¿Te has encontrado alguna vez en una situación donde sentiste que te pusieron de lleno entre la espada y la pared y de la cual pensabas que no podrías escapar? En momentos como ese podemos estar atemorizados y abrumados. Sin embargo, la Biblia nos asegura que siempre hay una respuesta y nos recuerda con frecuencia que Dios cuida tiernamente de Su creación y que está siempre con nosotros pase lo que pase. Un hermoso ejemplo se encuentra en el libro de Isaías: “No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia” (41:10).
Hace varios años, me encontré atrapada en lo que parecía ser una situación muy difícil y sin salida. Mi ex˗marido y yo debíamos una cantidad sustancial de dinero y ninguno de los dos tenía los recursos a mano como para pagar la deuda. Y por alguna razón, no se estaba haciendo ningún intento por recuperar el dinero que él también adeudaba. Si bien esta era una responsabilidad conjunta, me pedían a mí que pagara todo lo que se debía. Esto era alarmante y parecía muy injusto.
Aparentemente, no tenía ninguna opción. Me amenazaron con quitarme mi negocio y mis bienes personales si no pagaba la deuda pendiente. Como resultado no podría ganar mi sustento como artista y enmarcadora de cuadros. No lograba ver cómo podría ser eso una respuesta eficaz a este problema. Si me confiscaban las herramientas de mi profesión y mis pinturas, ¿cómo iba a poder ganar el dinero para responder a mi obligación?
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