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La curación metafísica

El amor de Cristo

Del número de noviembre de 2006 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


La Biblia y Ciencia y Salud van juntos como los dos lados de una moneda. Mary Baker Eddy estableció estos dos libros únicos como el pastor de La Iglesia Madre. Manual de La Iglesia Madre, pág. 58. John M. Tyler, practicista y maestro de Pittsburg, Pennsylvania, al igual que otros Científicos Cristianos, recurre continuamente a este pastor en busca de inspiración, guía, paz, redención y curación de todo tipo de problemas. Y no sólo para él, sino también para los que le piden tratamiento en la Christian Science.

John Tyler escribió su tesis doctoral en la Universidad de Princeton sobre la formación de la Unión Europea después de la Segunda Guerra Mundial. Habla francés con fluidez y estudió diplomacia en el Instituto para Estudios Políticos de París, en preparación para entrar al Servicio Exterior de los Estados Unidos. Hoy la conexión francesa que tiene Tyler se ha vuelto más fuerte. Da conferencias sobre la Christian Science en francés y otros idiomas, como miembro del Cuerpo de Conferenciantes de la Christian Science.

Tyler conoció la Christian Science cuando era adolescente y dice que su interés en los temas políticos y sociales lo guiaron a tratar de resolver los problemas del mundo de diferentes maneras: asegurando los derechos y salarios de trabajadores explotados como organizador de un sindicato; disipando los problemas de la guerra fría en Europa trabajando como director adjunto de un instituto de relaciones internacionales en Italia; tratando de comprender y enseñar cómo formar instituciones políticas que promuevan la justicia y la libertad sin perder el sentido de comunidad; fundando una unidad habitacional en la universidad que promueve la curación y el entendimiento entre razas.

Tyler sintió que el impulso del Espíritu lo guiaba a realizar cada una de esas actividades, pero en nada fue más claro que cuando entró en la práctica de curación y enseñanza de la Christian Science.

John, hablemos primero de la Biblia. ¿Hay algún pasaje, historia o curación en particular que haya significado mucho para usted, una que lo haya ayudado en su vida o en su ministerio sanador?

La Biblia está llena de tesoros espirituales que me han ayudado a sanarme a mí mismo y a otros, y a comprender la naturaleza de la realidad. No obstante, hay un incidente que se destaca. Mateo lo describe en su biografía de Jesús en el Nuevo Testamento. Véase Mateo 14:22—33. Jesús se va a la montaña a orar solo. Mientras tanto sus discípulos toman una barca y salen al mar. En las tardías horas de la noche, se produce una tormenta. Entonces los discípulos ven a Jesús caminando sobre las aguas y se preocupan y tienen mucho miedo porque creen que es un fantasma. Pero Jesús los tranquiliza. Entonces el discípulo Pedro le pide a Jesús que le permita ir con él. Jesús le indica que vaya, y Pedro sale de la barca y comienza a caminar sobre el agua hacia Jesús. Pero según la Biblia Reina-Valera, Pedro advierte "el fuerte viento". Otra traducción dice que lo que le preocupan son las olas. The Living Bible (Wheaton, Illinois: Tyndale House publishers, 1971). Pero de todos modos, Pedro se distrae, tiene miedo y comienza a hundirse. Grita pidiendo ayuda y Jesús extiende su mano y lo salva. Entonces suben a la barca y se calma la tormenta.

A menudo se piensa que Pedro fracasó porque si bien caminó sobre el agua — que no es una hazaña cualquiera— no logró llegar hasta Jesús. Pero yo pienso que fue una maravillosa demostración de fe de parte de Pedro. Él estuvo dispuesto a salir de la barca. Vio a Jesús, quien encarnaba al Cristo, y no sólo estuvo dispuesto, sino ansioso de ir hacia él. ¡Y logró caminar! Pero luego tuvo la distracción, miedo, una especie de efecto hipnótico que lo hizo estar consciente de otra cosa que no era el Cristo, y se hundió. Pidió ayuda lleno de temor, pero el Cristo estaba allí y vino a él. Cristo Jesús extendió su mano, levantó a Pedro y lo salvó.

