Skip to main content Skip to search Skip to header Skip to footer

El efecto de saber quiénes realmente somos

Del número de septiembre de 2006 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Los muros de Sacsahuamán en Cuzco, donde sus bloques de piedra unidos sin cemento calzan de tal manera que ni siquiera una hoja de afeitar puede entrar entre ellos. El paraje de Stonehenge en Inglaterra, cuyos bloques de piedra de más de 40 toneladas fueron transportados desde 30 Km hace 5000 años, y luego dispuestos en círculo. O La última Cena de Leonardo da Vinci, con un simbolismo que hoy despierta renovada curiosidad.

¿Qué tienen estas obras en común? Que no importa de cuántas formas se las interprete o especule sobre ellas no cambia en absoluto su esencia y propósito original, cualesquiera sean éstos.

En general, las varias interpretaciones nunca han cambiado la esencia de las cosas. Y lo mismo ocurre con el hombre, a quien se lo ha venido interpretando como un ser evolucionado de una célula, pasando por diferentes etapas animales, hasta llegar a lo que hoy consideramos que es su etapa final.

Iniciar sesión para ver esta página

Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!

Para explorar más contenido similar a este, lo invitamos a registrarse para recibir notificaciones semanales del Heraldo. Recibirá artículos, grabaciones de audio y anuncios directamente por WhatsApp o correo electrónico. 

Registrarse

Más en este número / septiembre de 2006

La misión del Heraldo

 “...para proclamar la actividad y disponibilidad universales de la Verdad...”

                                                                                                          Mary Baker Eddy

Saber más acerca del Heraldo y su misión.