Skip to main content Skip to search Skip to header Skip to footer
Original Web

Noticias falsas y un antídoto divino

Del número de octubre de 2017 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana

Apareció primero el 14 de agosto de 2017 como original para la Web.
Publicado originalmente en el Christian Science Sentinel del 26 de junio de 2017.


Varios países parecen estar envueltos en divisiones políticas y sociales, e historias fabricadas en las noticias (noticias falsas) parecen estar jugando un papel cada más importante en el intento por influenciar el pensamiento. 

Según una encuesta de diciembre pasado, 23 por ciento de adultos han compartido noticias falsas en línea a sabiendas o inadvertidamente (Pew Research Center, 15 de diciembre de 2016).

No obstante, es bueno saber que hay un antídoto espiritual en la Ciencia Cristiana, una fuente eterna de verdad, claridad, inspiración, calma y armonía, que está inmediatamente al alcance de todo aquel que recurre a Dios en busca de guía divina.

Cuando elegimos qué noticias e información leer, ver o escuchar, es útil estar de “portero a la puerta del pensamiento” (Mary Baker Eddy, Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, pág. 392). Esta instrucción indica que debemos prestar atención a lo que aceptamos en nuestro propio pensamiento, discerniendo entre aquellos pensamientos que reflejan al Principio divino, el Amor, y rechazar los pensamientos corrosivos e inmorales.

Lo que optamos por admitir en nuestra consciencia es fundamental al determinar nuestro rumbo terrenal. Y el hecho de estar alerta a lo que aceptamos en el pensamiento es un paso crucial en el desarrollo de nuestra habilidad para discernir si las noticias o información son falsas, o en otro sentido engañosas.

Cuando oramos por esta situación para nosotros mismos o el mundo, es esencial comprender que nuestra consciencia es nuestra demostración individual. En la medida en que mantenemos nuestro pensamiento lleno de pensamientos divinos, contribuimos a que haya un ambiente mental más claro para todos.

Mary Baker Eddy, la Descubridora y Fundadora de la Ciencia Cristiana, describe toda comunicación verdadera de esta forma: “La intercomunicación es siempre de Dios hacia Su idea, el hombre” (Ciencia y Salud, pág. 284). Por ser el hombre, o idea compuesta, de Dios, incluimos inherentemente todas las ideas de Dios, y expresamos naturalmente la Mente divina; esta es nuestra verdadera identidad espiritual. A partir de esta base, la consciencia humana debe aprender a discernir entre la verdad y la fábula, abriendo nuestro pensamiento a las verdades espirituales de la Mente divina, Dios, la fuente de toda verdadera sabiduría y existencia.

Es bueno saber que existe una fuente eterna de verdad, claridad, inspiración, calma y armonía, que está inmediatamente al alcance de todo aquel que recurre a Dios en busca de guía divina.

Las noticias falsas son construidas por una consciencia humana erróneamente guiada, y son creadas con la intención de engañar, influenciar el pensamiento o ganar dinero. En un ejemplo inusual, a principios de este año, un importante estudio cinematográfico inventó un ardid publicitario para una película en la cual creaba sitios de noticias falsas con nombres de divulgación creíbles. Luego publicó el contenido y titulares muy atractivos, que no eran verdad. Después que se revelara que la campaña era falsa, y se difundiera a través de las redes sociales, el estudio cinematográfico se disculpó y admitió que la misma era inapropiada.

Al explicar cómo evitar ser engañados de esta forma, la Sra. Eddy escribió: “Si sugestiones malévolas susurran el mal por vía del tímpano de la mente, esto no es una excusa para obrar mal. Somos responsables de nuestros pensamientos y acciones; y en lugar de secundar las maquinaciones de otros al obedecerlas —para luego lamentaros del infortunio— levantaos y derrotad a ambos” (Escritos Misceláneos 1883–1896, pág. 119).

¿Cómo hacemos esto? Podemos aprender a hacerlo mediante el estudio diario de la Ciencia Cristiana —la Ciencia de la Mente divina— y con la oración, la práctica y el aventamiento mental.

El aventamiento es un proceso agrícola antiguo para separar el trigo de la cizaña. El proceso consiste en arrojar la mezcla al aire de manera que el viento pueda soplar fuera la cizaña que es más liviana, permitiendo así que caigan los granos que son más pesados. A veces se usa una especie de aventador. 

Ciencia y Salud nos dice: “La Ciencia del cristianismo viene con aventador en mano a separar la paja del trigo” (pág. 466), y brinda la definición espiritual de aventador: “Lo que separa la fábula de la realidad; aquello que da acción al pensamiento” (pág. 586). 

