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Original Web

Gratitud antes, durante y después de un desafío

Del número de noviembre de 2020 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana

Apareció primero el 28 de noviembre de 2019 como original para la Web.


En este podcast del Christian Science Sentinel,Rita Polatin conversó con Melanie Wahlberg, practicista de la Ciencia Cristiana, acerca de cómo es posible expresar gratitud en momentos muy diferentes. Con un profundo conocimiento de la Biblia y los escritos de Mary Baker Eddy, Melanie responde preguntas y cuenta cómo podemos descubrir el poder sanador e inspirador de la gratitud. 

La siguiente es una transcripción revisada de esta conversación. Para escuchar el podcast, visita sentinel.christianscience.com/gratitude-before-during-and-after-a-challenge.

Melanie: Pienso que, especialmente en esta época del año, muchos de nosotros estamos pensando en la gratitud; tal vez incluso como algo que deberíamos sentir más a menudo para que las cosas en nuestra vida fueran mejor. Pero en el programa de hoy realmente me gustaría hablar sobre una percepción más plena del bien que Dios ya tiene aquí para nosotros: la realidad espiritual. Y cómo ver más de lo que Dios ve se manifiesta de forma práctica en vidas llenas de libertad y propósito, amor fraternal, pureza y alegría. La gratitud fluye naturalmente cuando comprendemos más acerca del Amor divino y de ser hijos de Dios.

Rita: Esa es una buena introducción a nuestra primera pregunta: “Me resulta difícil estar agradecida cuando estoy resentida por el problema, especialmente si hace mucho que lo tengo, o si guardo rencor hacia una o más personas envueltas en el asunto. ¿Tienes alguna sugerencia?”  

Por lo general, si siento resentimiento por algo o alguien, es porque pienso que mis oportunidades para el bien o para experimentarlo en cierto modo son limitadas. He descubierto que estar resentido, por lo general, significa sentirse inferior o impotente.

En el Nuevo Testamento, San Pablo habla acerca de la mente carnal (KJV), que es esa voz que no tiene ninguna mente o poder reales; son tan solo sugestiones de todo tipo de limitaciones que nos vienen al pensamiento. Hay un maravilloso versículo de la Biblia que me ha ayudado a no sentirme dominada por estas sugestiones; se encuentra en el Salmo 118, versículo 5: “En medio de mi angustia invoqué al Señor;
el Señor me respondió y me puso en un lugar espacioso” (LBLA). Me encanta esa imagen. Ese lugar espacioso es mental y espiritual y alivia el resentimiento que nos atormenta.

Cuando nos apartamos de esa voz solapada y viperina de la mente carnal para escuchar a la Mente divina, a Dios, obtenemos nuevos conceptos acerca de la libertad y las posibilidades. Espontáneamente nos sentimos agradecidos, en lugar de afanarnos por encontrar cosas por las que estar agradecidos. Entonces nuestro resentimiento por el problema o la persona disminuye, y encontramos cierto espacio mental para descubrir nuevas formas de seguir adelante.

Esta idea de un lugar espacioso es muy útil en muchas situaciones, pero quizás especialmente en problemas con la familia y el trabajo. Tenemos que resolverlos. Tenemos que encontrar paz mental. Y cuando estamos dispuestos a prestarle atención a Dios —a pedirle al Amor divino que nos dé una perspectiva más amplia, una que incluya progreso y bendiciones para todos— ya no nos sentimos resentidos. Se necesita humildad. Se requiere valor moral para orar de esa manera. Pero entonces pasamos de ser víctimas a ser sanadores, y podemos bendecir a los que nos rodean. 

Esto es muy útil. Y me encanta esa idea. Te da dominio sobre el problema. Eso nos lleva a la siguiente pregunta: “Estoy aprendiendo que la gratitud puede ser un aspecto natural de la existencia de una persona, así como la veneración y el respeto por la vida. No importa qué esté ocurriendo, qué puede ocurrir o qué ha ocurrido. Realmente veo esta atmósfera de luz y alegría a mi alrededor. ¿Cómo puedo orar de una manera más profunda y constante con esta comprensión nueva que revele que lo que sé es verdad, y es verdad para todos: salud y bienestar radiantes y eternos?”

Oh, realmente me gusta el tono de esta pregunta porque es expansiva. Es volverse receptivo a las posibilidades de poder bendecir a un círculo más amplio.

