A la edad de 11 años me detectaron una cardiopatía congénita y comencé a asistir con frecuencia al Instituto de Cardiología de la ciudad de México, DF.
Muchos años después, conocí la Ciencia Cristiana y al aprender que Dios es Vida, Verdad y Amor, la Mente única, mi vida empezó a cambiar. Con la lectura de Ciencia y Salud, se operó en mí una verdadera transformación y comencé a expresar mucha alegría.
Tan acostumbrada estaba a hacerme los chequeos, que un día decidí ir a revisarme para ver cómo estaba mi corazón. Para sorpresa de todos no quedaban rastros de la afección y nunca más volví a tener una dificultad cardíaca.
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