¡Pedro logró caminar sobre el mar!

Pienso que en cada llamada pidiendo curación, uno puede tener esa misma seguridad de la presencia del Cristo, de la eterna venida del Cristo. Mary Baker Eddy usaba con frecuencia el verbo venir en conexión con el Cristo. Sabemos que el Cristo está siempre presente y siempre viene a nosotros, pero el Cristo hace mucho más que eso. Nos eleva por encima del temor, fuera de cualquier situación difícil que estemos enfrentando, y nos sana; literalmente nos salva.

Usted está haciendo una diferencia entre Jesús y el Cristo, entre el ser humano y el espíritu de Dios o la divinidad que Jesús expresó con tanta perfección. Entiendo que lo que usted quiere decir es que no es Jesús sino el Cristo lo que llega a cada uno de nosotros para rescatarnos y sanarnos, y viene a nuestra consciencia. Y cuando la consciencia se combina con lo Divino, la experiencia humana cambia para bien. Pero ¿puede explicar mejor qué es el Cristo?

El Cristo representa una comprensión de Dios. Esta comprensión — que es puramente espiritual— viene a nuestro pensamiento y nos despierta del sueño de la materia, la carne y la mortalidad. Pienso que uno también podría decir que el Cristo caracteriza la relación entre el hombre y Dios. Es lo que Jesús personificaba tan plenamente, y por ello fue identificado como el Cristo. Pero es algo que, como indicó Jesús, es eterno y forma parte de nuestra propia identidad. Y obtenemos una vislumbre de eso a medida que comprendemos más profundamente nuestra relación con Dios.

El Cristo llega a nosotros en la forma de un mensaje continuo y hermoso de Dios, la Mente divina, diciéndonos, o anunciándonos, que nuestra verdadera naturaleza, nuestro ser, es divino, es decir, espiritual, incorpóreo, sempiterno, indestructible, saludable, próspero, creativo, inteligente, fuerte, generoso, bueno y sano.

Correcto. Y cuando uno sana, uno comienza, y termina, reconociendo y afirmando esta verdad acerca de la persona que lo llamó para pedirle ayuda. Como Mary Baker Eddy descubrió, he aprendido que esta afirmación es clave para que se produzca la curación espiritual.

Hablemos de Ciencia y Salud. Este libro nos ofrece la clave de las Escrituras. Revela el verdadero significado del concepto de Cristo. ¿Hay algún pasaje o concepto en particular al que recurre usted con frecuencia porque lo ayuda muy especialmente como practicista y maestro de la Christian Science?

Bueno es difícil elegir. Pero hay uno al que recurro con frecuencia. Se trata de un párrafo de Ciencia y Salud que tiene el título marginal "La verdadera naturaleza del hombre". Ciencia y Salud, pág. 336. Pienso que si uno mira ese título naturalmente se pregunta: ¿Qué dice la Christian Science acerca de la verdadera naturaleza del hombre? Allí Mary Baker Eddy revela, por lo menos para mí, las diferentes maneras en que podemos comprender la naturaleza de la relación del hombre con Dios. Y hay una gran variedad de formas.

Está la comprensión del hombre como imagen, como idea, como expresión, como reflejo, como emanación. Y a través de estos cinco conceptos, obtenemos una idea muy concreta de que el hombre depende totalmente de Dios. Reconocemos que Dios es causa, es fuente, y nos mantiene. Y francamente, uno de los conceptos clave y más difíciles de comprender es la relación entre Dios y el hombre. No obstante, es muy simple; significa: ¿Cómo se relaciona el hombre con Dios? ¿Cómo se relaciona Dios con el hombre? Pero en nuestras lenguas humanas — ya se trate de inglés, español, o cualquier otra— no tenemos una manera de describir estos conceptos espirituales tan esenciales. Es más, no sólo no tenemos una forma conveniente de hacerlo, sino que es como si el idioma trabajara en contra de nosotros. En la página 349 de Ciencia y Salud, Mary Baker Eddy señala precisamente este punto en un párrafo que tiene el título marginal "El lenguaje es inadecuado".

