Hace más de cinco años que mi familia y yo vivimos la maravillosa curación que tuvo mi mamá después de una aparatosa caída en la escalera de mi casa. Pero a pesar del tiempo transcurrido, recuerdo como si fuera hoy la fuerza que me impulsó a confiar en la oración para ayudarla. La posibilidad de contar instantáneamente con este recurso, me dio una paz muy grande, y me brindó la certeza de que la vida de mi mamá estaba a salvo, que nunca se había apartado del tierno cuidado de Dios.
En aquél entonces yo estaba embarazada de seis meses esperando gemelos, y recuerdo que las ideas de la practicista que con tanto amor nos ayudó con su oración, me dieron en todo momento la fortaleza y la calma que necesitábamos.
La curación fue completa y muy rápida, sin períodos de convalecencia, y sin que quedara ninguna secuela. Y al igual que mi mamá yo seguí orando hasta poder afirmar en el pensamiento que como ideas espirituales nunca podemos caernos de los brazos del Amor.
Bucarest, Rumania
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