Hace unos años, un amigo compartió conmigo una idea importante que tiene que ver con la oración. Él me dijo: “Toma el mundo en tus brazos cada mañana y dile que no tenga miedo”. Me encanta eso. Pienso que a veces, cuando hemos sentido los efectos transformadores de la gratitud previamente, o tal vez en especial si nos enteramos o leemos acerca de la curación de otra persona que se produjo al sentirse agradecido, puede que pensemos “Muy bien, esta vez necesito hacer eso. Quizás tenga que expresar gratitud para que desaparezca mi problema”. Pero a fin de sentirnos sinceramente agradecidos, y permitir que ese sentimiento verdaderamente fluya de nuestro corazón, necesitamos estar más conscientes del bien que Dios tiene para nosotros ahora mismo. Esto no entraña voluntad propia. Es valorar a Dios.

Así que, a fin de bendecir e incluir a un círculo más amplio como nuestra familia, nuestra comunidad o incluso el mundo, nuestras oraciones pueden comenzar con hechos espirituales simples. Como afirma el libro del Génesis: “Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera” (1:31). Partir de ese punto de vista, el punto de vista de Dios perfecto y creación perfecta y completa, nos da una norma. Entonces si algo parece no estar de acuerdo con eso, como son las noticias perturbadoras o condiciones extremas del clima o una enfermedad, podemos cuestionar lo que estamos viendo y humildemente pedirle a Dios que nos muestre la verdad acerca de la situación. Esto realmente es muy útil para manejar nuestros propios temores. Entonces, es muy natural expandir nuestras oraciones a partir de allí.

Eso es muy reconfortante. ¿Puedes repetir esa parte del principio? 

Por supuesto. Toma el mundo en tus brazos cada mañana y dile que no tenga miedo 

Nuestra siguiente pregunta es: “¿Cómo puedo comprender que yo y los demás somos espirituales, y beneficiarme con este punto de vista, mientras continúo viéndolos con ojos materiales?”.

Esta pregunta es muy importante, porque expresar gratitud a menudo requiere del sentido espiritual, de ir más allá de lo que nuestros ojos y oídos nos dicen.

En el libro de texto sobre la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, la autora, Mary Baker Eddy, explica: “El sentido espiritual, contradiciendo los sentidos materiales, entraña intuición, esperanza, fe, comprensión, realización, realidad” (pág. 298). Verdaderamente me encanta esta lista ascendente de cualidades que nos llevan a ver las cosas como Dios las ve. La misma comienza con la intuición. Ya sea que alguien se identifique a sí mismo como creyente o no, todos hemos pasado por situaciones en las que nuestra intuición fue una guía mejor que los cinco sentidos materiales. Tú sabes, como cuando tu intuición te dice que tu amigo te va a decir la verdad acerca de algo, aunque podría ser más fácil mentir. Entonces estás viendo a tu amigo, aunque sea parcialmente, con el sentido espiritual, y valoras la cualidad divina de la honestidad y esperas verla en esa persona.

Así que la Sra. Eddy comienza con la intuición, y luego encuentro que a medida que cultivamos el sentido espiritual, la intuición crece y se transforma en esperanza y comprensión. No siempre necesitamos rechazar lo que nos dicen nuestros ojos y oídos, pero debemos verlo bajo la luz correcta. Tenemos que comprender qué es real y confiable y qué es una distracción, qué no es verdad. Y creo que el beneficio de este punto de vista es la claridad mental. Es ver más como Dios ve.

Esos dos últimos enlaces de la cadena que menciona Ciencia y Salud al describir el sentido espiritual son “la realización”, a la cual yo llamaría curación, y la “realidad”, que es el cielo, el cielo en la tierra. Es posible que aún veamos algo similar con nuestros ojos, pero tenemos un sentimiento completamente diferente y redimido acerca del mismo.

La siguiente pregunta va directo a la esencia del tema. Dice así: “¿Qué significa sentir gratitud durante y después de un desafío?”.

Aquí puedo dar un ejemplo. Justo después de que nació mi segunda hija, la partera me dijo que yo tenía un problema que hacía que fuera muy doloroso darle el pecho a la beba, y comencé a sentir ese dolor. Nuestra hija mayor todavía no había cumplido dos años, así que yo estaba cuidando de dos bebas. Es obvio que durante ese tiempo estaba orando para sanar. Tenía una buena comprensión y estaba aprendiendo cosas nuevas, pero no había progresado mucho físicamente. 

Un día, reuní toda mi energía para limpiar nuestro apartamento y preparar una cena especial para una pareja de amigos. Después de la cena, nosotros seis, mi esposo y yo más las dos niñas y la pareja, fuimos a un parque al otro lado de la calle. Y la estábamos pasando muy bien.

Mientras caminábamos, nuestros amigos anunciaron muy contentos que acababan de completar el trámite para adoptar a un bebé varón. ¡Nos sorprendió mucho! No teníamos idea de esto, ¡y estábamos encantados! Sentí que me embargaba una alegría pura. Y justo después, pensé: “Oh Melanie, tú no tienes tiempo de sentir alegría en este momento; estás orando para sanar”. ¡Me reí en voz alta cuando me di cuenta de lo que acababa de pensar! En realidad, nada podría haber sido más útil para mí que una alegría sincera que atravesara el desaliento y la duda que había estado sintiendo. Y esa alegría simplemente abrió la puerta hacia la gratitud.

