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Original Web

Encuentra trabajo con la guía de Dios

Del número de noviembre de 2020 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana

Apareció primero el 27 de julio de 2020 como original para la Web.


Hace años me encontré sin trabajo por primera vez. Era fotógrafa independiente y todas mis posibilidades laborales habituales se habían agotado. Todavía tenía algunos trabajos pequeños aquí y allá que me proporcionaban lo suficiente para pagar el alquiler y las cuentas, pero no quedaba mucho. Pensé en solicitar pagos a la asistencia social, pero sentí que era mejor orar primero respecto a mi próximo paso.

Llamé a una practicista de la Ciencia Cristiana para que orara conmigo, y ella me recordó que Dios siempre es nuestro verdadero empleador y que el Amor divino satisface todas nuestras necesidades. Sabía que los talentos que Dios nos da nunca podrían ser inútiles. Bajo Su ley de armonía la demanda siempre es satisfecha con la oferta, y viceversa. Poco después de esto, se me ocurrió la idea de que tal vez podría usar mis habilidades fotográficas de una manera algo diferente: podía trabajar para una revista o periódico como editora fotográfica. Esta nueva perspectiva laboral me entusiasmó. Esperaba aprender nuevas habilidades y poner en práctica los conocimientos de fotografía que tenía. El desafío era cómo entrar en una industria popular sin experiencia formal, sin contactos ni ofertas de trabajo.

Comencé haciendo una lista de las revistas y periódicos en los que sentía que me gustaría trabajar. Encontré información de contacto para la mayoría de ellos en línea y envié mi currículum y detalles. Llamé a varios de ellos y pedí hablar con el editor fotográfico; quería saber cómo había progresado en la industria, y ver si había algo que yo tenía que hacer para mejorar mis habilidades y calificaciones. Sin embargo, este esfuerzo no me llevó a ningún lado. Ellos estaban demasiado ocupados con sus fechas de entrega y sesiones de fotografía como para hablar conmigo. Parecía que había llegado a un callejón sin salida, y que encontrar trabajo como editor de fotos sería imposible. Después de algunas semanas sin que me contestaran mis correos electrónicos y llamadas telefónicas, decidí dejarlo todo en manos de Dios. ¡Continué orando, confiando en que Dios tenía un plan para mí y que sería bueno!

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