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Original Web

Para niños

Mi pulgar estaba perfecto

Del número de octubre de 2020 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana

Apareció primero el 3 de agosto de 2020 como original para la Web.


El año pasado fue mi primer verano en un campamento para Científicos Cristianos en Maine. Estaba disfrutando de todas las actividades y aprendiendo nuevas habilidades, como navegación y tiro con arco y flecha.

Un día, estábamos participando en un juego competitivo cuando una niña accidentalmente se topó con mi mano. Escuché un crujido fuerte y amenazante en mi pulgar. En el pasado, me había apretado ese dedo jugando al vóleibol y al baloncesto, pero esto fue mucho más serio. Cuando lo miré, vi que estaba torcido e hinchado. Me dolía y temí habérmelo quebrado.

Les dije a mis consejeros lo que había sucedido, y le pidieron a la enfermera de la Ciencia Cristiana que me vendara la mano. Lo primero que hizo fue preguntarme cuál himno del Himnario de la Ciencia Cristiana era mi favorito. Le dije que me encantaba el Himno 350, que tiene el estribillo “Todo está bien” (Mary Peters, adaptación).

Sacó un Himnario y me hizo buscar la página. Me preguntó por qué me gustaba tanto ese himno. Le dije que me asegura que todo estará bien, que todo está bien y que todo siempre ha estado bien. Esto se debe a que Dios nos ama y siempre cuida de nosotros.

Exploré el himno en busca de otro pasaje útil y vi una frase que no había notado antes: “Poderosa la mano que para protegernos se extiende” (según versión en inglés). ¡Era la idea más perfecta para esa situación! Me hizo pensar que la mano fuerte de Dios me protegía, en lugar de pensar en una mano rota. 

Seguí orando con las ideas sanadoras y reconfortantes de ese himno.

Al día siguiente, mi pulgar estaba nuevamente en su lugar, como si nunca hubiera pasado nada. ¡Ya no me dolía! Tuve un día bueno y normal e incluso esquié en el agua. Mi pulgar estaba perfecto.

La lección que aprendí de esta curación fue que a veces podemos ver algo (como la forma en que mi pulgar se veía después del accidente) que parece aterrador e impresionante. Pero en lugar de mirar eso, puedo pensar inmediatamente en lo que sé acerca de Dios. Cuando en este caso dejé que mis pensamientos descansaran en Dios, sentí Su presencia, y se produjo una rápida curación. Estoy muy agradecida.

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