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No tengas temor

Del número de septiembre de 2006 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Cuenta la leyenda que hace mucho tiempo una región de Europa era aterrorizada por un ogro malévolo. Esta bestia Intimidaba a los aldeanos, los golpeaba, robaba sus pertenencias y hacía que sus vidas fueran miserables. Ver al ogro era suficiente para que los habitantes del pueblo salieran corriendo espantados. Así que cuando un día se corrió la voz de que lo habían visto, todos se apresuraron a esconderse esperando que el tirano no los encontrara.

Pero ese día en particular, una niña pequeña estaba parada en medio de la plaza, preguntándose a qué se debía tanta conmoción. Ella nunca había oído hablar del ogro y sentía curiosidad de saber más. Entonces vio a lo lejos al enorme monstruo que avanzaba pesadamente hacia ella. Ya desde esa distancia se veía la malicia en su mirada. Pero la pequeña no tenía miedo. Con su inocencia y curiosidad infantil, simplemente caminó hacia la bestia para saludarla.

Justo en ese momento algo muy extraño comenzó a ocurrir. A medida que la niña se acercaba al ogro, éste disminuía de tamaño. Cuanto más se acercaba ella, más pequeño se volvía. Muy pronto estuvieron a menos de un metro de distancia el uno del otro. La niña miró hacia abajo al tan temido tirano, que para entonces apenas le llegaba a las rodillas, y le preguntó: “¿Cómo te llamas?” A lo que él respondió: “Temor”.

Esta historia no tiene el propósito de desestimar los temores de nadie, pero ilustra un punto interesante. A medida que nos negamos a sentirnos intimidados por el miedo, vemos que éste no tiene el poder de dominarnos. No fue la gran valentía de la niña lo que hizo que el ogro disminuyera de tamaño. Fue su inocencia y pureza lo que le permitió ver al ogro como lo que realmente era: un montón de nada tratando de ser algo. Quizá a medida que usted y yo adoptemos el mismo espíritu de confianza infantil en un Dios que es omnipotente y lo es Todo, nosotros también podremos ver cómo cada amenaza va disminuyendo de tamaño hasta que desaparece ante la poderosa presencia del bien divino. Es más, todos podemos contribuir a eliminar el temor en el mundo mediante la oración.

Cuando nos vemos frente a la incertidumbre, reconforta saber que no necesitamos resignarnos al desaliento y a la desesperación. Dios es una ayuda siempre presente, y por ende existe una realidad espiritual fija e indestructible que permanece por siempre intacta, sin importar lo que parezca ocurrir en el mundo. Puede que las tormentas produzcan agitación, la malicia nos amenace y el contagio parezca temible, pero ningún huracán, terrorista o plaga puede nunca tocar, lastimar o hacer daño al ser y a la vida espiritual que tenemos en común y que es una con Dios.

El mal no es poder; el mal no tiene la última palabra.

Cristo Jesús vencía el temor comprendiendo esta realidad espiritual. Cuando Poncio Pilato lo interrogó y amenazó con la muerte durante el juicio antes de su crucifixión, Jesús le dijo: “Ninguna autoridad tendrías contra mí, si no te fuese da da de arriba”. Juan 19:11. Jesús sabía que Dios era la fuente de su vida y de su ser. No le tenía miedo a la mortalidad. No tenía temor a los gobernadores del mundo. Y después de su crucifixión y resurrección, salió de la tumba vivo, probando que su vida y sustancia eran espirituales, y que estaba totalmente fuera del alcance de sus enemigos.

Nosotros también, podemos resistir firmemente las amenazas de la época moderna con esa misma perspectiva y convicción. Cuando el mal aumenta sus reclamos a niveles que intimidan, y declara: “¿No te das cuenta de que tengo poder sobre ti?”, podemos responder con un categórico “!No! Tú no tienes poder sobre mí. No puedes quitarme mi sustancia, mi paz, mi alegría, mi sensatez ni mi salud. Yo soy espiritual. Dios es mi Vida, mi salud y mi bienestar. Estoy a salvo. Estoy protegido.”

