Vivo en una ciudad de los Estados Unidos cercana a la frontera mexicana, donde la inmigración hace mucho que es parte de la vida cotidiana de la comunidad. Me ha beneficiado la afluencia comercial como resultado del mercado internacional, y he disfrutado de la amistad de aquellos que han venido de otros países. Pero también me han entristecido las tragedias humanas que han ocurrido, los traficantes de drogas ilegales que vuelan a muy baja altura en aviones sin identificación, y la creciente tensión y división política que el tema de la inmigración ha provocado.
Este tema y otros problemas mundiales requieren oraciones que contribuyan al cambio. La Ciencia Cristiana explica que nuestra comprensión de lo que es verdad acerca de Dios y Su creación en el ámbito personal, también es cierto de Dios y Su creación a escala mundial. No es la magnitud del problema, sino la perspectiva acerca de Dios lo que produce el cambio.
Hasta hace poco, orar por la crisis inmigratoria me parecía muy complejo. Pero me di cuenta de la urgencia de la situación cuando la violencia le quitó la vida a gente inocente en El Paso, Texas, donde también tengo familia. Sabía que tenía que orar por la crisis, pero no sabía por dónde empezar. Si partía del problema, me sentiría perpetuamente abrumada. Pero si comenzaba con Dios, podía recibir el impulso que necesitaba.
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