El amor que Jim Thurman tiene por la fotografía comenzó en la escuela secundaria a la que asistía en Florida. Allí se afilió a un club de fotografía y con la ayuda de su Kodak Pony 828, entrenó su ojo a todo lo que se movía.
Hoy su interés principal es en otro tipo de movimiento, el que proviene de expandir la comprensión espiritual. Cuando le pregunté si quería darnos una fotografía para este artículo, Jim inmediatamente eligió un amanecer. “Me encanta la promesa del alba”, dijo, refiriéndose a esta foto que tomó en una de sus “caminatas de gratitud” que él y su esposa, Gaelynn, hacen cerca de su casa en la ciudad de St. Petersburg, Florida. “El amanecer ofrece una vista espiritual mucho más amplia. Es la luz gloriosa de alcanzar un nuevo sentido del ser que siempre se está expandiendo”.
Pero Jim agrega rápidamente que encuentra esta misma promesa más allá de los cielos, las aves marinas y los manatíes, pues también le gusta fotografiar rascacielos, fábricas y diferentes estructuras. Se ríe y dice: “Eso es el infinito para mí. Gracia y belleza ilimitadas”.
Jim, cuando hablamos por teléfono mencionaste un interesante pasaje de Ciencia y Salud: “El ser de Dios es infinitud, libertad, armonía y felicidad sin límites”.Ciencia y Salud, pág. 481. ¿Podrías decirnos qué has comprendido de esto?
He estado pensando mucho en la unicidad del ser, porque esa es realmente la piedra angular de la Ciencia del Ser. Y me encantan estas cuatro cualidades —infinitud, libertad, armonía y felicidad sin limites — como punto de partida en la consciencia.
Mary Baker Eddy pensaba con mucha precisión en lo que transmitía — la manera en que elegía sus palabras y en qué secuencia — ¿por qué crees que comenzó con la palabra infinitud? Es una palabra realmente importante para considerar.
Bueno, no hay nada más grande que la infinitud. Comenzar con eso instantáneamente nos aparta de todas las cosas que tratan de limitarnos, como son el temor, la duda, la insatisfacción, el potencial limitado, el pasado, el futuro; toda limitación que nos impida comprender a Dios y, por ende, comprender quiénes somos por ser Sus ideas espirituales.
Y ese es un solo concepto, ¿no cierto? No dos: Dios allá y yo aquí, tratando de comprenderlo. La Sra. Eddy con frecuencia establece el hecho absoluto del ser, ¿crees que ella considera que ese hecho es representado de una manera práctica por el hombre?
Definitivamente. Cuando consideramos el concepto de infinitud a través de una perspectiva limitada — llamémoslo los sentidos materiales — no podemos ni siquiera comenzar a comprenderlo, porque la infinitud del Espíritu no conoce límite alguno. Pero debido a la falsa educación de lo que parecemos experimentar como nuestro “ser”, o por lo menos nuestra actual comprensión de él, entendemos muy poco de esa infinitud porque la definimos en términos muy limitados.
¿Definimos la infinitud en términos demasiado específicos acerca de nuestra propia vida?
Así es. Pero la Ciencia Cristiana explica la cualidad infinita de Dios, la única Mente divina, que nos permite desafiar muy directamente las creencias que tratan de limitarnos. Y las cuatro cualidades que se mencionan en esa declaración, infinitud, libertad, armonía y felicidad sin límites, son las cualidades que expresamos como ideas espirituales de Dios, ahora mismo. Ciencia y Salud dice: “Dios expresa en el hombre la idea infinita desarrollándose a sí misma para siempre, ampliándose y elevándose más y más desde una base ilimitada... Las capacidades humanas son ampliadas y perfeccionadas en la proporción en que la humanidad gana la concepción verdadera del hombre y de Dios”. Ibíd., pág. 258. Allí mismo se unen perfectamente lo absoluto y lo práctico; “desde una base ilimitada” es una declaración de la absoluta perfección del hombre, ya establecida. Y “elevándose más y más” nos da la comprensión cada vez más expansiva de nuestro ser.
Siempre me ha gustado lo que dice el personaje Buzz Lightyear en la película animada “Toy Story”: “!Hacia el infinito... y más allá!” Me hace pensar que no sólo los personajes de historietas lo entienden mal. Nosotros también. Es como si tratáramos de comprender la infinitud desde afuera, desde el otra lado de una ventana por la que estamos mirando.
