La Palabra de Dios y lo que significa es de incalculable importancia para aquellos que quisieran ser sanadores espirituales. ¿Qué es entonces la Palabra? Es la ley de Dios que viene a la consciencia, trayendo comprensión espiritual y revelando el poder sanador de la Verdad y el Amor divinos. Esto fue ejemplificado en la vida de Cristo Jesús, el que comprendió mejor la Palabra de Dios y, como resultado, sanaba. Y él nos prometió que la Palabra de Dios siempre estaría con nosotros. Ella le habla al corazón, al liberarnos de un sentido mortal de identidad con todos sus problemas y elevar nuestro pensamiento a la verdad de la existencia que es espiritual y pura.
Así que, ¿por qué es esto importante para nosotros? Porque comprender que nosotros también hablamos con el poder y la autoridad de Dios cuando expresamos Su verdad nos capacita para sanar como Jesús enseñó. Y porque reconocer esta autoridad y poder que Dios otorga es en sí mismo sanador.
Mary Baker Eddy escribe en Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras: “El Cristo es la verdadera idea que proclama el bien, el divino mensaje de Dios a los hombres que habla a la consciencia humana” (pág. 332). En cierto sentido, el Cristo es el mensaje y el Espíritu Santo o Espíritu divino, es el sistema de distribución; una “espada de dos filos” (Hebreos 4:12) con todo el poder del Amor infinito para sanar y bendecir. La autoridad de esta voz no puede ser silenciada, y el poder de su distribución no puede ser restringido o demorado. ¡Qué promesa guarda esto para la curación!
Hace unos años, lo entendí de una forma notable. A mi esposo lo habían operado para colocarle un implante de rodilla. Él esperaba que eso acabaría con el dolor que tenía, pero ya habían pasado 18 meses, todavía le dolía y se escuchaba un chasquido cuando caminaba. Se sentía decepcionado con el resultado y no estaba seguro de qué hacer.
Ya no estaba bajo atención médica y no tomaba ningún medicamento, así que le pregunté si quería que orara por él. Me dijo que sí. Aunque no estudia la Ciencia Cristiana, ha sido testigo de muchas curaciones que yo he tenido en esta Ciencia, y él mismo también había tenido algunas después de pedirme que orara por él, así que sabía que era eficaz.
Hablamos de que podíamos esperar sentir el efecto inmediato del tratamiento en la Ciencia Cristiana, ya que es inspirado por la Palabra de Dios. Y, como dice el versículo de la Biblia al que se hizo referencia en parte anteriormente: “Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón”.
Ya no lo veía como discapacitado; su integridad y perfección me fueron reveladas.
Mientras aún hablábamos, pude sentir como la magnitud del poder de la Palabra de Dios brotaba dentro de mí y llegaba por medio de Su Cristo para sanar, y estaba tangiblemente presente. Algo agitó mi pensamiento, y me di cuenta de que era a lo que la Biblia se refiere cuando el Espíritu Santo eleva, inspira y sana. En ese momento abrí Ciencia y Salud aleatoriamente y le leí cuatro o cinco páginas a mi esposo. Cuando cerré el libro, me dijo que el dolor había desaparecido, y simplemente nos quedamos expresando gratitud por la verdad que Dios nos había dado.
Al prepararme para ir a la cama aquella noche, todavía me sentía tan conmovida por el poder de la Palabra de Dios, que abrí The Message, por Eugene Peterson, la Biblia escrita en lenguaje contemporáneo, en el mismo pasaje de Hebreos. Y leí esta interpretación: “Su poderosa Palabra es como el afilado bisturí de un cirujano, que lo corta todo, ya sea duda o defensa, dejándonos abiertos para escuchar y obedecer”.
¡Me quedé estupefacta! Yo sabía que este mensaje era para mí y puso fin a cualquier duda que yo hubiera tenido de que la Ciencia Cristiana pudiera sanar a mi esposo. El poder de la Palabra de Dios había permeado de tal manera mi consciencia, que transformó mi opinión de mi marido. Ya no lo veía como discapacitado; su integridad y perfección me fueron reveladas. Se me llenaron los ojos de lágrimas de gratitud al atesorar este mensaje. Agradecí a Dios por esta verdad tan específica de la eficacia, exhaustividad e inmediatez de Su poder sanador en la Palabra.
No se dijo nada más acerca de la rodilla, pero unas semanas después mi esposo me dijo que no había vuelto a tener ningún dolor ni chasquido en la rodilla desde aquella noche. Una prueba mayor de que la curación era permanente se hizo evidente aquel verano, cuando mi esposo estuvo trabajando, cortando y empacando forraje con total libertad y energía en una granja cercana. La curación ha sido total en los varios años transcurridos desde entonces; como dijo recientemente mi esposo: “He estado libre para hacer las cosas que me gustan, como es el trabajo de granja y viajar con los miembros de mi club de maquetas de trenes, y estoy muy agradecido”.
La Sra. Eddy pregunta en uno de sus poemas al que se le ha puesto música en el Himnario de la Ciencia Cristiana: “¿A Cristo viste? ¿Su voz oíste? / ¿Sientes de la Palabra el poder? (Himno N° 298, según versión en inglés). Cuando abrimos nuestros corazones para recibir al Cristo sanador, hallamos que podemos responder con regocijo: ¡Sí!
