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Artículo de portada

Jóvenes con potencial

Del número de julio de 2007 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Trabajo en el Instituto de Drogas y Tóxico dependencia (IDT) del Ministerio de Salud Pública que, entre otras cosas, desarrolla estrategias de lucha contra las drogas en las áreas de prevención, tratamiento y reinserción conjunta de jóvenes y adultos.

Entre los principios que fundamentan estas actividades se destaca el humanista, que se basa en el reconocimiento de la plena dignidad humana de las personas involucradas en el problema de las drogas.

El año pasado el Instituto se mudó a sus nuevas instalaciones ubicadas en una zona residencial de la ciudad, cerca de las principales salidas de Lisboa y del acceso al aeropuerto. Cuando nos mudamos allí, uno de los comentarios que oía con frecuencia fue "!Ahora vas a extrañar!", porque el local de las instalaciones anteriores estaba situado en una de las zonas más elegantes de la ciudad.

Sin embargo, no lo he extrañado. En este nuevo lugar el aire parece ser mucho más puro porque las corrientes de aire son fuertes y expulsan la contaminación. Esto eso me hizo recordar un pasaje del libro Ciencia y Salud que dice: "Las corrientes serenas y vigorosas de verdadera espiritualidad, que se manifiestan en salud, pureza e inmolación propia, tienen que profundizar la experiencia humana, hasta que se reconozca que las creencias de la existencia material son una evidente imposición, y el pecado, la enfermedad y la muerte den lugar eterno a la demostración científica del Espíritu divino y al hombre de Dios, espiritual y perfecto".Ciencia y Salud, pág. 99.

A medida que fui conociendo el nuevo lugar, vi que hay muchos jóvenes, entre once y dieciséis años, que frecuentan varios establecimientos de enseñanza y que aprovechan el tiempo libre reuniéndose en alegres grupos. Aún así, cuando observo que esa vivacidad que demuestran y ese alegre bullicio que crean causa que algunas personas menéen la cabeza en silenciosa censura, pienso que esos jóvenes manifiestan la promesa de bien que Jesús nos reveló a todos: "Dejad a los niños venir a mí... porque de los tales es el reino de Dios". Marcos 1014.

Al verlos, a veces me acuerdo de la pregunta "¿Sabes dónde está tu hijo?", colocada en el sitio de la Policía de Seguridad Pública (PSP), así como en folletos distribuidos a los padres y comunidad escolar por el Programa Una Escuela Segura, perteneciente al Ministerio de Educación y al PSP.

Es cierto, la policía pregunta a los padres si saben dónde están físicamente sus hijos, quiénes son sus amigos y compañeros y qué lugares frecuentan. Sin embargo, podemos ver a los jóvenes a través de un prisma más espiritual, como queridos hijos e hijas de Dios, expresando su eterna relación con Él.

Así, podemos ver a estos ruidosos grupos de jóvenes, que a veces parecen intimidar con sus gorros bajos hasta los ojos, como jóvenes independientes y responsables bajo la dirección de la sabiduría divina, guiados a administrar sus medios con responsabilidad, inspirados a exteriorizar alegre confraternidad, manifestando honestidad en sus intercambios comerciales.

Finalmente, cuando pienso en el potencial de bien que hay en esos jóvenes, me viene a la memoria un poema que M. B. Eddy escribió y que en parte dice: "Oh, bajo Tu ala tutelar / seremos en el bien / alondras que para anidar / la misma rama ven".Himnario de la Ciencia Cristiana N°30.

Estas líneas son para mí reconfortantes, porque me hacen sentir que podemos abrazar a todos los hijos, los nuestros y los ajenos, y ayudarlos a crecer saludables y libres de temor, hombres y mujeres capaces de desarrollar todo su potencial.

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