El amor que Jim Thurman tiene por la fotografía comenzó en la escuela secundaria a la que asistía en Florida. Allí se afilió a un club de fotografía y con la ayuda de su Kodak Pony 828, entrenó su ojo a todo lo que se movía.
Hoy su interés principal es en otro tipo de movimiento, el que proviene de expandir la comprensión espiritual. Cuando le pregunté si quería darnos una fotografía para este artículo, Jim inmediatamente eligió un amanecer. “Me encanta la promesa del alba”, dijo, refiriéndose a esta foto que tomó en una de sus “caminatas de gratitud” que él y su esposa, Gaelynn, hacen cerca de su casa en la ciudad de St. Petersburg, Florida. “El amanecer ofrece una vista espiritual mucho más amplia. Es la luz gloriosa de alcanzar un nuevo sentido del ser que siempre se está expandiendo”.
Pero Jim agrega rápidamente que encuentra esta misma promesa más allá de los cielos, las aves marinas y los manatíes, pues también le gusta fotografiar rascacielos, fábricas y diferentes estructuras. Se ríe y dice: “Eso es el infinito para mí. Gracia y belleza ilimitadas”.
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