Es por esta razón que Jesús usaba parábolas y metáforas con tanta frecuencia, y M. B. Eddy hacía lo mismo. Y es por esa misma razón que nosotros también tendemos a hacerlo. Buscamos formas de superar las limitaciones y elevar nuestro pensamiento más allá del lenguaje hasta alcanzar un punto donde podemos comenzar a sentir espiritualmente nuestra verdadera relación con Dios.

La Biblia y Ciencia y Salud se relacionan hermosamente. De hecho, la comprensión del poder del Cristo, como la presenta la Biblia, está correlacionada con la comprensión de la verdadera naturaleza del hombre, como lo explica Ciencia y Salud.

Bueno, en muchos sentidos pienso que uno podría decir que la misión de Cristo Jesús era demostrar la verdadera naturaleza del hombre y de la mujer, y la naturaleza de la verdadera relación del hombre con Dios. A través de sus obras Jesús demostró lo que la comprensión espiritual de esa relación puede lograr. Él hizo referencia a su propia relación con Dios, con el Padre, de la manera más sencilla: "Yo y mi Padre uno somos". Juan 10:30.

En el Antiguo Testamento, la historia de Moisés ilustra esta unidad de manera muy simple. Después de tener la gran visión del arbusto que ardía y no se consumía, Moisés le pide a Dios que se identifique para poder decir Su nombre a los hijos de Israel. Por supuesto que le estaba pidiendo mucho más que un nombre. Él quería tener la capacidad de identificar la naturaleza de Dios. Luego escucha que Dios le dice: "YO SOY EL QUE SOY... Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me envió a vosotros". Éxodo 3:14. Dios le habló en la primera persona del singular del verbo ser, YO SOY. Moisés escuchó que Dios declaraba que Él/Ella era el definidor de toda existencia, como el único Ego. Como usted sabe, Moisés y Jesús fueron las personas más humildes de toda la Biblia. Y pienso que su humildad se debía precisamente a su profunda comprensión de que no había un Yo separado, no había un ego separado. Ellos entendían que su verdadera relación con Dios estaba en la unidad. Pero esa unidad no los absorbía ni destruía su individualidad, sino que les permitía ejercer un poder espiritual tan notable, que bendecía y beneficiaba a los demás.

¿Qué es la oscuridad, sino la ausencia de luz, de percepción espiritual?

Mary Baker Eddy discernió la profunda realidad ontológica de que la afirmación de Jesús, "Yo y el Padre uno somos", no se aplicaba solamente a Jesús. La misma se aplica a todos, y cada uno de nosotros puede decir: "Yo y mi Padre-Madre Dios — el Principio divino del ser— somos uno". Y por supuesto, para un Científico Cristiano lo que viene inmediatamente al pensamiento es el pasaje de Ciencia y Salud donde M. B. Eddy explica: "...esto es, uno en cualidad, no en cantidad. Tal como una gota de agua es una con el mar, un rayo de luz uno con el sol, así Dios y el hombre, Padre e hijo, son uno en el ser".

Así es, y es interesante que luego ella continúa con esa otra declaración que pienso resume de la mejor manera esta unidad: la Escritura: " 'Porque en Él vivimos, y nos movemos, y somos' Ciencia y Salud, pág. 361.

Mary Baker Eddy descubrió que la coexistencia de cada uno de nosotros con Dios es científica. En otras palabras, un Principio divino invariable regula nuestro ser. Nuestra unidad con la Vida divina — fuente de todo el bien, vitalidad y alegría— es eternamente fija, confiable y demostrable. Yo sé que la palabra ciencia y lo que significa ha sido importante para usted. En un momento de su vida usted ejerció como profesor de ciencias políticas.

Sí, estudié ciencias políticas. Era una época en que había un enorme debate en el ámbito de las ciencias políticas respecto a si el estudio del gobierno, el estudio del ejercicio del poder, podía ser científico. Eso continuó durante el período en que yo enseñaba. Cuando dejé ese trabajo en la universidad para ser practicista de la Christian Science, medio en broma, les expliqué a mis sorprendidos colegas que quería ir de una ciencia blanda a una ciencia dura.