Estar agradecida durante el desafío no quería decir que necesitaba estar agradecida por la molestia.

Me sentí agradecida porque un niño que necesitaba un hogar estaba por unirse a una pareja que yo sabía serían muy buenos padres. Agradecí por mis dos hijas y por nuestro apartamento seguro, aunque fuera muy modesto. Y me sentí diferente. Todavía no había cambiado nada físicamente, pero aquella noche di un paso de progreso. Mi vida parecía más plena y tener un propósito, en lugar de ser como una serie de momentos dolorosos de los cuales estaba tratando de protegerme. Y eso, para mí, es lo que significa sentir gratitud durante un desafío. Mi pensamiento estaba apartado de mí misma y de mis problemas y aferrado al bien que Dios estaba proveyendo a todo a mi alrededor.

Los ajustes físicos necesarios no se produjeron de la noche a la mañana, pero ya no era un inconveniente darle el pecho a la beba, y cuidar de las niñas se transformó en una alegría. Aún recuerdo la primera vez que le di el pecho a la pequeñita con total comodidad. Esa fue la ocasión para tener gratitud después del desafío, y resultó bastante fácil, y fluyó desde el fondo de mi corazón. El problema también desapareció por completo. Todo sanó y se restauró, y le di el pecho a mi hija normalmente durante el siguiente año.

 Quiero aclarar que estar agradecida durante el desafío no quería decir que necesitaba estar agradecida por la molestia. No quiero dar la impresión de que agradecía por haber tenido esa molestia y aprender algo de ella. Estaba agradecida por la amorosa respuesta de Dios. La Biblia dice: “Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones” (Salmos 46:1). Hoy en día, si pienso en aquellos primeros meses de mi segunda hija, no recuerdo ninguna molestia o frustración. Lo que recuerdo es ese alegre momento en el parque, la gratitud y los numerosos y sanadores momentos felices que siguieron y fueron una bendición para las dos.

La siguiente pregunta que recibimos dice así: “¿Cómo puedo lidiar con el dolor de la infidelidad y el divorcio después de orar con dedicación para mantener unido el matrimonio? ¿Qué puedo hacer para que se restauren la felicidad, la alegría y la armonía de una forma espiritual y adecuada sin buscar la gratificación humana?”.

En Ciencia y Salud hay un párrafo que habla específicamente sobre la felicidad. Recurro a él con frecuencia cuando las circunstancias parecen frustrantes; cuando oro y me esfuerzo por ser una buena persona pero realmente no siento ninguna alegría. La autora, Mary Baker Eddy, oró durante la infidelidad de su esposo y luego durante el divorcio. Y ella pudo escribir lo siguiente (aquí ella usa Alma como otro nombre para Dios): “El Alma tiene recursos infinitos con que bendecir a la humanidad, y la felicidad se lograría más fácilmente y estaría más segura en nuestro poder, si se buscara en el Alma. Sólo los goces más elevados pueden satisfacer los anhelos del hombre inmortal. No podemos circunscribir la felicidad a los límites del sentido personal. Los sentidos no confieren goces verdaderos” (págs. 60-61). Bueno, esa es una declaración bastante radical: que los sentidos no son los que nos brindan goces verdaderos. Esto nos lleva nuevamente al sentido espiritual, a orar y permitir que la intuición, la esperanza, la fe y la comprensión sean nuestra guía.

Sé por experiencia que no podemos sentirnos completamente felices en el presente si seguimos luchando con nuestra percepción del pasado. La oración y una nueva perspectiva son la única forma que conozco de sanar verdaderamente. Y quiero decir sanar verdaderamente; no tan solo manejar o ignorar, sino sanar el pasado.

La Ciencia Cristiana sana el pasado mostrándonos lo que realmente está sucediendo. Con esto me refiero a la realidad espiritual; aquello que no se puede percibir con los sentidos. Lo que realmente estaba sucediendo era que Dios estaba expresando Su bondad en Su creación. Así que, volviendo a la gratitud, yo no pienso que necesites sentirte agradecida por el matrimonio que tuviste. Es decir, por lo menos no comiences allí. Empieza con el Alma. Comienza permitiendo que Dios te cuente acerca del bien que hay en tu vida en este mismo momento; cosas como el sentido de propósito, la capacidad de manifestar bondad hacia los demás, el dominio que ya expresas. Por “dominio” me refiero a la capacidad que Dios nos ha dado de progresar, de aprender cosas nuevas y realizarlas con todo éxito. E incluso que tengas un sentimiento reconfortante y alegre respecto a las actividades que realizas.

