En muchas ocasiones había leído acerca de la iluminación del pensamiento, pero no fue sino hasta que comencé a estudiar Ciencia Y Salud que sentí en mi propia vida el efecto de dicho entendimiento.
Conocí este libro hace más de 27 años, gracias a una señora, practicista de la Ciencia Cristiana, que me pidió asesoramiento como abogado. En aquella época yo sufría de sinusitis y de cólicos nefríticos, tenía una osteoporosis avanzada que me afectaba la columna vertebral, además de una artrosis degenerativa en rodillas, piernas y hombros. Los médicos ya me habían dicho que éstas eran enfermedades progresivas, sin posibilidades de curación.
Resultó que un día, tuve un cólico nefrítico y mi mujer me sugirió que llamara a la practicista. Ésta, ante mi situación, me indicó que mi esposa me leyera Ciencia y Salud, mientras ella oraba por mí. Así lo hicimos y al poco rato me quedé profundamente dormido.
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