A veces, el terreno económico bajo nuestros pies puede parecerse mucho al movimiento de la tierra cuando se ajusta. Circunstancias como estas a menudo impulsan a la gente a buscar estabilidad financiera, pero la verdadera estabilidad –esa estabilidad que no tiende a tener las subidas y bajadas de la volatilidad económica– tiene un fundamento permanente y estable. Mi estudio y práctica de la Ciencia Cristiana me han demostrado que la verdadera estabilidad está basada en Dios, el bien. Se apoya en Dios y en Su constante gobierno de toda actividad. El sentido espiritual de la verdadera estabilidad, nos brinda un fundamento espiritual que nos ayuda a confiar en Dios, el Principio divino, cuando enfrentamos una conmoción económica, y nos demuestra que Él lo gobierna todo.
Hace muchos años, nuestra familia estuvo muy interesada en invertir en bienes raíces. Había analizado y seguido activamente el mercado durante unos cinco años, pero no había comprado una nueva propiedad. Mayormente, era el temor lo que nos impedía hacerlo, y la sensación de que no sabíamos lo suficiente sobre este tipo de inversiones. Ocurrió que un día, después de orar mucho a fin de comprender a Dios y discernir Su guía, sentimos la confianza de empezar a comprar. Demostró ser el momento perfecto. De pronto, muchas casas en el vecindario que estábamos analizando salieron a la venta, y pudimos comprarlas. Sin embargo, en cada compra tuvimos que enfrentar el temor y la ansiedad, orando para permitir que Dios nos indicara el camino, sabiendo que Él está dispuesto y es capaz de guiar y gobernar a Sus amados hijos, incluso en tiempos volátiles. Estas inversiones probaron ser justo lo que se necesitaba en nuestra cartera de inversiones, y ha bendecido a muchas familias a lo largo de los años.
La oración que nos coloca firmemente sobre el cimiento espiritual del control y el gobierno divino de Dios, saca a la luz la estabilidad y la plenitud del bien espiritual en nuestra experiencia. La presencia y el poder de Dios, junto con Su disposición y Su habilidad para gobernar todo, dirige nuestros pensamientos hacia una confianza más elevada de lo que promete la materia, y hacia el poder gobernante y siempre confiable de Dios, la Mente infinita. Dios es todopoderoso y por siempre presente, dispuesto y capaz de bendecir a Su creación –a ti y a mí– y Él produce todo el bien. Este entendimiento espiritual nos ayuda a elevarnos por encima de la volatilidad económica, los temores y ansiedades, para confiar plenamente en Él: “Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros” (1 Pedro 5:7).
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