Sufrí de insomnio desde que era niña. Con los años, el problema se fue acentuando cada vez más. Para cuando llegué a la edad adulta y tuve a mi hija fui al doctor quien me recetó pastillas medicadas que me permitían dormir muy poquitas horas. Luego la condición se iba acentuando hasta que pasaban dos o tres días que no podía dormir.
Conocí la Ciencia Cristiana, hace doce años, a través de un Heraldo que me regalaron. Fue toda una revelación para mí. Yo siempre había pensado que Dios no podía estar limitado por algo material, y al comenzar a leer Ciencia y Salud, me encuentro con un Dios que yo no conocía. Este Dios era mi Creador, era el Espíritu, el único poder, la única Mente y, además, era el único sanador.
Me dediqué a leer este libro, yo creo que lo devoraba. Mary Baker Eddy comienza el Prefacio con estas palabras: "Para los que se apoyan en el infinito sostenedor, el día de hoy está lleno de bendiciones" (pág. vii). Entonces decidí empezar cada día con esta oración que me hablaba de soluciones, de tener un día bueno.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!