. Mientras que un colaborador nos ofrece una propuesta espiritual para mantenernos en forma.
Este mes también publicamos las notables experiencias de personas cuyas vidas cambiaron totalmente al esforzarse por conocer mejor a Dios, mientras que otras encontraron protección, aún en circunstancias muy peligrosas, confiando radicalmente en el Creador.
Con afecto,