Esta mañana, el sol naciente pintaba
con tonos de naranja y rosa
las oscuras nubes que
por el firmamento se extendían.
Sentí gratitud, al comprender
que en Tu natural generosidad, Dios Mío,
en ese amanecer con una sonrisa
Tú y Tu creación me saludaban.
Pero el sentir fue más allá,
y percibí que aun ahí donde
el mal y el desencanto parecen triunfar,
Tu amorosa presencia sana y salva,
y en belleza, alegría y paz
en Tu creación se expresa, aquí y ahora.
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