Una de las cualidades con que podría describir a Ann Stewart es su espíritu aventurero. Tal es asi que, cuando le conté a uno de sus estudiantes de la Ciencia Cristiana que la iba a entrevistar, me dijo: “Bueno, Ann siempre nos alienta a entrar en la piscina y nadar, en lugar de sentarnos en el borde de ella y hablar”.
Esa cualidad de vivir plenamente —de aferrarse a la vida y absorberlo todo— en lugar de limitarse a pensar o a plantear hipótesis acerca de las preguntas más profundas de la vida, dan una idea de todo lo que hace Ann. Se graduó de la Universidad de DePauw en el estado de Indiana, Estados Unidos, con un título en lengua inglesa e historia. Luego inició un tour de seis semanas por Europa, y terminó quedándose dos años con sus tíos preferidos que vivían en Ginebra, Suiza. Ann cuenta: “Era una tía muy especial para mí. De joven se sanó de un caso grave de asma después de que una amiga le sugirió que probara la Ciencia Cristiana. Cuando yo tenía dos o tres años, me diagnosticaron meningitis espinal. Los médicos no esperaban que viviera, y mi madre le envió un telegrama simple y directo a mi tía Edith que decía: 'Ann se está muriendo, por favor, ¡ayúdame!' Y ella así lo hizo. Me dio un tratamiento en la Ciencia Cristiana y yo sané de la noche a la mañana. Me contaron que el médico se sintió tan feliz al verme sana, que se sentó en una silla y empezó a Ilorar”.
En Suiza Ann descubrió que le gustaba el esquí y hacer excursiones por las montañas, y éstos se transformaron en sus deportes favoritos. Al regresar a los Estados Unidos, trabajó en Nueva York y en el mundo de la moda y la publicidad. Después de casarse y formar una familia, mucha gente comenzó a presionarla para que se postulara para ocupar un cargo público, y fue entonces cuando ella se dio cuenta de que quería dedicarse por completo a la práctica pública de la Ciencia Cristiana. Empezó a anunciarse como practicista en The Christian Science Journal en 1974, y se graduó de maestra de la Ciencia Cristiana en 1979. Viajante tenaz, hace poco regresó de Egipto y de otros lejanos lugares del mundo. Ann vive en Los Altos, California, donde con frecuencia hace excursiones por las montañas o va a esquiar, y a buscar más aventuras.
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