Me casé con una mujer que tenía hijos de un matrimonio anterior. En aquel momento era ingeniero de carreteras del estado, y el único apoyo financiero para la familia. Sin embargo, mi trabajo simplemente no proporcionaba suficientes ingresos para responder a los gastos.
Oré a Dios por la situación. También me di cuenta de que Él ya sabía de la necesidad y había provisto lo necesario para nuestra familia incluso antes de que pidiera Su ayuda. Como Cristo Jesús nos dice: “Vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis” (Mateo 6: 8). Sabía que lo que tenía que hacer era continuar orando, mantenerme tranquilo, ser paciente y comprender plenamente que, como Mary Baker Eddy escribió en Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, “El Amor divino siempre ha respondido y siempre responderá a toda necesidad humana” (pág. 494).
Poco después de comenzar a orar por esta situación, recibí una llamada telefónica de una persona que manejaba una agencia de empleos, y me dijo que un contratista local estaba buscando un ingeniero. Me comuniqué con esta persona, tuve una reunión, y me contrataron inmediatamente con un aumento de sueldo considerable. Permanecí en esta empresa durante treinta años y me retiré como vicepresidente. El nuevo sueldo fue más que suficiente para responder a los requisitos de mi familia. Estaba y estoy muy agradecido a Dios por satisfacer nuestras necesidades.
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