Estaba con un busca del pájaro sombrilla en el río Napo en Ecuador. Nos levantamos cuando todavía estaba oscuro y nuestros guías nos llevaron en canoa, remando durante horas, hasta el lugar donde estaban los nidos. Al salir el sol, las aves empezaron a cantar. Los monos aulladores bramaban, los insectos zumbaban, y vimos un grupo de pájaros sombrilla que se perfilaban contra el cielo que se iba iluminando cada vez más. Ver estas notables criaturas en su prístino ambiente fue una experiencia extraordinaria. El amanecer trajo nuevas perspectivas de las maravillas de Dios.
La Biblia relaciona el amanecer con la revelación de nuevas vistas de Dios y de Su creación. “Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones”. 2 Pedro 1:19. Aquí el día representa el amanecer de la claridad espiritual o revelación. La luz que brilla en nuestro corazón y mente se el Cristo, la Verdad o mensaje espiritual de Dios que ilumina nuestro pensamiento.
El lugar oscuro puede ser temor o ignorancia espiritual, sentimientos heridos o frustración. Esos oscuros estados de pensamiento desaparecen cuando llega la inspiración espiritual, tan ciertamente como la oscuridad desaparece cuando llega el amanecer. Donde antes no se veía nada o simplemente sombras y formas vagas, la luz revela vistas más claras que nunca, de específicas ideas espirituales.
Cada amanecer puede traer nuevas vistas de nuestra verdadera naturaleza espiritual. Las ideas hermosas ya moran dentro de nosotros, de la misma forma que los tan únicos y extraordinarios pájaros sombrilla moran en el bosque sin ser vistos. No necesitamos fabricar cualidades espirituales, tales como salud, vitalidad y felicidad. Estas cualidades ya están presentes y actuando activamente en nuestra vida. Partiendo de la premisa de que el bien y la armonía moran dentro de nosotros, recibimos con agrado las inspiraciones espirituales que iluminan el pensamiento y nos permiten ver más claramente el bien que Dios ya ha creado y nos ha dado.
Mary Baker Eddy se refirió a la revelación de la creación de Dios de la siguiente manera: “El pensamiento calmo y exaltado, o la comprensión espiritual, está en paz. Así continúa el amanecer de las ideas, formando cada etapa sucesiva de progreso”.Ciencia y Salud, pág. 506:11.
En lugar de pensar que cada día agrega 24 horas más a nuestra edad, ¿no podemos considerar cada día como el amanecer de vistas espirituales de Dios de Su creación? Si lo hacemos, veremos que no estamos envejeciendo, sino progresando. Al comenzar pensando en Dios, en lugar de pensar en la oscuridad de la materia, podemos discernir más de nuestra naturaleza espiritual como la creación armoniosa y saludable de Dios. Cuando conocemos a Dios como Espíritu divino, nos vemos a nosotros mismos como ideas espirituales compuestas por la infinita sustancia del Espíritu. El reconocer que Dios es el Amor ilimitado, nos hace sentir que el Amor está presente eternamente, nunca muere. Dios no muere y es inmortal, de manera que el amor espiritual no cambia y es inmortal. El paso del tiempo no destruye ni oscurece los conceptos espirituales. Dios se revela constantemente a Sí mismo en el perpetuo amanecer del bien eterno. La espiritual que tengamos de que el amor infinito de Dios está presente, de que el bien es supremo y la salud es inmortal, puede atravesar la oscuridad con los rayos de la curación mediante el Cristo, como dice un querido poema del Himnario de la Ciencia Cristiana: “De la materia al Alma es mi sendero, / de inquieta sombra a dulce claridad; / y es tal la realidad que yo contemplo / que canto: '¡He hallado la Verdad!'”Himnario de la Ciencia Cristiana Nº 64.
Encendamos la luz de la inspiración semejante a la de Cristo en la penumbra cuando el dolor o los problemas asociados con el envejecimiento parecen acumularse. Por más oscuro que parezca ser el problema, el Cristo sanador aclara nuestra consciencia e ilumina nuestro camino.