Tenemos que admitir que hay una tendencia a seguir dividiendo las cosas en "dos". El concepto mortal del "ser" siempre define todo en términos de tiempo y espacio, y desde la perspectiva de nuestro entendimiento actual, nosotros lo amoldamos o lo desafiamos. Y desafiarlo significa hacerlo desde la base de esa unicidad del ser, donde el tiempo no tiene nada que ver al definir quiénes somos.
¿Encuentras que muchas de las llamadas en tu práctica tienen que ver con la idea del tiempo? ¿Es algo que constantemente tienes que aclarar en tu propia oración antes de orar por un paciente?
Claro que sí. Es el argumento mortal de que nacemos en un punto en el tiempo, en una experiencia material, y viajamos por él hasta un punto final, llamado muerte, mientras que todo lo demás ocurre entre medio. Todo lo que pensamos que es un "problema" proviene de una perspectiva finita. Mientras que la infinitud, no tiene ni comienzo ni fin. Últimamente he estado orando para poder desafiar este pensamiento de que existe una experiencia lineal, un "ser" lineal, y para comprender mucho mejor la alegría que se siente al experimentar nuestra unidad con la expresión infinita del ser, allí mismo donde nos encontremos.
Me llama mucho la atención que desde la perspectiva mortal siempre estamos perpetuando el concepto de "vejez" — no simplemente la obvia y empinada pendiente que presenta la cultura popular, sino también la más sutil, de que cuando tenemos 20 y 30 años necesitamos avanzar, dejar nuestra huella, acumular, como la ardilla, nuestras bellotas para el futuro. Pienso que podríamos llamarla la dolorosa cuesta arriba.
Hace poco una amiga me contó que cuando era una madre joven trabajaba de voluntaria en la Sala de Lectura de una iglesia filial, y un miembro de su iglesia vino a estudiar, una mujer que humanamente hablando tenía muchos años. Según mi amiga, esta señora irradiaba una gran belleza interior. Cuando se disponía a irse, se acercó a mi joven amiga, le apretó la mano y le dijo: "Querida, comienza a encarar la cuestión de la edad ya mismo".
Ese es un ejemplo perfecto de percibir que la infinitud es algo práctico ahora mismo. Las medidas mortales son impuestas constantemente sobre nosotros de una manera lineal, ya sea como una pendiente hacia arriba o hacia abajo. Resistir con firmeza esas creencias mediante la Ciencia Cristiana es algo que necesitamos hacer en toda "etapa" de la vida. ¿No es acaso esa la única forma en que podemos realmente enfrentarlas en nuestro pensamiento, en lo que nosotros llamamos el "ahora"?
Es allí donde las siguientes dos cualidades de la declaración de Mary Baker Eddy se aplican tan bien: Libertad y armonía. La libertad espiritual de dejar de lado las limitaciones del sentido material en este momento. Y la armonía — la expresión del Principio divino — que gobierna al hombre en perfección, integridad, satisfacción y alegría. Aceptar la concordancia como el hecho espiritual presente, hace que todas las discordancias del sentido material sean una imposibilidad.
De modo que estas cualidades de las que estamos hablando — infinitud, libertad y armonía — no son de ninguna manera conceptos abstractos. Puesto que somos ideas de Dios, las incluimos como parte de nuestra verdadera y única identidad, ¿no es así?
Te voy a dar un ejemplo para ilustrar esto un poco más. Mi oficina mira hacia un jardín grande donde hay una piscina, y durante el día observo cómo cambian las sombras a medida que cambia el ángulo del sol. Hay veces que ciertas partes de la piscina y el jardín están totalmente cubiertas por la sombra, y al ver cómo aparecen y desaparecen las sombras, me he dado cuenta de que en algún momento todas las áreas del jardín están cubiertas de luz. A veces las llamadas que recibimos en la práctica, o ciertas cosas que pensamos, tienden a considerar que la vida está compuesta por compartimentos, como son la salud, la felicidad, la prosperidad, las relaciones, y así sucesivamente. No es inusual que la gente que llama diga: "Yo he tenido muchas curaciones físicas, sin embargo, nunca me he sentido realmente feliz". Otra persona puede que llame y diga: "Yo lo tengo todo, tengo abundante provisión, una familia maravillosa, pero sigo teniendo desafíos físicos". En otras palabras, existe una aceptación de que en algunas áreas de la vida no logramos hacer la demostración de la Ciencia Cristiana. Tal como ocurre en el jardín y la piscina, las sombras tratan de oscurecer los hechos espirituales del ser en el pensamiento. No obstante, muy pronto, la luz inunda esa área oscurecida, y nos damos cuenta de que ninguna área queda fuera de esa luz.
