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Original Web

Dios suplió las necesidades de mi familia

Del número de septiembre de 2019 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana

Apareció primero el 2 de julio de 2019 como original para la Web.


Me casé con una mujer que tenía hijos de un matrimonio anterior. En aquel momento era ingeniero de carreteras del estado, y el único apoyo financiero para la familia. Sin embargo, mi trabajo simplemente no proporcionaba suficientes ingresos para responder a los gastos.

Oré a Dios por la situación. También me di cuenta de que Él ya sabía de la necesidad y había provisto lo necesario para nuestra familia incluso antes de que pidiera Su ayuda. Como Cristo Jesús nos dice: “Vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis” (Mateo 6: 8). Sabía que lo que tenía que hacer era continuar orando, mantenerme tranquilo, ser paciente y comprender plenamente que, como Mary Baker Eddy escribió en Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, “El Amor divino siempre ha respondido y siempre responderá a toda necesidad humana” (pág. 494).

Poco después de comenzar a orar por esta situación, recibí una llamada telefónica de una persona que manejaba una agencia de empleos, y me dijo que un contratista local estaba buscando un ingeniero. Me comuniqué con esta persona, tuve una reunión, y me contrataron inmediatamente con un aumento de sueldo considerable. Permanecí en esta empresa durante treinta años y me retiré como vicepresidente. El nuevo sueldo fue más que suficiente para responder a los requisitos de mi familia. Estaba y estoy muy agradecido a Dios por satisfacer nuestras necesidades.

Supongo que se podría decir que esta oportunidad de empleo podría haber llegado sin orar, pero he descubierto que sin la oración, la preocupación, especialmente por que nos falte algo, puede ser un impedimento definitivo para el progreso y para encontrar las soluciones adecuadas. A través de mi estudio de la Ciencia Cristiana, comprendí que Dios creó al hombre a Su imagen y semejanza. Por lo tanto, nuestra verdadera identidad es espiritual, no material. Como hijos de Dios, somos completos; no nos falta absolutamente nada. Entonces, en la experiencia humana, lo que realmente necesitamos es una comprensión cada vez mayor de la realidad espiritual, de nuestra plenitud ya existente, que trae curación a todos los aspectos de nuestra vida, incluso el descubrimiento de soluciones prácticas para los problemas que enfrentamos.

Cuando empezamos a comprender mejor la bondad de Dios, la vemos expresada en nuestra vida diaria y no solo encontramos los recursos materiales que parecen faltar, sino que también experimentamos la salud, la armonía y el amor, con los que nuestro Padre-Madre Dios nos bendice a diario.

Nils Jensen
Fort Wayne, Indiana, EE.UU.

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