Aprecio mucho la forma en que los científicos duros, tal como químicos y físicos, enfocan sus ciencias y su actitud hacia la verdad. Admiro su expectativa de descubrimiento. Su ideal — nuestro ideal, tan difícil de alcanzar— es ser de pensamiento tan receptivo que podamos aceptar incluso ideas totalmente fuera de nuestras expectativas, de nuestra manera de pensar convencional. Los verdaderos científicos construyen sobre los descubrimientos ya hechos, y ponen gran énfasis en la honestidad. Ellos y nosotros esperamos que, a medida que comprendamos más plenamente la verdad, tendremos verdadero progreso y adelanto. Sobre todas las cosas, aprecio el maravilloso respeto que sienten por la ley. Esto es algo que me esfuerzo por encontrar en la vida, las leyes de la vida. La Christian Science me las revela, y nuestra unidad con Dios es una de estas leyes del ser, de la Vida. He podido examinar, y reexaminar, y al hacerlo comprender más plenamente estas leyes.

En la Biblia Santiago describe a Dios científicamente: "Toda buena dádiva, y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación". Santiago 1:17. Las leyes científicas de Dios son invariables y universales. Son ciertas, sin tener en cuenta quién las aplica o dónde o cuándo son aplicadas. Las leyes son demostrables y las demostraciones se pueden repetir.

¿Qué otra cosa le ha enseñado la experiencia sobre cómo ser un mejor sanador?

No tengo que pensar mucho para contestar esto. Bajo la tutela de Jesús y Mary Baker Eddy he descubierto que el ingrediente más importante para la curación es el amor. ¿Quiere ser un mejor sanador? ¡Ame más! La Christian Science es el matrimonio de la Ciencia de la que hemos estado hablando, con el cristianismo de amar, amar a Dios y a nuestro prójimo como a nosotros mismos.

Una de las sorprendentes premisas de la estructura científica de la realidad, como Mary Baker Eddy descubrió y probó, es que el bien y sólo el bien es real, está presente y es poderoso. El bien es Dios, Dios es el bien y Dios es Todo. Por lo tanto, el mal no tiene vida, sustancia, poder ni entidad. El mal es imaginario. Cuando usted da tratamiento mediante la oración en la Christian Science a alguien que enfrenta un problema físico o de otro tipo, ¿qué tan importante es tratar las pretensiones del mal, desafiar la ilusión o dios falso de que el mal existe y tiene poder? ¿Y cuál es la manera eficaz de hacerlo?

Buena pregunta. Creo que tenemos mucho que aprender de una metáfora muy conocida, que compara la relación entre el bien y el mal con la luz y la oscuridad. La metáfora nos permite comprender mejor la naturaleza del bien y el mal. Es interesante cómo responden los físicos a la pregunta ¿qué es la oscuridad? Reconocen que la oscuridad no es una cosa, entidad ni presencia. La oscuridad no tiene sustancia alguna. Los físicos definen la oscuridad como la ausencia de la luz. De hecho, cuando uno empieza a investigar la oscuridad, invariablemente tiene que regresar a una comprensión de las condiciones de la luz. ¿Cómo es posible que la oscuridad sea menos intensa en algún lugar? ¿Cuánto de ella podemos medir? Somos constantemente guiados de nuevo hacia un sentido de luz, a una comprensión de lo que es la luz, y de lo que está ocurriendo en términos de la manifestación de la luz. Del mismo modo que la oscuridad se puede definir como la ausencia de luz, pienso que el mal se puede definir como la ausencia del bien, la ausencia de Dios. Y para mí, la mejor manera de comprender el mal es apreciar más profundamente el bien, un aprecio más profundo de Dios, quien es la suma total y fuente de todo el bien.