Me gusta pensar que esto es como el Cristo, la Verdad, que saca a la luz la comprensión espiritual en nuestra consciencia. Esta luz nos permite percibir que esas sombras no tienen sustancia, sólo nos engañan para que creamos que de alguna manera la luz puede ser selectiva, u oscurecida, aunque sea por un segundo. Esto nos lleva nuevamente a ese sentido de separación, de que existen aspectos de nuestro ser que pueden realmente estar separados de Dios, la Mente única, o de nuestra identidad espiritual como reflejos de Dios. Y la verdad es que nadie puede quedar jamás fuera de la plena expresión de las cuatro cualidades de las que hemos estado hablando. Así como sabemos con toda certeza que el sol está siempre brillando, aunque tal vez no lo veamos, podemos comprender que en la Ciencia del ser no existen “nubes” que obstruyan el radiante reflejo del hombre de Dios.
¿Cómo comprendemos esa última cualidad de la cita de la Sra. Eddy, “felicidad sin límites”? Yo me imagino a alguien leyendo las noticias de hoy y gritando con incredulidad: “¿Qué estás diciendo? ¿Estás bromeando? ¿Felicidad? ¿Y 'sin límites'?” Parece como que estas cuatro cualidades — en este caso la felicidad — no pueden comprenderse desde una perspectiva humana.
Desde un punto de vista material y limitado de felicidad, es imposible hacerlo. Cuando existe un sentido de sufrimiento — y desde el punto de vista material siempre hay algún sentido de sufrimiento por algo — esas cualidades, infinitud, libertad, armonía, felicidad sin límites, como que quisieran eludirnos. Ese falso concepto mortal parece muy real. Pero la cuestión es que nunca vamos a poder reconciliar el falso sentido material de las cosas con el sentido espiritual de las cosas, que es en realidad el único sentido verdadero que existe.
De manera que para experimentar la “felicidad” tenemos que comprenderla desde un punto de vista completamente nuevo, no como algo que alcanzamos, logramos o “ganamos”, ¿no es así?
La alegría, o la felicidad, a veces parece que sólo se puede obtener de algo que está “allá afuera”, algo separado de nosotros... un mejor trabajo, el perfecto compañero o compañera, una cuenta bancaria más grande. Pero podemos comprender que el hombre ya incluye por reflejo los infinitos recursos del Alma, que se expresan en alegría, integridad y satisfacción espirituales.
Siempre tenemos que comenzar con lo que es verdad y razonar a partir de esa perspectiva. Ciencia y Salud afirma: “Se llega a una conclusión lógica y científica sólo mediante el conocimiento de que no hay dos bases del ser, la materia y la mente, sino una sola: la Mente“. ibíd., pág. 279. De manera que, ¿cómo llegamos a esta “conclusión”? ¿Cómo mantenemos nuestro pensamiento lleno de la verdad absoluta del único ser verdadero? Es la actividad del Cristo en la consciencia. Esto nos permite distinguir entre lo que es verdad y lo que no lo es, y ese entendimiento es lo que produce restauración y renovación. ¿No es acaso esto lo que denominamos "curación"? En otras palabras, es la transformación, al punto de que vemos que la única base del ser es espiritual, e incluye felicidad sin límites; y todo lo que se opone a ella desaparece.
Como las sombras en la piscina...
Una sombra nos tienta a sentirnos fascinados por la falta de luz, en lugar de concentrarnos en la plenitud de luz que revela el "ahora" de nuestro ser espiritual. Es lo que estaba comentando antes acerca de esa tendencia seductora a "experimentar" una vida mortal lineal. Necesitamos tener la convicción de decir: “¡No! Yo soy por siempre uno con la Vida, reflejando la única Vida divina”.
Hablar de las sombras me hizo pensar que a medida que comprendemos la luz del Cristo que está aquí ahora, puede reconocerse que esta luz está activa en el mundo, no sólo respecto a los asuntos de nuestra vida.
