Se dice que son las pequeñas cosas de la vida diaria las que traen verdadera felicidad: ese momento ameno que pasamos con la familia; el almuerzo delicioso que preparó mamá; la alegría del panadero que nos recibe con una sonrisa y ese aroma tan rico del pan; el buen humor del conductor del bus que dice un chiste en lugar de enojarse cuando se le cruza un auto. Siempre es bueno comenzar la mañana contento, con expectativa de bien.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!