El Heraldo de la Ciencia Cristiana habló con
de Seattle, estado de Washington, en los Estados Unidos. Dan tiene 20 años y cursa el segundo año en la Universidad Tufts en el área de Boston, donde está estudiando Economía Cuantitativa. Además, le encantan los deportes y es miembro del equipo de fútbol. También disfruta del esquí y jugó lacrosse Deporte que originalmente jugaban los indígenas de Norteamérica, y que se juega con una pelota y una raqueta de mango largo con una especie de canasta en la punta. en la escuela secundaria.¿Cómo te preparaste para venir a estudiar al otro lado del país, lejos de tu familia?
La oración siempre ha sido para mí una base donde apoyarme, así que simplemente la traje conmigo. Hay dos cosas que me son muy familiares: mi iglesia y el fútbol. Ambos son muy espirituales y están profundamente conectadas con mi oración. Así que fue muy lindo poder Ilegar aquí y de inmediato empezar a jugar fútbol y asistir a La Iglesia Madre todas las semanas. Esto me ha ayudado a fortalecer esa base espiritual tan necesaria. Después, todo lo demás se fue manifestando naturalmente.
¿Te preparas espiritualmente para entrenar antes de un partido?
Mi enfoque se basa en mi desarrollo espiritual. Me he dado cuenta de que los deportes son un camino por el cual puedo expresar a Dios.
Una de mis grandes metas es Ilegar a estar plenamente consciente de estos pensamientos espirituales y no tan solo pensar en ellos. Oro para tener siempre presente que jugar fútbol es una de mis maneras de expresar la Vida divina, así que, obviamente, nada puede inhibir esa expresión. Y lo más importante es que esto lo puedo aplicar a lesiones, a mi relación con los entrenadores y jugadores y a cualquier cosa que pueda enfrentar.
Dijiste que los deportes son como un camino para expresar a Dios, ¿te ocurre lo mismo con tus estudios en economía?
Eso a veces me resulta más difícil. Los deportes han sido siempre una parte muy importante de mi vida, y he crecido tanto en esa área, que puedo sentir esa expresión de Dios. Cuando juego tengo el pensamiento muy claro, mientras que en otras áreas de mi vida esta aplicación específica no siempre es tan obvia. Realmente me esfuerzo por alcanzar esa misma consciencia espiritual en mis estudios y obtener esa base sólida que me brindan los deportes.
¿Qué tipo de pensamientos tienes acerca de ti mismo y de los demás en el campo de juego?
Pensar que soy una idea espiritual y perfecta de Dios es algo muy poderoso. Me ayuda en mi relación con los demás en la cancha porque comprendo que, en realidad, todos son hijos perfectos de Dios. Esto tiene un efecto muy grande. Cuando uno tiene un choque es muy útil preguntarse: ¿qué cosa negativa puede ocurrir cuando se juntan dos ideas perfectas de Dios? Es decir, ninguna limitación puede resultar de ese encuentro.
A veces la gente se siente muy frustrada los unos con los otros en la cancha, y yo definitivamente también. Pero me ha ayudado pensar que todos los que están allí expresan el Amor divino, incluso el árbitro. El simple pero poderoso pensamiento de que “el Amor se refleja en amor”, hace que estas situaciones sean mucho más armoniosas. Esto me da la oportunidad de reconocer la presencia de Dios dondequiera que esté.
También oro con la idea de competencia. Hace unos años leí un artículo escrito por un atleta profesional que era Científico Cristiano. Él hablaba de la palabra “competir” y decía que se define como “reunirse”, lo que para mí es un concepto excelente porque es salir a la cancha sabiendo que lo único que uno puede encontrar es la reunión de esas ideas perfectas de Dios. Así que no puede haber ningún resentimiento entre ellas, y uno puede amarlas profundamente por ser la imagen y semejanza divina.
¿Has tenido algún problema físico jugando al fútbol?
Sí. Este año me lastimé el tobillo. El entrenado vino a verme enseguida y empezó a decirme cosas sobre mi condición. Luego me mandó a ver al preparador físico para que me revisara, quien me dijo que no podría volver a jugar por 4 ó 6 semanas. Los preparadores hacen muy buen trabajo, pero tienden a diagnosticarte, y eso es algo que yo trato de evitar. En ese momento me di cuenta de que tenía que estar completamente consciente de la Verdad, de quién soy yo en realidad. Entonces, empecé a orar con el pasaje donde Mary Baker Eddy habla de estar “de portero a la puerta del pensamiento”. Ciencia y Salud, pág. 392.
Cuando uno se lastima es importante proteger el pensamiento del temor que sienten otras personas. Es por eso que cuando me pasa algo en la cancha no hago mucho escándalo. Cuanto mayor es el temor de los que me rodean, más me esfuerzo por alcanzar esa consciencia espiritual de la totalidad de Dios y lograr la curación.
Parece que también tuviste que expresar mucho amor.
