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Original Web

Una casa de la que no nos pueden desalojar

Del número de octubre de 2020 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana

Apareció primero el 20 de julio de 2020 como original para la Web.


A veces nuestro día no resulta como esperábamos. Sin embargo, incluso en esos casos, es posible ver que el abundante cuidado de Dios está realmente a la mano.

En una época, mi familia vivía en un apartamento alquilado en una pequeña propiedad compuesta por varias viviendas, en la hermosa ciudad de Kuje en Abuja, Nigeria. Un día, mientras aún estaba en la oficina, recibí una llamada de mi esposa, quien dijo que inesperadamente nos habían pedido que desalojáramos nuestra casa debido a una orden judicial que habían entregado al edificio. La sentencia del tribunal evidentemente había concluido hacía unos meses, pero los inquilinos no habían sido notificados hasta el día del desalojo.

Sentí que había una gran conmoción y miedo en el sitio, pero me gusta la idea de la primera línea de este himno: “El hogar es la consciencia del bien” (Rosemary C. Cobham, alt., Christian Science Hymnal: Hymns 430–603, N° 497). Esta canción me hace comprender el grado ilimitado de consuelo y cuidado de Dios que podemos encontrar fácilmente donde estamos, cuando nuestra consciencia es receptiva a la bondad de Dios.

Me dijeron que la policía ya había empleado a los residentes locales de la aldea para ayudar a ejecutar la orden de sacar las pertenencias de los apartamentos. Sentí la presión adicional de que me interrumpieran en mi trabajo, ya que era un día muy ocupado y tenía una tarea sumamente urgente.

Hice una pausa para escuchar en busca de inspiración, y recurrí a la Lección Bíblica de esa semana del Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana. Siempre puedo aplicar estas lecciones a mis experiencias diarias.

Al leer este pasaje de la Biblia, “Vendrá el enemigo como río, mas el Espíritu del Señor levantará bandera contra él” (Isaías 59:19, KJV), me sacudí el temor que comenzaba a tener. Un pasaje de Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras por Mary Baker Eddy, que estaba en la misma sección de esa Lección en particular, agregó este mensaje tranquilizador: “No hay vana furia de la mente mortal —expresada en terremotos, vientos, olas, relámpagos, fuego, ferocidad bestial— y esta así llamada mente es destruida por sí misma” (pág. 293). Solo hay una Mente real, y es Dios, quien gobierna armoniosamente. Los pensamientos de caos o impotencia son eliminados cuando nos damos cuenta de que no tienen base en Dios, el bien.

Los pensamientos de caos o impotencia son eliminados cuando comprendemos que no tienen base en Dios, el bien.

Esto me trajo la calma que necesitaba para completar mis tareas y entregar las cosas adecuadamente a mi colega antes de salir del trabajo. Mientras conducía de regreso a casa durante la siguiente hora, las llamadas del trabajo cesaron inesperadamente, dejándome más tranquilo y libre.

Para cuando llegué a casa, la policía y el equipo encargado de cumplir con la orden habían terminado de trasladar nuestras pertenencias a la calle. Mi esposa y yo reconocimos que solo estaban haciendo su trabajo, y no los insultamos ni discutimos con ellos. Ciencia y Salud explica: “Este mundo material ya está convirtiéndose en la arena para las fuerzas en conflicto. De un lado habrá discordia y consternación; del otro lado habrá Ciencia y paz” (pág. 96). Decidimos apoyarnos en el lado del bien, afirmando el cuidado de Dios por Sus hijos y confiando en Su dirección.

Pudimos mudarnos temporalmente a la casa de un amigo y comenzamos a buscar inmediatamente un nuevo alojamiento, pero no teníamos dinero. (El alquiler que restaba del departamento anterior, así como el dinero que habíamos gastado reparando un piso contiguo más grande, al que habíamos planeado mudarnos cuando venciera nuestro contrato de arrendamiento, no habían sido reembolsados.)

La Lección Bíblica de esa semana aún era importante. En ella, leímos lo siguiente de Ciencia y Salud: “El sentido material no revela las realidades de la existencia; pero el sentido espiritual eleva la consciencia humana hasta la Verdad eterna” (pág. 95). La realidad es que ninguno de los hijos de Dios puede estar descuidado o no tener un lugar. La historia bíblica de Noé y el arca nos proporcionó una inspiración clara y tranquilizadora. Oramos con la idea espiritual del arca como el estado espiritual de seguridad de todos en Dios, la Verdad divina. No importa cómo parezca ser la situación, nuestro hogar espiritual permanece intacto. Orando de esta manera, nos esforzamos por encontrar nuestro sentido del hogar “sobre la roca” (véase Mateo 7:24, 25).

Cuatro días después del desalojo, nos mudamos a una hermosa casa en un bello vecindario, oportunidad que surgió porque los antiguos ocupantes se mudaron a otro país por trabajo. La nueva casa satisfizo todas nuestras necesidades: era segura, espaciosa y bien mantenida. Un miembro de la familia nos prestó el alquiler, que pudimos pagarle a fines de ese mes gracias a una sorpresiva bonificación de mi paquete de sueldo en el trabajo.

Estas lecciones y pruebas del cuidado de Dios continúan siendo una fuente de inspiración para mí, mi familia y nuestros amigos. Confío en que las evidencias y los testimonios del amor de Dios continuarán abundando cuando necesitemos un nuevo hogar o tengamos que renovar nuestro contrato de arrendamiento.

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