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Original Web

Progreso espiritual y curación de sarampión

Del número de septiembre de 2017 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana

Apareció primero el 3 de julio de 2017 como original para la Web.
Publicado originalmente en el Christian Science Sentinel, del 15 de mayo de 2017. 


Mi progreso de los sentidos al Alma, ha sido una experiencia interesante, excitante y gratificante. De adolescente, solía tocar el piano en una Sociedad de la Ciencia Cristiana en Ohio, donde mi madre era Primera Lectora. Ahí fue cuando comenzó mi interés por la Ciencia Cristiana, aunque no la tomé muy en serio. Se podría decir que estuve “coqueteando” con la Ciencia Cristiana hasta que me casé y tuve hijos. 

Cuando nos mudamos de Ohio a California hace muchos años, mi marido no tenía trabajo y teníamos dos niños pequeños. Cuando nos instalamos en San Mateo, comencé a asistir a la Iglesia de Cristo, Científico, local, e inscribí a mis hijos en la Escuela Dominical. Una querida miembro de esta iglesia me ofreció su amistad y me ayudó a entender la importancia de la Lección Bíblica de la Ciencia Cristiana. Ella fue de gran ayuda cuando comencé a estudiar más la Ciencia Cristiana y a hacerla una prioridad en mi vida.

A lo largo de los años, mi familia y yo experimentamos muchas bendiciones a través de la aplicación de la Ciencia Cristiana por medio de la oración. El nacimiento de nuestro tercer hijo fue natural y armonioso, todo un contraste con el nacimiento de mis otros hijos. También tuve curaciones de una grave herida de cuchillo en la mano, de resfriados y gripe, estuve protegida de sufrir accidentes, y fui liberada de la aflicción cuando mi marido falleció.

Una de las curaciones más memorables fue cuando mi hijo menor, que estaba en la escuela primaria, tuvo sarampión. A pesar de que yo recién había tomado instrucción de Clase Primaria de la Ciencia Cristiana, y había estado orando para ver a mi hijo como el hijo espiritual y completo de Dios, estaba abrumada por el temor.

Llamé a mi maestro de la Ciencia Cristiana para que me ayudara. Él me recordó que, como escribió Mary Baker Eddy en Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, “El temor jamás detuvo el ser y su acción” (pág. 151), y que el temor no podía impedir la curación. Esto fue muy reconfortante para mí, y me tranquilicé. También me sugirió permanecer en silencio y no molestar a mi hijo mientras dormía, y que pensara en estas palabras del Himno 412 del Himnario de la Ciencia Cristiana: “El Cristo rasga del error el velo” (Rosa M. Turner, Nº 412, traducción español© CSBD).Cuando me levanté y fui a ver a mi hijo unos veinte minutos más tarde, no había ninguna marca en su cuerpo. Con lágrimas de gratitud, di gracias a Dios y luego llamé a mi maestro para darle las gracias a él también.

Mi gratitud rebosa por La Iglesia Madre y todos los medios que tenemos para el estudio espiritual y para compartirlo con los demás: los servicios religiosos  en línea, las conferencias, las publicaciones periódicas, los practicistas y maestros de la Ciencia Cristiana, la Escuela Dominical, las Salas de Lectura. De hecho, hace muchos años, tuve el deseo de unirme a La Iglesia Madre lo que me ayudó a superar el hábito de fumar y beber socialmente. Nunca olvidaré el día en que llegó mi carta de aceptación como miembro de La Iglesia Madre. El mundo entero parecía mucho más brillante y hermoso. Fue una de las mejores cosas que he hecho.

Por último, pero no menos importante, está mi infinita gratitud a Dios, a Cristo Jesús y a Mary Baker Eddy. Verdaderamente, la Ciencia Cristiana es la luz del mundo, nuestro Consolador.

Jean Stefan
San Mateo, California, EE.UU.

Apareció primero el 3 de julio de 2017 como original para la Web.
Publicado originalmente en el Christian Science Sentinel, del 15 de mayo de 2017. 

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