Bajo Las luces multicolores, las marionetas bailaban y se movían libremente al compás de la alegre música. O, por lo menos, eso era lo que les parecía a los niños que las observaban y no podían ver a los titiriteros que las hacían mover.
Este pequeño número me hizo reflexionar: "Así como esas marionetas eran controladas por personas que no podíamos ver, ¿será posible que a veces nosotros seamos controlados por influencias mentales que nos impiden pensar o actuar como lo haríamos normalmente?"
La paz, no la violencia, es la realidad del universo de Dios.
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