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Respuesta a un secuestro

Del número de septiembre de 2007 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


En septiembre del 2006, el diario The Christian Science Monitor publicó una serie sobre Colombia titulada “The War on Drugs” (27-29 de Septiembre de 2006). La serie informaba acerca de la violencia y corrupción que genera este tipo de guerra y de cómo afecta a personas de diferentes sectores de la población. Según el reportaje, la violencia y los secuestros han venido disminuyendo de manera significativa en estos últimos años. Desde el 2002 hasta el 2005, el porcentaje de asesinatos bajó un 35%; mientras que el número de secuestros ha bajado de aproximadamente 3.000 en 2002 a 800 el año pasado. Esta considerable disminución de la violencia y el terror en contra de la ciudadanía, ha sido el resultado de que las fuerzas armadas de ese país han hecho cumplir las leyes con más eficacia, además de que Estados Unidos ha invertido dinero y entrenado fuerzas especiales para contrarrestar el narcotráfico. No obstante, mucho queda por hacer para eliminar por completo estas actividades violentas.

Nuestra familia pudo comprobar cómo estas estadísticas se pueden transformar en una realidad. Hace tres años, en las horas de la mañana, fuimos directamente afectados por la violencia a la que ha estado sometida Colombia por muchos años. Yo estaba viviendo en los Estados Unidos cuando recibí una llamada telefónica de mi madre quien vive en Bogotá. Ella me pidió que orara por una crisis familiar. Debo anotar que ningún miembro de mi familia es estudiante de la Ciencia Cristiana, pero para algunos de ellos es normal recurrir a Dios en oración para encontrar respuestas.

Mi tía había viajado por trabajo a una zona rural junto con un señor que pertenece a otra organización, cuando fueron secuestrados, aparentemente por una célula de un grupo guerrillero. Recuerdo que cuando mi madre me dio la noticia me invadió momentáneamente el miedo, pero de inmediato, el concepto de Dios y Su perfecta creación me vinieron al pensamiento.

A veces encuentro ejemplos en la naturaleza para explicar ciertos conceptos de la Ciencia Cristiana. Para mí, el ejemplo más claro es el sistema solar. Si vemos este sistema desde afuera y desde lo alto, nos damos cuenta de que todo se mueve en perfecto orden. Cada uno de los planetas está en su órbita, y prevalece la armonía. El Principio divino, Dios, está sosteniendo, manteniendo y controlándolo todo. Así que ese día, cuando llamó mi madre el temor trató de invadirme, pero el ejemplo de este universo gobernado por Dios en absoluto orden, me ayudó a ver claramente la omnipotencia, omnipresencia, omnisciencia y omniacción de Dios que es totalmente bueno.

Mientras mi madre hablaba, yo empecé a orar, afirmando todas estas ideas. Sabía que mi trabajo era aplicar estas verdades espirituales acerca de la creación a la situación que estábamos enfrentando. Le mencioné a mi madre el primer capítulo del Génesis, pues sabía que le era familiar. Hablamos de cómo Dios nos había creado a cada uno a “Su imagen y semejanza”, incluyendo a los secuestradores.

La Biblia nos dice que Dios es “muy limpio... de ojos para ver el mal”.
 Habacuc 1:13. Por consiguiente, Él no sabe de separaciones, divisiones o pleitos. Entonces, nosotros, por ser Su reflejo, no podemos ver guerrilleros, criminales, personas malvadas ni asesinos, donde Sus hijos están. Le dije a mi madre que necesitábamos ver al hombre que Dios había creado, quien expresa bondad, belleza, inocencia, misericordia y un alto sentido de lo que significa obrar bien.

Es importante estar alerta para ver al error como una mentira, una ilusión.

También hablamos del amor de Dios por cada una de Sus criaturas. Afirmamos que no podíamos, ni por un instante, estar fuera del cuidado de Dios. Eso incluía a mi tía y a la otra persona que había sido secuestrada con ella. Yo declaraba que mi tía y todos aquellos que estaban envueltos en esa situación podían sentirse abrazados por este amor. El Amor divino es el sol que sale e irradia luz y calor a toda su creación sin hacer ninguna distinción.

De alguna manera, si hubiéramos albergado odio o resentimiento en nuestro corazón hacia otras personas, habríamos atraído o aumentado estos sentimientos en ellos también. Debíamos ver en esos individuos lo que queríamos que se manifestara en su comportamiento y actitudes.

Cuando sentí que mi madre estaba tranquila, nos despedimos acordando comunicarnos en cuanto tuviera noticias.

