La naturaleza de Dios ya está expresada por completo en cada uno de nosotros.
El que investiga la práctica del tratamiento y curación en la Ciencia Cristiana puede que al principio tenga la impresión de que es una forma de "mente sobre materia", una manera de utilizar el poder de la mente humana. De este modo, se espera que la mente humana sane el cuerpo, resuelva una injusticia, mejore las relaciones y nos ayude a superar presiones económicas y laborales. Pero al explorar más profundamente la Ciencia Cristiana se descubre que la teoría de "mente sobre materia" se aparta considerablemente del método que servía de base a las curaciones de Cristo Jesús.
"El que en mí cree", dijo Jesús, "las obras que yo hago, él las hará también, y aun mayores hará, porque yo voy al Padre".Juan 14:12. Sus palabras, "yo voy al Padre", indican que él recurría a Dios, no a la mente humana, para practicar la curación metafísica. Y Jesús alentó a sus seguidores a que en sus propias oraciones hicieran exactamente lo mismo.
He visto que cuando uno se vuelve de todo corazón a Dios, lo primero que percibe es un estado de existencia que antes parecía estar totalmente oculto al pensamiento. A veces, aquello que parece amenazante, imposible de resolver, crónico o letal, puede ocultar fácilmente la presencia de la bondad de Dios. No obstante, un punto de vista inspirado revela un estado del ser que es hermoso, ideal y completamente perfecto. Es el punto de vista de Dios. "Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera", dice la Biblia.Génesis 1:31. En esta bondad se encuentra incluida específicamente la idea de Dios, Su creación. Y esta creación, que nos incluye a cada uno de nosotros, tiene una identidad espiritual, no material. Es lógico que Su creación sea espiritual. Lo igual produce su igual, de manera que la sustancia con la que el Espíritu divino crea es espiritual. Nunca está limitada por la materia ni aprisionada en ella.
Al recurrir a nuestro Padre en oración y no a la mente humana, se hace obvio que la bondad y la perfección de la creación de Dios están intactas. La naturaleza de Dios ya está expresada por completo en cada uno de nosotros, y Jesús indicó esto claramente cuando dijo: "Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto".Mateo 5:48. Ese no fue un pedido, sino una vívida observación de la realidad actual sobre la perfección de Dios y nuestra expresión de la perfección divina.
Al percibir cada vez más cómo esta perfección se expresa en nosotros, logramos obtener una base para orar, razonar y, lo que es más importante, comprender los mensajes del Cristo que nos guían directamente hacia Dios cuando recurrimos a Él en busca de ayuda. Desde la perspectiva de Dios, Su creación nunca necesita mejoras ni reparaciones, mientras que el mundo que nos rodea es una catarata de opiniones y creencias falsas acerca de la naturaleza de Dios y de la humanidad. Derrama constantemente sus observaciones, acusaciones y predicciones afirmando que la familia humana está indefensa, que es una víctima, que está enferma y decrépita, que sufre escasez, y así sucesivamente. Los cinco sentidos mortales tenazmente informan de etapas de mortalidad y defunción. Sin embargo, la creación de Dios no es material, y nunca lo será. Si la descendencia de Dios no es materia, entonces ¿por qué tratar a alguien mediante la oración como si fuera materia?
Un médico usa materia para tratar la materia. Como metafísicos, puede que a veces pensemos que adoptamos un enfoque totalmente diferente, pero ¿realmente lo hacemos si le damos un tratamiento mediante la oración a la materia, llámense síntomas materiales de pobreza, de enfermedad o de una herida? Si ese es el caso, es hora de mejorar el tratamiento. Lo que ocurre es que batallar contra la materia, ya sea en el caso del médico con más materia, o en el del sanador con la oración, lleva finalmente a la confusión, la decepción y la frustración. Esto se debe a que es la creencia en la materia misma lo que plantea la dificultad.