Así es, porque estamos hablando de la universalidad del Cristo, que está al alcance de todos. Muy de vez en cuando he tenido curaciones cuando me centré en "mi" sentido personal del problema. Pero con mucha más frecuencia he tenido curaciones con profundos resultados cuando percibo que en cierta medida el eliminar una imposición es también una curación para toda la humanidad. Es el reconocimiento de una bendición mucho más amplia, para el mundo.
Si reflejamos eternamente la unicidad de Dios, ¿podrías hablar sobre el reflejo? Parece como que a veces aceptamos la noción de que hay determinado número de Científicos Cristianos, y que estamos por allí “reflejando”. Leemos en Ciencia y Salud: “El término individualidad también está expuesto a objeciones, porque un individuo puede ser uno de una serie, uno de muchos, como un hombre individual, un caballo individual; mientras que Dios es Uno no uno de una serie, sino uno solo y sin equivalente”. ibíd., pág. 117. ¿Cómo hacemos para comprender ese “uno” respecto al reflejo?
Yo tengo sobre mi escritorio un hermoso corazón de cristal, y para mí es un símbolo de lo que estamos hablando. Está hermosamente tallado y tiene varias facetas. No obstante, es un solo corazón. Primero, me recuerda que Dios es Uno, y para comprender la totalidad de Dios, Mary Baker Eddy nos da los siete sinónimos de Dios: Mente, Espíritu, Alma, Principio, Vida, Verdad y Amor. De modo que, aunque hay un solo corazón de vidrio, las diferentes facetas tienen un carácter individual que me ayudan a percibir la totalidad de un solo Dios.
Además de ayudarme a comprender que Dios es uno, este corazón de cristal me ayuda a comprender que el hombre es uno. Como esas innumerables facetas, hay innumerables individualidades que se expresan en la unicidad. Y cuando el sol ilumina este sorprendente corazón de cristal, crea una lluvia de arco iris en toda mi oficina. Y a mí me maravilla esto porque es un refulgente recordatorio de que el hombre es uno con Dios, reflejando las cualidades del ser de Dios.
Volviendo a esa declaración, “el ser de Dios es infinitud, libertad, armonía y felicidad sin límites”, y al hecho de que el hombre es uno con esas cualidades, cada uno de nosotros las refleja individualmente. El problema es que con frecuencia oramos con la creencia en esa vida lineal que mencioné antes — lo que vemos como nuestras experiencias individuales — en nuestras propias órbitas. Así que, aunque estamos teniendo una experiencia, una expresión del ser, los llamados sentidos materiales limitados supuestamente se dividen en lo que parecen ser tres conceptos del “ser”. Sí, como Científicos Cristianos, admitimos que lo “espiritual” es el único ser real que existe. Pero luego está el “humano”, que es cómo parecemos estar expresando la vida en este momento, y, finalmente, está el “mortal”, el cual, aunque reconocemos que es totalmente irreal, trata de engañarnos para que lo aceptemos como real. Sin embargo, podemos negarnos a ser engañados y aferrarnos a la absoluta verdad de que sólo hay una base del ser, la del Espíritu, la Vida.
Hay una declaración en Ciencia y Salud que realmente me sorprendió: “Toda sustancia, inteligencia, sabiduría, todo ser, toda inmortalidad, causa y todo efecto pertenecen a Dios. Estos son Sus atributos, las eternas manifestaciones del Principio divino e infinito, el Amor”. ibíd., pág. 275. Me sorprendió ver que se refiere a los efectos como “Sus atributos...”
En esencia, Jim, ¿no está diciendo Mary Baker Eddy que no estamos allá afuera en el mundo siendo “efectos”, tratando, con nuestras mejores intenciones, de vivir como buenos Científicos Cristianos? No dice que hay algo infinito en operación, que todo está incluido en una Mente, también el efecto?
Así es, porque ese pasaje realmente nos hace volver a la unicidad que demuestra que Dios es la causa única y que Su creación es el efecto. Y que la causa y el efecto, realmente son uno, en vez de que se esté produciendo algún tipo de separación, o que haya dos bases del ser.
No vamos a encontrar una causa espiritual y un efecto material. Eso sugeriría dos bases del ser totalmente diferentes. No pueden reconciliarse porque no hay forma de que podamos reconciliar un efecto material con una causa espiritual. Antes me preguntaste acerca de la práctica y las llamadas que recibo, y lo que veo la mayor parte del tiempo es que la gente trata de comprender los hechos espirituales — los hechos espirituales del ser — desde una perspectiva mortal. Pero cuando partimos de la mala salud, una relación tormentosa, problemas económicos, caos mundial, como si fueran la realidad, terminamos concentrándonos en el opuesto exacto de aquellas cuatro cualidades de las que hemos estado hablando: infinitud, libertad, armonía y felicidad sin límites.
