Toda mi vida había anhelado saber qué era la Verdad, quién era Dios, quién era yo. Pasé por muchas sectas, e incluso estudié psicología, pero eso no me sirvió de nada. No encontraba respuesta a mis interrogantes. Es decir, hasta que conocí la Ciencia Cristiana y mi vida dio un vuelco completo y empecé a sanar de todas las dolencias que me habían aquejado por tantos años.
Hace unos años, cuando vivía en Boston, Massachusetts, me encontraba solo en mi casa y comencé a prepararme para asistir a un servicio religioso de la Ciencia Cristiana que se realizaría cerca de donde vivía. Cuando estaba en la ducha se me cayó el jabón al piso, me agaché para recogerlo y ya no pude levantarme.
Sentí un dolor muy fuerte en la espalda, como si las vértebras fueran a salir de su lugar. Aunque hacía poco que conocía la Ciencia Cristiana, empecé a orar a Dios en busca de guía. Después de un largo rato, logré reincorporarme, salí muy lentamente del baño y me senté en una silla que estaba cerca de la puerta. Luego empecé a vestirme con mucho esfuerzo, y fui a la reunión.
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