Estaba en un pequeño museo cuando tuve náuseas, me costaba respirar y sentí un dolor en el pecho. Podría haber sentido una urgencia si hubiera aceptado que mi estado era potencialmente mortal, pero sabía que podía considerar en silencio lo que la presencia de un Padre-Madre Dios amoroso significaba para mí, y que esto traería curación. Cuando mi esposo me llevó a casa, respondimos como yo más quería: sumergirnos en lo que habíamos estado aprendiendo sobre la Vida, Dios, y lo que somos por ser Su imagen y semejanza.
Una vez en casa, sentí que la situación parecía lo suficientemente grave como para llamar a una practicista de la Ciencia Cristiana para que me diera tratamiento. Me pareció útil que ella me dijera que la condición no era física, porque vivimos en Dios, que es Espíritu, y esto significa que nosotros mismos somos espirituales, no físicos. También me pareció muy útil que me dijera que la condición no tenía nombre. Dios, que es del todo bueno, no puede conocer nada aparte del bien, de modo que, en la realidad espiritual, la condición no tenía nombre alguno. A veces sentía la tentación de dar nombre a lo que estaba experimentando, pero comprendí que dar crédito a los síntomas sería totalmente contraproducente, pues abriría la puerta a todo tipo de sugestiones de que algo estaba mal conmigo y que sería necesario algún tipo de tratamiento médico para manejar el problema. Yo quería tener una curación completa a través de mi comunión con Dios. Quería saber lo que estaba bien conmigo: la verdad espiritual acerca de mí.
Durante esa llamada telefónica, la practicista también me recomendó orar con “la declaración científica del ser” de la página 468 del libro de texto de la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras por Mary Baker Eddy, y con la Lección-Sermón semanal del Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana, una guía de estudio compuesta de pasajes de la Biblia y de Ciencia y Salud. Las acertadas y seguras instrucciones de la practicista sirvieron para desviar mi atención de simplemente buscar alivio a tener una profunda curiosidad y aprecio por lo que estas referencias podían enseñarme: ideas poderosas para refutar las suposiciones erróneas acerca de la vida.
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