La aspiración a ser libres es una semilla que todos llevamos en el corazón, especialmente la libertad de limitaciones económicas, de vivir entre conflictos, de adicciones y de problemas de salud, para señalar unos pocos. Oímos que este anhelo profundo de libertad enlaza los siglos desde los tiempos bíblicos, y en las Américas este clamor está presente en los himnos nacionales de los pueblos. Para mencionar sólo algunos —y sabemos que todos son muy queridos y especiales en cada nación— el Himno colombiano, por ejemplo, habla de la “libertad sublime” que “derrama las auroras de su invencible luz”; el Himno uruguayo canta: “¡Libertad, libertad, Orientales! Ese grito a la Patria salvó”; el Himno mexicano pide que “los ecos sonoros resuenen con las voces de ¡Unión! ¡Libertad!”; el Himno argentino exclama: "Oíd ¡mortales! el grito sagrado: ¡Libertad, Libertad, Libertad!”; y el Himno de los Estados Unidos habla de “la tierra del que es libre y el hogar del valiente”. Verdaderamente, si hay algo que nos une a todos los pueblos, es ese anhelo común de libertad.
Hoy, muchos vienen aprendiendo en la Biblia claves prácticas que les han ayudado a satisfacer ese anhelo de libertad. Para ellos, se ha hecho realidad esta famosa frase del Maestro del Cristianismo, Cristo Jesús, que dice: “Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6:33). Y algunos de ellos lo dicen de varias formas en este número de El Heraldo, que dedica su sección principal a temas que conciernen a Latinoamérica.
Haciendo el mejor uso del espacio de que disponemos, tenemos en este número colaboradores de Argentina, Chile, Colombia, Ecuador, El Salvador, Estados Unidos, Guatemala, México, Perú y Uruguay. Todos ellos se aúnan para hablar del Principio divino que trae libertad en la forma en que cada uno la necesita. Aquí leerán relatos de la manera en que la oración efectuó curaciones de dolores de espalda, de una malformación de piernas y de quemaduras, así como la resolución armoniosa en un caso de secuestro.
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