Si la materia no forma parte de la ecuación, entonces, ¿qué es lo que tratamos en la oración? Nuestro objetivo siempre son las creencias y nociones falsas acerca de la naturaleza de Dios y Su creación. Y es bueno señalar que cuando oramos por los demás, tenemos que tener cuidado de no pensar que el paciente es alguien que cree estar enfermo, porque eso también es una suposición falsa. De ser así, estamos comenzando el tratamiento espiritual con la idea de que Dios ha hecho a una mujer o a un hombre imperfecto o que tiene alucinaciones. Incluso, aunque hayamos percibido que uno no puede poseer materia imperfecta, en nuestro concepto del paciente se ha infiltrado la noción de que esta idea "perfecta" que Dios ha creado, tiene un pensamiento imperfecto. Estamos considerando equivocadamente que nuestro paciente, no sólo posee materia imperfecta, sino que también tiene un pensamiento imperfecto. De esta base inestable—que es considerar que un paciente pueda tener un pensamiento equivocado acerca de sí mismo—podemos ser tentados a batallar con el paciente, en lugar de con la creencia falsa.
Una vez que determinamos que la creencia falsa es nuestro objetivo, ¿qué debemos hacer? Como Jesús, tenemos que tener absoluta confianza en que podemos recurrir en busca de ayuda, no al intelectualismo humano, sino totalmente a Dios, la Mente divina, quien nos da la inspiración exacta que necesitamos para limpiar el pensamiento de las mentiras acerca de lo que es Dios y de lo que nosotros somos por reflejo. En este alineamiento espiritual con el Padre, somos receptivos y estamos preparados para aprender algo nuevo acerca de cómo Dios lo ha creado todo, incluso a nuestros pacientes. En esa receptividad, siempre sentiremos el amor de Dios, junto con cualquier mensaje que Él quiera que escuchemos. No sólo es posible, sino natural aprender a escuchar a Dios y a seguirlo constantemente de esta manera.
Para poder hablar y escribir con autoridad sobre la curación únicamente mediante el poder de Dios, Mary Baker Eddy tomó muchos casos de enfermedades y lesiones y sanó todos ellos. Basándose en su propia experiencia, observó: "Una creencia falsa es a la vez el tentador y el tentado, el pecado y el pecador, la enfermedad y su causa. Es bueno estar calmado durante la enfermedad; estar esperanzado es aún mejor; pero comprender que la enfermedad no es real y que la Verdad puede destruir su aparente realidad, es lo mejor de todo, ya que esa comprensión es el remedio universal y perfecto".Ciencia y Salud, pág. 393–394.
La "comprensión" de la que ella habla no se produce de alguna manera por sinapsis en el cerebro humano, sino que es algo que recibimos tiernamente de Dios. "Pues a sus ángeles mandará acerca de ti",Salmo 91:11. dice la Biblia. Estos "mensajes angelicales", que revelan el conocimiento que Dios tiene de nosotros, son infinitos y constantes, y siempre están cuidando de nosotros. Debido a su constancia, el tratamiento en la Ciencia Cristiana es confiable y se puede repetir.
Es escuchando—y obedeciendo—estos mensajes angelicales del Cristo, que tomamos las riendas de nuestra vida y aprendemos a practicar con éxito la curación espiritual. Nunca es demasiado temprano o demasiado tarde para hacer esto. Incluso de niña, Mary Baker Eddy contempló la posibilidad del tratamiento mediante la oración. Ella dice acerca de sí misma: "Más tarde se dio cuenta de que ni sus propias oraciones, ni las de sus devotos padres ni las de la iglesia la sanaban; mas cuando discernió en la Ciencia del cristianismo el sentido espiritual del credo, ese sentido espiritual fue un pronto auxilio. Era la presencia viviente y palpitante de Cristo, la Verdad, que sanaba a los enfermos".Ciencia y Salud, pág. 351.
La "presencia viviente y palpitante de Cristo, la Verdad" es exactamente lo que desarraiga las creencias falsas y nos permite cultivar la aptitud para responder al Cristo, la Verdad, todos los días, con la práctica. Nuestro pensamiento es el terreno donde debemos desarrollarla, y momento a momento, se transforma en una sesión de práctica que nos llena de regocijo. En términos prácticos, podemos pensar que la armonía espiritual está establecida, acceder a la presencia de la bondad de Dios y coincidir con Dios cuando escuchamos un mensaje como: "tú siempre estás conmigo, y todas mis cosas son tuyas".Lucas 15:31.
Ejercer la práctica de esta manera es reclamar la visión que Dios tiene del universo—no es "mente sobre materia", sino la Mente divina en lugar de la materia. Esta visión es la única fuente de la verdad y el poder que siempre ha sanado con seguridad, y que siempre sanará.