Creo que no podemos hablar a la ligera de la variedad de elementos que se encuentran bajo el título de mal: odio, guerras, plagas, todas las cosas malas que forman parte de la experiencia humana. No podemos darnos el lujo de ser pensadores positivos superficiales que ignoran el desafío que plantea la presencia del mal en la existencia humana. El mal está presente en esta existencia y, por lo tanto, tenemos que enfrentarlo. Entonces se plantea la pregunta: ¿Cómo lo enfrentamos?

Si la característica básica del mal es la ausencia del bien, tenemos que comprender la totalidad del bien. Y es para mí cada vez más claro que comprender la totalidad del bien — la totalidad de Dios— es uno de los temas principales, tanto de las enseñanzas de Jesús como de Mary Baker Eddy. Jesús hacía referencia constantemente al reino de Dios, al reino del bien, a ese gobierno que es tan precioso y de ninguna manera distante. Está al alcance de la mano. De hecho, está dentro de nosotros. En todos sus escritos, M. B. Eddy habla de diferentes maneras y constantemente del tema de que Dios es Todo. El concepto es muy importante porque es la base de nuestra habilidad para enfrentar los desafíos. Considero que la mejor manera de prepararse para enfrentar cualquier desafío es reconocer la esencia de lo que dijo Jesús cuando describió al diablo o mal, diciendo: "Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira". Juan 8:44.

La característica fundamental del mal es presentarse como si fuera verdad, porque eso es lo que un mentiroso hace. El mentiroso sólo dice una mentira para que crean que lo que dice es verdad. Pero a través de la oración, nosotros podemos ver más allá de esta afirmación de que es verdad y ver que se trata de una mentira. Es aquí donde el reconocimiento fundamental de la naturaleza de Dios y de Su Totalidad es tan crucial. Si nuestra consciencia se basa en la totalidad de Dios, entonces nuestra habilidad para ver más allá de la mentira de que pueda haber cualquier tipo de problema — y rechazarlo como una mentira— se fortalece.

Nacer de nuevo es tener un despertar en la consciencia.

El Cristo nos hace volver hacia la luz. El Cristo nos aparta de las mentiras sobre nuestra naturaleza y nos lleva hacia la verdad de que nuestro ser es divino, aquí mismo, ahora y por siempre. Y esa luz del Cristo, con la que Jesús estaba tan en contacto, sana.

Eso es correcto. San Juan compara la venida del Cristo con la luz. La luz que viene al mundo. Y esa venida del Cristo, esa comprensión espiritual de la verdadera naturaleza del hombre como divino, se transforma entonces en la luz que viene a la consciencia y nos permite lidiar con la falsa afirmación de que el mal existe. La luz del Cristo es comprender la absoluta realidad de que el hombre es la imagen y semejanza de Dios, y esa luz elimina la aparente oscuridad de la discordia. Ésa es la luz que sana.

¿De qué manera lo que hemos estado hablando se relaciona con el nuevo nacimiento?

Pienso que es un concepto maravilloso. Siento que es un desafío para renovarse. Mary Baker Eddy escribió lo siguiente acerca de este concepto: "El nuevo nacimiento no es obra de un momento. Empieza con momentos y continúa con los años; momentos de sumisión a Dios, de confianza como la de un niño y de gozosa adopción del bien; momentos de abnegación, consagración, esperanza celestial y amor espiritual". Escritos Misceláneos 1883-1896, pág. 15.

La acción del Cristo sobre la consciencia humana produce gran alegría. Y para mí en eso consiste nacer de nuevo. Podríamos decir que nacemos de nuevo, una y otra vez. Nacer de nuevo es tener un despertar en la consciencia. Cada vez que leo la primera parte de la frase que escribió M. B. Eddy en la pág. 249 de Ciencia y Salud: "Sintamos la energía divina del Espíritu, que nos lleva en vida nueva...", me elevo y me siento renovado. Para mí eso es nacer de nuevo. Y considero que eso es básicamente la curación. La curación es despertar de un sueño de limitación, de oscuridad, de la presencia y poder del mal, y obtener un sentido de luz blanca y pura donde la presencia del Cristo es tan evidente que no hay lugar para nada que no sea Dios, que no sea el bien.

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