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Desaparece el dolor

Del número de septiembre de 2007 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Toda mi vida había anhelado saber qué era la Verdad, quién era Dios, quién era yo. Pasé por muchas sectas, e incluso estudié psicología, pero eso no me sirvió de nada. No encontraba respuesta a mis interrogantes. Es decir, hasta que conocí la Ciencia Cristiana y mi vida dio un vuelco completo y empecé a sanar de todas las dolencias que me habían aquejado por tantos años.

Hace unos años, cuando vivía en Boston, Massachusetts, me encontraba solo en mi casa y comencé a prepararme para asistir a un servicio religioso de la Ciencia Cristiana que se realizaría cerca de donde vivía. Cuando estaba en la ducha se me cayó el jabón al piso, me agaché para recogerlo y ya no pude levantarme.

Sentí un dolor muy fuerte en la espalda, como si las vértebras fueran a salir de su lugar. Aunque hacía poco que conocía la Ciencia Cristiana, empecé a orar a Dios en busca de guía. Después de un largo rato, logré reincorporarme, salí muy lentamente del baño y me senté en una silla que estaba cerca de la puerta. Luego empecé a vestirme con mucho esfuerzo, y fui a la reunión.

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