El verano pasado fui a los Estados Unidos para asistir a un campamento de verano para Científicos Cristianos. Mientras estaba allí, se me inflamó la garganta durante la noche, y realmente me dolía respirar.
Esto me preocupó un poco, pero seguí orando. Había tenido antes curaciones por medio de la oración, por lo que sabía que podía confiar en que la oración me ayudaría en este caso también. Por ejemplo, una vez tuve una curación después de cortarme la rodilla gravemente. También he leído sobre muchas curaciones en esta revista.
Cuando oro, hablo con Dios sinceramente acerca de aquello que me viene al pensamiento. También escucho las buenas ideas que vienen de Dios. En la noche, tuve la idea de visitar a alguien, así que, a la mañana siguiente, le conté a mi hermana lo que estaba pasando, y ella me sugirió que hablara con una mujer amorosa que era la mamá del campamento. Esta señora estaba allí para consolar y dar buenas ideas. Me habló un rato y me preguntó si quería visitar al practicista de la Ciencia Cristiana que estaba en el campamento y que podía ayudarme y orar por mí. Dije que sí, y el practicista y yo caminamos juntos por el sendero junto al lago para poder hablar sobre lo que me estaba molestando.
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