Era mi primer año en el internado, y también estaba jugando en un equipo de tenis por primera vez. Me sentía un poco abrumada por estar lejos de casa, tener que hacer nuevos amigos y practicar un nuevo deporte.
En el penúltimo día del campamento deportivo de pretemporada, estaba retrocediendo cuando perdí el equilibrio, caí hacia atrás y aterricé sobre mis muñecas. Pude levantarme y seguir corriendo por el resto de la práctica, pero a medida que avanzaba el día, era obvio que me había lesionado una muñeca. Me dolía bastante y no podía moverla mucho.
Las preocupaciones se fueron acumulando. Había progresado mucho cada día en mis habilidades en el tenis y quería seguir mejorando para mi equipo, pero tenía miedo de que, debido a esa lesión, no pudiera participar. Incluso me preocupaba que, si me quedaba fuera demasiado tiempo, perdería todo el progreso que había hecho. También tenía temor porque la escuela comenzaría en tan solo cuatro días, y ¿cómo podría escribir o aun hacer cosas simples como vestirme?
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