Es el poder del Cristo alcanzando nuestra comprensión actual lo que nos capacita para identificarnos con las ideas divinas. Pero lo mortal — las creencias de pecado, enfermedad y muerte — no tienen nada que ver con nuestro verdadero ser, y no pueden tocarlo de ninguna manera. Ciencia y Salud define el Cristo como: “La divina manifestación de Dios, que viene a la carne para destruir el error encarnado”. Dios, que viene a la carne para destruir el error encarnado”. ibíd., pág. 583.
¿Puedes hablar acerca de “viene a la carne”? Aunque en Ciencia y Salud hay innumerables referencias a nuestra experiencia humana, Mary Baker Eddy en sus escritos también refuta por completo lo “humano” mediante declaraciones absolutas. Como cuando escribe: “Los cambios en las creencias pueden seguir indefinidamente, pero ellos son la mercancía del pensamiento humano, y no el producto de la Ciencia divina”. ibíd., pág. 12. ¿Mercancía del pensamiento humano?
“Y aquel Verbo fue hecho carne” Juan 1:14. nos dice el Evangelio según Juan. ¿No quiere decir esto que lo divino viene a lo humano a través del Cristo, la Verdad, de una manera que nosotros podemos percibir y comprender ahora?
La Sra. Eddy misma habla acerca de las limitaciones del idioma humano para expresar ideas espirituales. La cita que mencionaste es un buen ejemplo, y es muy importante ver el contexto de la página donde aparece. Allí ella está hablando de la oración sanadora que se basa únicamente en “una fe ciega” en Dios. Más adelante, escribe: “Los cambios en las creencias pueden seguir indefinidamente, pero ellos son la mercancía” — en otras palabras, los bienes — “del pensamiento humano, y no el producto de la Ciencia divina”. Hay muchos casos en los que ella usa e intercambia humano y mortal, y es allí donde nosotros tenemos realmente que discernir espiritualmente la diferencia. Para mí, aquí la “mercancía del pensamiento humano” es un ejemplo del pensamiento mortal porque incluye creencias mortales que cambian constantemente. Mientras que la comprensión humana que es alcanzada por lo divino mediante el Cristo, como Jesús demostró, es transformada, en oposición a lo “mortal”, que no tiene nada que le corresponda como idea espiritual. Es pura falsedad, la total contrahechura de una idea espiritual o su genuina representación manifestada en el pensamiento humano. Y este es el error encarnado que el Cristo viene a destruir, el error de creencia mortal.
¿Cómo podemos discernir la diferencia entre lo espiritual, lo humano y lo mortal? Piensa en la definición de Elías en el Glosario de Ciencia y Salud. La misma dice en parte: “...la Ciencia Cristiana, con la cual puede ser discernida la realidad espiritual de todo lo que los sentidos materiales perciben;...”Ciencia y Salud, pág. 585. para mí, esta es una explicación muy práctica de cómo la Ciencia Cristiana nos permite discernir los hechos espirituales — la verdad absoluta de la que hemos estado hablando hoy — “de todo lo que los sentidos materiales perciben”. Ahí está la distinción entre lo que comúnmente se consideran dos bases del ser, el Espíritu, la Vida, discernidos como la única base real del ser, no la creencia de vida en la materia.
Y ese “ahora”, esa percepción actual de que estamos incluidos en una sola Mente, ¿puede volverse totalmente práctico?
Discernir la única y verdadera base del ser no podría ser más práctico. Y es fundamental para comprender lo que hemos estado hablando, porque la definición de Elías, también incluye: “la base de la inmortalidad”. Y pienso que la inmortalidad presenta las cualidades espirituales de la infinitud — ningún comienzo, ninguna interrupción — únicamente el continuo desenvolvimiento de nuestra unidad con la Vida divina, expresada en libertad espiritual, armonía y alegría. Esa es la verdadera “felicidad”.