La gente no teme lo que considera imposible. Por ejemplo, si usted estuviera recostado en una playa en Hawai una tarde soleada, ¿acaso tendría temor de que se produjera una terrible tormenta de nieve y le arruinara su tostado bajo el sol? Probablemente no, puesto que en las playas de Hawai no hay tormentas de nieve. De igual forma, cuando uno comprende que la realidad espiritual es la única realidad que existe, no está tan temeroso de las incertidumbres e inseguridades de la existencia humana. Las puede enfrentar con ecuanimidad y confianza espiritual. El conocimiento de la bondad permanente de Dios nos da tranquilidad, calma el pensamiento atormentado, nos protege para que no nos alarmemos y nos permite decir, con la misma convicción que tenía Jesús: “Tú no tienes poder sobre mí”.

Esto es mucho más que un deseo. Es pensar afianzándonos firmemente en la sólida confianza en un Dios Todopoderoso. Esto es lo que me ha permitido tomar la decisión de no irme de la comunidad en que vivo, donde gran parte de los desechos nucleares de alto nivel de los Estados Unidos están almacenados en enormes tanques bajo tierra. Periódicamente aparecen informes de fugas, contaminación y accidentes menores en las noticias locales. Los expertos están trabajando con diligencia para limpiar este sitio durante los próximos 40 años. Yo no soy ingenuo ni ciego a las exigencias de cuidado y progreso que tiene este programa, pero sí creo que la oración honesta puede proteger a mi familia y a mi comunidad del mal, y también apoyar la necesaria restauración del lugar en beneficio de todo el pais. La realidad espiritual incluye el hecho de que vivimos en la atmósfera de la Mente omnisapiente y del todo sabia, que nos habla a cada uno de nosotros. Yo dependo de esta Mente para que me diga a mí, a mi familia y a los demás lo que necesitamos saber para mantenernos a salvo, y también para apoyar el trabajo de los ingenieros encargados de la limpieza. El proyecto está progresando y nuestra comunidad también.

En esta época en que se transmiten noticias las 24 horas del día, es necesario estar en vigilante oración para mantener siempre en el pensamiento la perspectiva espiritual al ver hechos tan alarmantes. No obstante, podemos triunfar sobre toda tentación que tengamos de perder la esperanza y apartarnos llenos de temor, sabiendo la verdad sobre la creación de Dios. Mary Baker Eddy escribió: “A fin de razonar correctamente, debiera haber un solo hecho ante el pensamiento, a saber: la existencia espiritual”. Ciencia y Salud, pág. 492.

De modo que, ¿cuál es la naturaleza de esa existencia? Es espiritual. Es creada y mantenida por Dios quien es Amor; quien es bueno; quien es Todo. El mal no forma parte de Dios. El mal no es poder. El mal no tiene la última palabra. Comprender la omnipotencia y omnipresencia de Dios mantiene nuestro pensamiento lejos del desaliento, conserva la esperanza y revela las posibilidades sanadoras.

La famosa declaración de Franklin D. Roosevelt, “Lo único que tenemos que temer es el temor mismo”, se puede progresivamente resolver en estas palabras: “No tenemos nada que temer porque Dios está aquí”. Dios es el bien omnipresente, y cada uno de nosotros tiene un lugar permanente en el reino divino. Las oraciones que hagamos colectivamente para percibir esto, pueden ayudar a que la luz de la comprensión espiritual inunde el pensamiento humano y asegure a la gente que no está sola luchando contra situaciones imposibles. La grandeza de Dios se encuentra en la realidad espiritual de la que todos formamos parte, y podemos contar con que esta realidad genuina nos sustente por toda la eternidad. Cuando enfrentamos el mal, no tenemos que temblar y correr. Podemos resistirlo con firmeza con el entendimiento de que Dios tiene el control. De ese modo veremos cómo va disminuyendo de tamaño hasta llegar a su innata inocuidad. El conocimiento de la vida en el Espiritu supera el temor y nos brinda una paz invencible.

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