Estaba en un campamento de verano, y por primera vez en mi vida, tuve la oportunidad de orar por mí mismo sin ayuda de nadie.
Una vez, desperté en medio de la noche y me quedé despierto durante alrededor de una hora porque no me sentía bien. Finalmente me dormí, pero luego me desperté otra vez sintiéndome más enfermo; como si fuera a vomitar.
Tenía miedo, porque unos días antes había comido una planta con sabor a menta que pensé que era comestible. Pero entonces un chico me dijo que él también había comido de esa planta y había estado enfermo varios días.
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