Me gustaría compartir una curación que tuve hace muchos años. Hace tiempo que debería haber dado este testimonio, pero espero que mi experiencia dé esperanza a cualquiera que esté lidiando con el contagio.
A mediados de la década de 1960, poco después de cumplir dieciocho años, yo era un nuevo recluta en la Marina de los Estados Unidos y asistía al entrenamiento básico en el Centro de Entrenamiento Naval de los Grandes Lagos en North Chicago, Illinois. Por primera vez en mi vida, estaba separado de mi familia y solo.
En nuestra sexta o séptima semana de un programa de entrenamiento de 12 semanas, algunos reclutas de mi compañía comenzaron a enfermarse. Al principio, solo había uno o dos casos, pero rápidamente se convirtieron en dos o tres por día. Estos hombres fueron trasladados al hospital de la base, donde los pusieron en cuarentena. Cuando se recuperaron por completo, no fueron devueltos a nuestra compañía, sino que los incorporaron a otra más nueva para recibir la instrucción que habían perdido mientras estaban enfermos. Esto agregó una o dos semanas adicionales a su tiempo de entrenamiento.
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