Siempre me resultó interesante que al comienzo del capítulo de “Recapitulación” en Ciencia y Salud Mary Baker Eddy hace esta declaración: “La Ciencia Cristiana absoluta impregna sus declaraciones, para elucidar la metafísica científica”. ibíd., pág. 465. ¿Hay diferentes declaraciones en el libro, dirigidas a distintos niveles de pensamiento?
Pienso que es más en términos de grados de pensamiento que en niveles. Como hemos estado explorando aquí, el Cristo, la Verdad, elucida — trae a la luz — la habilidad para comprender la Ciencia del Ser. Y para mí esta iluminación parece alcanzar el pensamiento receptivo de la persona gradualmente, y de una manera práctica, casi hecha a su medida. El Cristo está siempre presente y activo en la consciencia — allí no hay niveles — listo para hacernos comprender la unicidad de la Mente, y su manifestación.
¿Y cómo ves la “manifestación” de la Mente?
La veo como las innumerables ideas espirituales de la Mente divina expresadas como el hombre y el universo, vistos en su verdadera cualidad espiritual.
Respecto al tema del hombre y el universo, volviendo una vez más a lo que estábamos diciendo antes acerca de orar por el mundo, ¿qué podemos decir del “público” a que se refiere con tanta frecuencia el Manual de la Iglesia? Muchos de nosotros conocemos personas que inicialmente manifestaron interés en la Ciencia Cristiana — haciendo preguntas básicas sobre ella — y luego se apartaron. ¿Qué es esta aparente renuencia?
Muchos Científicos Cristianos están ansiosos de compartir la Ciencia Cristiana con sus conocidos, su círculo de amigos, colegas, y lo hacen porque significa mucho para ellos, y es natural compartirla. Sin embargo, otros Científicos Cristianos tal vez sean renuentes a dar lo que tienen. Claro, pienso que hay casos en que la gente no está dispuesta a saber más, debido a los conceptos o comentarios equivocados que aparecen en la prensa o en otros lados. No obstante, sigue habiendo muchas oportunidades para alentar y ayudar a una persona en su creciente y sincero interés en la Ciencia Cristiana y su práctica sanadora.
Debo admitir que en ocasiones he dado un ejemplar de Ciencia y Salud a alguien diciendo: “Pienso que esto realmente puede ayudarte”, dejándolo allí, en lugar de alentarlo o continuar siendo para él una fuente a dónde recurrir. Pero también podemos nutrir y atender su interés, no dejarlos donde los encontramos.
Lo que comentas me recuerda que al leer tu biografía vi que fuiste administrador de un sanatorio de la Ciencia Cristiana en California. Parece como que este “nutrir” y “atender” a otros de que nos hablas es realmente como la actividad de un enfermero, ¿no es así?
Claro que sí. Las verdaderas cualidades de un enfermero — nutrir, alimentar — no son cualidades exclusivas expresadas por algunos pocos que se desempeñan con dedicación como enfermeros de la Ciencia Cristiana. Esta son cualidades que cada uno de nosotros refleja de la naturaleza materna de Dios, el Amor. De manera que estas cualidades no están limitadas al cuarto de un enfermo; son cualidades que se expresan en nuestra disposición de compartir lo que estamos comprendiendo con los demás. Podemos confiar en que Ciencia y Salud en su completa y total declaración de la Ciencia Cristiana, hablará al corazón de aquellos a quienes se les ofrece el libro. Pero también podemos orar para saber cuál es la mejor manera de expresar estas cualidades ayudándolos en su curiosidad y en su estudio, preguntándoles acerca de lo que están aprendiendo, comunicándonos con ellos y atendiéndolos, en lugar de dejarlos librados a su suerte.
Así que, realmente se trata de dejar atrás la “vida lineal” de la que estábamos hablando, ¿no es cierto? Lo que nos trae en círculo completo a esa poderosa cita con la que empezamos nuestra conversación.
Infinitud, libertad, armonía y felicidad sin límites es el ser de Dios, y son nuestras por reflejo, en este mismo momento. Hace un tiempo estaba orando y me pregunté: “¿Cuántas Vida hay?” Al principio me causó gracia, ¿qué pasó con la gramática?, pensé. Pero luego me hizo detener y reflexionar: Un momentito. Hay una sola Vida, una sola base del ser verdadero.
La Mente divina está constantemente desenvolviendo para nosotros la comprensión espiritual de la unidad del hombre con la Vida divina. Así que, ¿cuál es nuestra parte en esto? Es ser.
Publicado originalmente en The Christian Science Journal, Julio de 2011