La experiencia humana constantemente produce un campo doble, de trigo y cizaña, de pensamientos tanto buenos como malos. Pero la Mente divina, Dios, como revela la Ciencia Cristiana, es la fuente clara y omnipresente de la inteligencia. Cuando uno estudia la Ciencia Cristiana, y se familiariza más con la infinitud de la Mente, con los hechos de la existencia espiritual, tal como la armonía y la paz de Dios, se hace mucho más obvio lo que no es verdad; estamos más capacitados para discernir la diferencia entre la información correcta y las historias falsas en nuestra vida diaria.

La Mente divina, Dios, es el antídoto contra todo lo que es desemejante a ella en la consciencia humana. Un antídoto es una sustancia que neutraliza los efectos del veneno, o en este caso, de los pensamientos venenosos.

Nuestro Maestro, Cristo Jesús, siempre recurría a la Mente divina, la Verdad, en las situaciones humanas como antídoto contra toda falsedad mortal. Él estaba firmemente en comunión con Dios antes de encontrarse con una multitud de personas y la diversidad de pensamientos que le esperaban. Al permitir que el Espíritu indicara el camino, él discernía la tarea que debía realizar y prescribía el remedio espiritual, o la respuesta correctiva, a cualquier falsedad que se presentara como verdad. De esta manera, sanaba el pecado y la enfermedad, probando el poder de la Verdad sobre la fábula mortal que decía que la vida está en la materia, en vez de en el Espíritu.

Toda la humanidad tiene acceso hoy a ese mismo “poder del Espíritu”, y puede aprender acerca de él mediante la Ciencia Cristiana. Pero el prerrequisito para comprender esta Ciencia es utilizar el sentido espiritual que todos tenemos, el cual Ciencia y Salud define como “una capacidad consciente y constante de comprender a Dios” (pág. 209).

A medida que utilizamos este sentido espiritual, percibimos una mayor coincidencia de lo humano y lo divino; es decir, experimentamos que los conceptos errados humanos ceden a la realidad divina. Jesús demostró que podemos esperar constantemente ver cómo el Ser Divino ilumina y transforma la consciencia y las situaciones humanas. Mientras oramos y estamos atentos para escuchar pensamientos divinos, se vuelve más fácil distinguir qué emana, o deriva, de la Mente divina; y qué es meramente una sugestión de la supuesta mente mortal.

Cuando la autoridad divina permea nuestra oración y práctica diarias, podemos mantenernos mentalmente firmes, seguros del gobierno supremo de Dios, y de nuestra verdadera identidad como Su imagen, a pesar de las aparentes presiones de las creencias del mundo, que de otro modo harían temblar nuestras mismas amarras.

 El Cristo está siempre asegurando amorosamente a la consciencia humana que “la Verdad es siempre verídica, y no puede tolerar error alguno en la premisa o en la conclusión” (Ciencia y Salud, pág. 129). Cuando la luz de la Verdad dispersa la oscuridad —ya sea en la forma de una pretensión física, emocional o mental— se ve que esa oscuridad es irreal y carece de poder. Discernimos que en verdad la Mente divina es omnipotente, omnisciente y omnipresente— y que Dios nos hizo a cada uno de nosotros honrado, recto y sin la tendencia a ser engañoso y falaz.

Como Ciencia y Salud dice con tanta precisión: “Dios ha dotado al hombre con derechos inalienables, entre los cuales están el gobierno de sí mismo, la razón y la conciencia.  El hombre se gobierna a sí mismo debidamente sólo cuando es guiado correctamente y gobernado por su Hacedor, la Verdad y el Amor divinos” (pág. 106).

A medida que cedemos para gobernarnos “debidamente”, la Biblia nos asegura que “la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón” (Hebreos 4:12).

Esta verdad eterna nos da la claridad y la fortaleza para discernir y hacer lo que es espiritualmente real por ser nuestro derecho inalienable. Como seguidores de Cristo Jesús, es nuestro deber y privilegio discernir y tomar las armas mentales contra todo aquello que sea mentira, falso o fraudulento.

Aquello que no deriva de la fuente de toda creación, la Mente divina, en realidad carece de poder. Para quienes estén dispuestos a tomar el aventador en mano y separar el trigo de la cizaña, el antídoto divino está siempre presente.

Apareció primero el 14 de agosto de 2017 como original para la Web.
Publicado originalmente en el Christian Science Sentinel del 26 de junio de 2017.

Para explorar más contenido similar a este, lo invitamos a registrarse para recibir notificaciones semanales del Heraldo. Recibirá artículos, grabaciones de audio y anuncios directamente por WhatsApp o correo electrónico. 

Registrarse

Más en este número / octubre de 2017

La misión del Heraldo

 “... para proclamar la actividad y disponibilidad universales de la Verdad...”

                                                                                                          Mary Baker Eddy

Saber más acerca del Heraldo y su misión.