El Heraldo forma parte de mi travesía, ¡es mi amigo! Un amigo que ha recorrido conmigo un largo camino, lleno de desafíos, pero también lleno de triunfos y mucho aprendizaje.
Crecí en una familia donde yo era la única Científica Cristiana, y de adolescente ir a la iglesia por mi cuenta no siempre era fácil. ¡No se imaginan lo que significaba para mí tener un Heraldo! Me hablaba directamente al corazón. Me brindaba tanta guía, tanta inspiración, ¡tantas curaciones! El Heraldo realmente siempre ha sido un gran amigo. De hecho, siempre será mi mejor amigo. Y ver a un buen e inapreciable amigo dar pasos de progreso ¡es simplemente maravilloso! El progreso de El Heraldo es también mi progreso, es el progreso de la Iglesia, del movimiento, de la humanidad. Después de todo, el progreso es la ley de Dios.
Hemos cosechado tantas bendiciones, tantos frutos, y continuaremos haciéndolo… con más artículos que eleven nuestro pensamiento; con contenido que responda específicamente a las necesidades de cada área única del movimiento, dirigiéndose directamente a los asuntos que necesitan sanar en cada una de ellas. Todos los cambios se reciben con mucho agrado, y cumplen la misión de El Heraldo de ¡proclamar la actividad y disponibilidad universales de la Verdad! Sé que estas mejoras se producen individual y colectivamente, como tú expresión del Amor divino. Muchas gracias a todos aquellos que están envueltos en este proceso.
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