"... no sea como yo quiero,
sino como tú", dijo el Maestro.
La realidad tan grande es
que sólo su fulgor percibo;
mas la ficción humana,
por prevalecer se afana.
El mito debo desterrar,
en mi camino a Dios.
Tropiezo... pero me levanto
fortalecido.
Con fe profunda y sin igual,
lleno del Amor,
recorro mi camino.
Oro y me esfuerzo
por cumplir Tu voluntad,
satisfecho y bendecido.
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