¿Qué te hace feliz? ¿Una rosa blanca, un libro interesante, una buena película, grata compañía? Todos anhelamos tener una felicidad duradera que no dependa de logros humanos o materiales, sino que sea parte intrínseca de nuestra naturaleza espiritual y, por ende, permanezca con nosotros para siempre. Cristo Jesús insistió en que, para obtenerla, primero debíamos buscar el reino de Dios que ya está presente en cada uno de nosotros, y que todo lo demás se manifestaría naturalmente, por añadidura.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!