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Original Web

Para niños

Cómo oré durante mi partido de baloncesto

Del número de febrero de 2021 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana

Apareció primero el 30 de noviembre de 2020 como original para la Web.


Me encanta practicar deportes, especialmente baloncesto. Juego en la posición de base, y creo que el baloncesto es realmente muy divertido. Me enseña a formar parte de un equipo y cómo podemos apoyarnos mutuamente.

El año pasado, jugamos contra un equipo difícil, y durante la primera mitad estábamos perdiendo estrepitosamente. Así que, en el medio tiempo, sentí que necesitaba orar. Pedí permiso para ir al baño, donde podía estar tranquila, y oré. No recuerdo las palabras exactas que utilicé, pero sí recuerdo haber pensado en algunas cosas que había aprendido en la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana: que Dios estaba conmigo y con mis compañeras de equipo, que Él nos da a todos las cualidades que necesitamos para dar lo mejor de nosotros mismos, y que siempre podemos escuchar las ideas de Dios, que son siempre buenas. Sabía que no estábamos compitiendo para ser mejores o para conseguir una victoria; estábamos jugando porque nos encantaba el juego y estar juntas como equipo.

Uno de mis pasajes favoritos de Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras por Mary Baker Eddy describe lo que estaba sintiendo en ese momento: “Dios está en todas partes, y nada fuera de Él está presente ni tiene poder” (pág. 473). ¡Sabía que Él estaba en la cancha con nosotras y que la presencia de Dios, del Amor, era poderosa!

Después de eso, escuché el silbato para la segunda mitad, así que salí corriendo a la cancha sintiéndome realmente bendecida. Me di cuenta de que ya no estaba acalorada y cansada como durante la primera mitad. ¡Ahora me sentía llena de energía y feliz! Todas las integrantes del equipo empezamos a jugar lo mejor posible, y trabajamos juntas muy bien. Terminamos ganando, pero eso no fue tan importante como comprender que Dios siempre estuvo allí y que cuando la oración cambió mi forma de pensar acerca de las cosas, mi percepción sobre todo el juego cambió.

En la cancha, hay muchas voces de padres, entrenadores, compañeras de equipo y rivales. Algunas cosas que dicen son útiles y otras no. Mi experiencia al orar durante este juego me enseñó que, incluso cuando no estoy segura de a cuál de esas otras voces debo prestar atención, siempre puedo escuchar a Dios y confiar en Él.

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