Las leyes divinas de Dios están siempre en operación, listas y disponibles para actuar en cada experiencia humana. No importa el tipo o magnitud de la condición que se nos presente, nada está fuera del alcance de estas leyes. Estas leyes traen luz a la consciencia humana y como resultado todo lo que sea desemejante a Dios cede a las realidades espirituales del ser. Mary Baker dice que la curación física es el resultado de estas leyes del Principio divino y afirma que son “Emmanuel, 'Dios con nosotros' —una influencia divina que está siempre presente en la consciencia humana...”
 Ciencia y Salud, pág. xi.

Oré por varias horas con este pasaje, sabiendo que el Cristo —la influencia divina— está siempre presente. En mi oración insistí en que cada individuo siempre puede escuchar lo que la Biblia llama, la “voz callada y suave” de Dios. No importa cuál sea el estado mental o moral de cada persona, esta voz está ahí siempre presente, despertándonos a una mayor conciencia espiritual y a un cambio radical. El Cristo siempre está trayendo a la superficie el bien que está en cada uno de nosotros.

En la noche, hablé con mi madre de nuevo, y ella me comentó que el hombre que estaba custodiando a mi tía, había llamado a su casa. Parece que mi tía había quedado de recoger a su hija de 12 años, pero nadie más sabía lo ocurrido ni por qué no había ido a recoger a la niña. Así que este señor llamó a la familia para darles los datos que mi tía le iba diciendo y cerciorarse de que alguien fuera a buscar a la niña. Para mí esto fue una preciosa señal del Cristo trabajando en la consciencia humana.

Para entonces, la familia ya sabía la suma que se debía pagar para que mi tía fuera liberada. Sin embargo, pudieron negociar con los secuestradores, quienes aceptaron un pago que no era ni siquiera la mitad de lo que exigían. Hablando con el esposo de mi tía, le pedí que nos dijera cuánto dinero necesitaba. Nosotros no teníamos dinero ahorrado, pero ahora que pienso en la situación, me doy cuenta de que realmente le dije lo que él necesitaba saber, pues parece que su ansiedad y sentido de responsabilidad se calmó. Hablando con los niños de mi tía les dije lo que realmente sentía en mi corazón: “Su madre está caminando hacia casa, ella sólo está caminando de regreso a casa”. Yo había estado orando con este himno que me dio gran inspiración, y tenía la seguridad de que mi tía estaba en el sendero ideal que la estaba trayendo a casa. Particularmente, el primer verso me llamó la atención:

Cielo y hogar hallarás en ti mismo,
Eres el hijo de luz eternal.
Dios te vigila, te ama y protege.
Confiado sigue el sendero ideal.
 Himnario de la Ciencia Cristiana, N° 278.

A la madrugada siguiente mi tía llegó a su casa, ilesa y perfectamente bien. Pero la situación no terminó allí. Nuestra familia siguió orando por la persona que había sido secuestrada con ella, pues la negociación duró unas semanas más, pero finalmente obtuvo su libertad, también sin recibir daño alguno.

Lo que ocurrió con nuestra familia es solamente un ejemplo de lo que está sucediendo en muchos otros países. De la misma manera que mi familia se reunió a orar por esta situación, todos nosotros, como la gran familia humana, podemos, como la Biblia nos instruye, “orar sin cesar”
 I Tesalonicenses 5:17. y traer la luz de la Verdad a estas situaciones. Mary Baker Eddy nos habla de la importancia de saber cómo el error pretende operar para así detectarlo y destruirlo con la Verdad.
 Ciencia y Salud, pág. 321. Ella también nos dice: “...el error, cuando se le descubre, queda destruido en sus dos terceras partes, y el tercio restante se aniquila a sí mismo”
 Escritos Misceláneos, pág. 210. . Ignorar el error no es destruirlo y, en cierto sentido, si no lo denunciamos y destruimos, sin querer nos volvemos cómplices de él.

A través de esta crisis familiar y otras experiencias individuales de gran significación, he tenido que aprender a estar más alerta a la forma como se presenta el error y orar para verlo como es: una mentira, una ilusión. Como dice la Biblia: “polvo eres, y al polvo volverás”.
Génesis 3:19. Realmente he aprendido la verdad del siguiente pasaje de Ciencia y Salud: “El Científico Cristiano se ha alistado para disminuir el mal, la enfermedad y la muerte; y los vencerá comprendiendo que nada son y que Dios, o el bien, es Todo”.
 Ciencia y Salud, pág. 450.

Yo estoy segura de que la violencia y los secuestros en Colombia han disminuido no solo por la intervención militar, sino además porque cada vez somos más y más los que estamos orando y reconociendo el gobierno de Dios sobre toda Su creación. Y esta oración nos ayuda a percibir el efecto armonizador que la oración científica trae al mundo.

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