Hace más de dos años, la guardería infantil adonde asistía nuestra hija la mandó de regreso a casa porque tenía manchas en la piel. La condición muy pronto pareció intensificarse con síntomas que se han descrito como tiña o un tipo similar de infección de la piel. Mi esposa y yo temíamos que esa condición fuera contagiosa. Solicitamos el apoyo de un practicista de la Ciencia Cristiana para que manejara las creencias agresivas y tranquilizara nuestro pensamiento; además, mantuvimos a nuestra hija en casa y no la llevamos a la guardería.
Empezamos a orar con el concepto de las Escrituras que dice: “Toda la armadura de Dios” (Efesios 6:11). El practicista fue rápido en apoyarnos y afirmar la protección celestial de nuestra hija. En lugar de verla como un mortal indefenso en un ambiente que podía ponerla en contacto con alguna impureza, la verdad era que la salud y la armonía de la pequeña no eran el resultado de condiciones y variables mortales.
La raíz de esta pretensión era la creencia de que nuestra hija era un ser material y, como tal, estaba sujeto a leyes e itinerarios materiales. Pero el practicista nos aseguró que nuestra querida niña era inocente y “sin mancha e irreprensible”, como leemos en Segunda de Pedro 3:14. Elaborando a partir de este concepto de inocencia, el siguiente pasaje del libro de texto de la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras por Mary Baker Eddy, nos trajo consuelo: “Una idea espiritual no tiene un solo elemento de error, y esta verdad elimina debidamente todo lo que es nocivo. La nueva idea, concebida y nacida de la Verdad y el Amor, está vestida de blanco” (pág. 463). Estas palabras ratificaban que la existencia de nuestra hija estaba segura puesto que ella es una idea espiritual, una expresión directa de la Verdad y Amor puros.
El apoyo que recibimos del practicista nos dio la certeza de que la Palabra de Dios estaba realmente gobernando todo aspecto de la existencia de la niña. El practicista nos indicó el pasaje en Isaías que dice: “Me vistió con vestiduras de salvación, me rodeó de manto de justicia” (61:10). Nos señaló que la raíz de la palabra “justicia” puede significar “depurar”. Esto confirmó el hecho de que, por ser la imagen y semejanza de Dios, la naturaleza de nuestra hija no podía estar manchada, pues, ella está adornada con el “manto de justicia”, lo que quería decir que estaba limpia y resplandeciente. Nada podía opacar o ensuciar su habilidad para reflejar al Cristo, la Verdad.
Si bien nuestra hija respondió muy pronto a estas verdades y normalizó sus actividades, la apariencia física parecía persistir, y nosotros continuamos manteniéndola en casa y no la llevábamos a la guardería. Al término del fin de semana, mi esposa y yo comenzamos a sentirnos perturbados por lo que sabíamos que era verdad en la Ciencia Cristiana, y lo que otros podían percibir que era la condición de nuestra hija.
El practicista nos indicó que el pasaje correlativo de las Escrituras, que se lee todos los domingos en los servicios religiosos de la Ciencia Cristiana, revela la pureza del hombre por estar hecho a imagen de Dios y a Su semejanza (véase 1 Juan 3:1–3). Nosotros insistimos en la inocencia de nuestra hija, y encontramos consuelo al saber que su semblante siempre debe ser resplandeciente “de salud y felicidad” (Ciencia y Salud, pág. 442). La curación se produjo muy pronto después, y la pequeña regresó a la guardería en unos días.
La idea esencial que nos llevó del desafío al triunfo fue que la niña estaba “vestida de blanco”, como dice la Sra. Eddy. Nos aferramos a la verdad de que ella está y siempre estará, vestida en la pureza del Espíritu.
Para mi esposa y para mí, es innegable la conexión entre esta verdad acerca de la identidad espiritual de nuestra hija, y el significado espiritual de la novia del Cristo. En Apocalipsis 19 dice que la novia se viste “de lino fino, limpio y resplandeciente” (versículo 8), y la Sra. Eddy define novia en parte como “pureza e inocencia” (Ciencia y Salud, pág. 582). Razonamos que la pequeña refleja naturalmente pureza e inocencia porque es una idea de Dios.
Mi esposa y yo estamos eternamente agradecidos por la promesa de Dios de que a todas Sus ideas se les ha dado dominio. Estamos también agradecidos a todos los practicistas por su apoyo con la oración.
Evan MacDonald
Wildwood, Missouri, EE.UU.
Apareció primero el 31 de julio de 2017 como original para la Web.
Publicado originalmente en el Christian Science Sentinel del 3 de julio de 2017.
