Hoy en día, hay un montón de estaciones para desinfectarse las manos; pequeñas botellas o dispensadores de autoservicio de una sustancia limpiadora pegajosa. Mientras frotaba una porción abundante en mis manos el otro día, me vino la idea: “Un momentito. ¡Tal vez, además de aplicarme desinfectante de manos, debería aplicarme el 'desinfectante del pensamiento'!”.
Con esto quiero decir que me he dado cuenta de que cultivar pensamientos dañinos y negativos tiene un efecto perjudicial en nuestra experiencia. ¡Y que limpiarlos marca una gran diferencia! Por supuesto, tiene sentido común lavarnos las manos, y debemos hacerlo, pero también es importante reconocer que descontaminar el pensamiento es esencial para la salud y el bienestar. Lo que pensamos se manifiesta externamente en nuestra experiencia. Por ejemplo, si escucharas malas noticias, podrías tener una sensación de desasosiego en el estómago, mientras que, si alguien te dijera algo gracioso, no podrías evitar sonreír.
Una mentalidad que necesita ser purificada, tanto individualmente como en la sociedad en general, son las actitudes hostiles hacia los demás. La hostilidad tiene muchas formas, y a veces parece pasar casi desapercibida en nuestra experiencia.
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