A partir de ahí, es posible que recuerdes algunos momentos en que Dios te estuvo guiando activamente durante el matrimonio, y eso es algo por lo que puedes estar sinceramente agradecida. No es algo que tengas que hacer aparecer. La gratitud que simplemente fluye del corazón es esa felicidad que redime el pasado y el presente, y eso es realmente lo que estás buscando; lo que llena nuestros corazones y nuestros momentos con alegría, una callada alegría con la que nosotros realmente podemos contar. 

Aquí hay otra pregunta: “¿Cómo puedo sentirme agradecido cuando estoy desempleado y todos los demás van a trabajar y hablan de sus empleos? Agradezco que ellos tengan trabajo y un propósito, pero me siento excluido”.

Cuando he enfrentado una situación como esa, en la que necesito algo que todos los demás a mi alrededor encontraron sin esfuerzo, no siempre he podido sentir gratitud de inmediato y estar sinceramente agradecida por su buena fortuna. He tenido que apoyarme en Dios y en el Cristo para que mis ojos percibieran el bien que estaba a mi alrededor. Y puedo dar otro ejemplo aquí.

Llegó un momento en que nuestra familia de cinco ya no estaba cómoda en nuestro pequeño apartamento, y ¡yo no aguantaba más! Había establecido mentalmente un tiempo en el cual debíamos encontrar un lugar más grande donde vivir, pero no encontrábamos nada. Entonces unos amigos nuevos nos invitaron a su casa para festejar el Año Nuevo. Bueno, cuando entré en esta casa hermosamente decorada, mi primer sentimiento no fue de gratitud de que ellos tuvieran un hogar espacioso que respondía a sus necesidades. Tengo que admitir que realmente me sentí un poco celosa.

Así que aquella noche me mantuve callada por un tiempo. Pero recuerdo que miré a mi alrededor y vi a los niños jugar juntos y a los adultos conversando y riendo, y me di cuenta de que tenía que tomar una decisión. ¿Es que creía que Dios, el Principio divino del todo amoroso, bendecía a algunas personas e ignoraba a otras? Una cita de Ciencia y Salud abrió mi pensamiento; la misma dice: “El Amor es imparcial y universal en su adaptación y en sus concesiones. Es la fuente abierta que exclama: ‘A todos los sedientos: Venid a las aguas’” (pág. 13). Allí la palabra Amor está en mayúscula, y la autora está usando Amor para referirse al Amor divino, o Dios. Eso fue muy útil para mí. Tal vez aún no se había manifestado el lugar donde estaría nuestro próximo hogar, pero mis oportunidades para expresar alegría y propósito no eran limitadas. Simplemente necesitaba apoyarme más en ese sentido espiritual del que hablé antes para poder reconocer que, hablando espiritualmente, mi familia no estaba hacinada en un ambiente demasiado pequeño.

Mi esposo y yo queríamos servir a Dios. Queríamos ayudar a la humanidad y crecer espiritualmente. Y queríamos criar a nuestros pequeños para que hicieran lo mismo. De modo que nuestro apartamento era definitivamente muy chico en términos de metros cuadrados, pero nuestras vidas tenían un gran potencial. Pienso que en ese momento comencé a apreciar la generosidad de nuestra anfitriona, y realmente pasé una noche maravillosa. Ese cambio en el pensamiento ocurrió realmente rápido; mucho más que el tiempo que toma explicarlo.

Para cuando regresé a casa de la fiesta, mi perspectiva había cambiado. Nuestro apartamento me pareció realmente acogedor en vez de abarrotado. Y encontramos algunas formas de cambiar de lugar los muebles para que el espacio fuera mucho más funcional para nosotros.

Vivimos en aquel apartamento varios meses más antes de poder mudarnos. Y nunca volví a sentir esa frustración. Pienso que amé cada centímetro cuadrado de aquel apartamento, y me resultó más fácil sentirme feliz por mis amigos que tenían casas más grandes y estar agradecida por ellos. Logré un sentido mayor de la abundancia de Dios, y de que las bendiciones de mis amigos eran simplemente pruebas de esa abundancia. Así que yo le diría a la persona que envió la pregunta: no estás desamparado.

El hecho es que la curación aquí no consiste necesariamente en que obtengas un excelente trabajo nuevo, aunque ese sea probablemente el resultado. La verdadera curación aquí es encontrar satisfacción, propósito y provisión allí mismo donde estás. Este es un momento especial para que calladamente tengas comunión con Dios, para que ores por ti mismo y por todos aquellos que se sientan desempleados o mal remunerados. Y esto trae una perspectiva más precisa y brillante, entonces tu experiencia se pone en línea con esta forma de pensar, y comienzas a estar naturalmente agradecido. 

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