Sí, eso es exactamente lo que hice con el entrenador y los preparadores físicos. En realidad es algo que he tenido que hacer con frecuencia desde que empecé a practicar deportes. Y yo sé que el entrenador expresa mucho amor y cuidado cuando me manda a ver al preparador.
Las actividades deportivas me brindan la oportunidad de trabajar con esta cita que escuché hace poco: “Todo revés que sufrimos, es una oportunidad para regresar más fuerte”. Y a mí me gusta mucho eso porque cada vez que tengo que enfrentar alguna situación, ya sea una lesión o algún altercado con el preparador físico, tengo la oportunidad de tener una gran demostración, de expresar afecto y quizás incluso mostrarles un poco de mi estado de pensamiento.
Poco más de un semana después pude empezar a jugar otra vez. El preparador también me dijo que tendría que vendarme el tobillo el resto de la temporada, que ésa era la norma a seguir. Pero en pocas semanas, le pedí que ya no me vendaran, pues estaba seguro de que estaba listo para jugar otra vez, y él estuvo de acuerdo.
Me negué a aceptar que no volvería a jugar como antes.
¿Qué ocurria en tu mente que te permitió jugar tan pronto?
Yo trato de orar por mí todos los días. Me esfuerzo por comprender muy bien que cuando practico deportes nada puede inhibirme como expresión de Dios. Estoy consciente de Su presencia a diario.
Hace unos años tuviste un problema grave en una pierna ¿no es cierto?
Cuando estaba en el penúltimo grado de secundaria me quebré una pierna. Se suponía que ése era “mi año”. Era segundo capitán del equipo de la escuela, y también colaborador del equipo del Club. Y después del segundo partido de la temporada, tuve un choque y me quebré la pierna. Entonces, me Ilevaron al hospital para que me pusieran el hueso en su lugar. Al principio fue un poco extraño para mí porque me resultaba difícil estar en el hospital. Pero mientras el doctor me arreglaba la pierna tuve una experiencia extraordinaria porque para mí fue evidente que Dios estaba allí conmigo.
Después me fui a casa y estuve allí por un tiempo. Mi recuperación fue prolongada. El médico me asignó un terapeuta para que trabajara conmigo, quien me mencionó un par de veces que él no estaba seguro de que yo pudiera volver a jugar al mismo nivel que antes. Me dijo, básicamente, que no creía que pudiera jugar en el equipo de fútbol cuando estuviera en la universidad.
Al principio, esto fue un golpe muy duro para mí. Hacía mucho tiempo que me había propuesto jugar fútbol cuando estuviera en la universidad. Así que oré negando que esto pudiera ser cierto y afirmando la Verdad de que volvería a jugar mucho mejor que antes, partiendo de la base de mi identidad espiritual.
Otro aspecto importante fue que aprendí a sonreír durante toda esta experiencia. Puede que haya habido algunos momentos en que me sentí apesadumbrado, pero para mí era muy claro que Dios estaba guiando mi desarrollo espiritual.
Un día mi primo me dijo que cuando todo eso terminara yo pensaría que fue lo mejor que me podía haber ocurrido. Y ciertamente, siete u ocho meses después, supe que él estaba en lo cierto. Cuando volví a jugar mi desempeño fue mucho mejor y con más solidez que antes. Y mi último año de secundaria fue uno de los años más maravillosos que haya tenido jugando al fútbol.
Tienes que hacer malabares con todas estas actividades, con los deportes, los estudios, las pruebas, ¿cómo haces?
Oro mucho para sentirme seguro de que, como expresión de Dios, puedo hacerlo todo muy bien. Por ejemplo, hace poco, salí de una conferencia en Boston, y cuando Ilegué al metro me di cuenta de que no tenía la billetera. Sin embargo, me sentía tan tranquilo y con tanta confianza, que no tuve ningún temor, y regresé a buscarla. Sabía que el bien no dependía de mí, sino que Dios estaba a cargo. Primero fui a McDonald's, donde había ido con mis amigos, y no la tenían. Después fui directamente al asiento que había ocupado en el auditorio donde habían dado la conferencia y allí estaba mi billetera. Una amiga sonrió y me dijo: “¡Qué suerte tienes!” y de pronto pensé que la gente usa las palabras suerte, coincidencia y azar para justificar los hechos de fuerza mayor que escapan a nuestro control. Y yo me sentí tan feliz al tomar consciencia de que tenemos control de las situaciones porque Dios gobierna todo constantemente.
Muchas veces hablo con mis amigos Científicos Cristianos acerca de mi método de “siéntate y relájate”, que consiste en acomodarte en un asiento y sentirte totalmente envuelto en el Amor, confiando por completo en que Dios está gobernando y no hay nada, ninguna decisión física que tenga que hacer yo para lograr que las cosas salgan bien. Ya estoy en mi lugar correcto, y las cosas salen bien porque sé que Dios está completamente al mando de todo.